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Gonzaga Castro Arboleda


Enviado por   •  7 de Agosto de 2014  •  Biografía  •  4.339 Palabras (18 Páginas)  •  411 Visitas

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Gonzaga Castro Arboleda

Debatida en todas las esferas de la sociedad y confundida, clasificada y catalogada en sus diferentes momentos desde el ámbito más estrecho del fetiche hasta adjudicarle el papel más amplio en la consolidación de democracias, la televisión y más aún la televisión educativa se mueve cada vez más en el contexto del desdibujamiento de la redefinición de sus categorías.

En este documento se intenta articular las categorías de Comunicación, Educación y Televisión en un contexto de reflexión que indaga sobre la importancia de la televisión en la educación y algunas formas dinámicas de su producción y uso.

Nota preliminar

En un momento en el que el desarrollo tecnológico está reorganizando todos los niveles de nuestra sociedad, los medios de comunicación se introducen en el espacio social como importantes fuentes de transmisión y generación de conocimientos estableciendo una serie de relaciones de tipo sentimental y emocional con sus receptores.

Enmarcadas en este contexto las estrategias comunicativas se han fortalecido con el aporte de muchas disciplinas del saber y se han vuelto factores clave en el manejo del poder y el desarrollo de la dinámica social; caso especial es el fenómeno televisivo (convertido en un espacio carente de una total reflexión) y sus implicaciones en los procesos culturales de nuestras comunidades, en el cual es tan notoria la ausencia de participación de la sociedad civíl en la definición de los lineamientos orientadores de sus procesos, como nula ha sido la lucha de la institución educativa por lograr capacidad de decisión en el “uso” que debe darse a la televisión, en la definición de su programación y su participación democrática en este espacio.

Por lo anterior se ha considerado importante realizar el presente trabajo en el marco de las siguientes categorías:

La Comunicación, asumida como una red (acción-interacción-interrelación)que atraviesa toda la estructura social en la cual entran en juego una serie de prácticas relacionadas con diferentes campos de la acción social como la salud, la educación, los asentamientos humanos , la industrialización, la modernización, etc.

De esta manera puede ser definida entonces como aquella dinámica que pone en evidencia indicios para hacer que otros entiendan y participen en procesos de construcción de mensajes, significaciones y resignificaciones, donde lo importante es la pertinencia de los signos que el emisor retoma para producir el mensaje y el uso que el receptor haga de ellos. En esta puesta en común se manifiestan los modos de transformación social y se expresan las formas de valoración de una sociedad.

Lamentablemente la aplicación dada actualmente al término es equívoca pues se emplea para definir diversas prácticas en política, publicidad, servicios de información, relaciones públicas, telecomunicaciones, ingeniería de sistemas, sin tener en cuenta que la comunicación , mucho más que referente de meros fenómenos tecnológicos, es una dinámica de interacción que entrecruza todos los procesos estructurales de una sociedad.

La Educación , que asume los procesos de aprendizaje, formación y desarrollo humano de un grupo social dentro de un concepto de calidad para lograr su fin último: la formación para la vida. Así una sociedad sabe a que se refiere cuando habla de educación y lo que se espera de ella en su propósito social.

Variando su modelo según la época, le corresponde a la educación la obligación de formar un individuo con capacidad de apropiar los problemas que se le presenten, analizarlos, gestionarlos y participar en su solución en un momento histórico determinado.

La Televisión, como uno de los medios tradicionales de comunicación y que ha sido considerada como un medio alternativa que permite generar propuestas de mejoramiento de la calidad de la educación, aunque en últimas no haya cumplido eficientemente con este propósito. (1)

Si bien a la televisión se le ha asignado una función autónoma, es decir que automáticamente puede desarrollar procesos de educación y formación por el solo hecho de tener la posibilidad de presentar en pantalla escenarios más atractivos y vistosos que los que puede construír un maestro en el aula; esta idea ha tenido que ser revaluada en el sentido de comprender que la eficacia del uso de un medio de comunicación(como la televisión) en la educación, tiene que ver más que con una imagen con la generación de verdaderos procesos de comunicación que fluídamente se enriquezcan al interior de las instituciones, que posibiliten la participación del receptor en su construcción y promuevan un “uso” didácticamente creativo del medio. En este sentido el investigador Daniel Prieto en un estudio realizado en México y relacionado con la aplicación de estas tecnologías en la educación señala:

“La estrategia de uso de medios no sirvió para generar procesos de comunicación en los centros donde fue implementada; no sirvió para promover la participación de los propios docentes en la elaboración de sus mensajes y no sirvió, sobre todo, para que los estudiantes utilizarán creativamente los medios” (2).

1. La Televisión: expectativa educativa y cultural

Si por medio de la televisión es posible reproducir los modos de vida y las formas de pensar , representar e imaginar que tenemos como grupo, institución o sociedad, es claro que aquí encontramos significaciones para compartir: se puede legitimar cierta concepción de la realidad, ofrecer modelos de vida que permitan identificación social; proponer formas de percibir, construir y representar puntos comunes de referencia mediante una función cultural que se activa no por los contenidos sino por las formas de comunicar, por las voces y los estilos que representa. En este contexto la tecnología como tal adquiere valor pedagógico si se utiliza sobre la base del aprovechamiento de sus recursos comunicativos.

Al proponer modos de pensar y sentir orientados hacia la construcción de un modo de producción del saber social, es necesario que estas prácticas se conviertan en políticas institucionales de lo educativo, con capacidad de definir la función, el lugar y las posibilidades que la televisión debe atender en un proyecto pedagógico; bien diferente este panorama al presentado por la Comisión Nacional de Televisión en el cual se ha pretendido enmarcar una función cumplida por el Estado con relación a la televisión educativa:

”Los intentos por vincular Televisión y Educación han surgido más de las políticas gubernamentales que de las prácticas cotidianas y pedagógicas. Sin embargo, en dichas políticas ha primado, hasta ahora, la idea del cubrimiento poblacional y de la cantidad de información emitida, apoyado

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