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Gran Colisionador De Hadrones


Enviado por   •  19 de Marzo de 2013  •  1.168 Palabras (5 Páginas)  •  547 Visitas

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Las siglas LHC son con las que se conoce al Gran Colisionador de Hadrones (que en inglés significa Large Hadron Collider). Este Colisionador se ubica en el CERN, siglas que significan Organización Europea para la Investigación Nuclear (que en francés significa Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire), que se encuentra en la frontera franco-suiza.

Pero dejémonos de siglas y cosas tan específicas y sin necesidad de conocerse realmente. Vayamos al punto, ¿Qué es un acelerador de partículas y por qué debe ser tan grande este proyecto?

Aunque para definir todo esto debemos meternos con temas como los átomos y los niveles subatómicos, seré lo más claro posible para que entiendan.

Comencemos por lo básico, todos sabemos (o deberíamos saber) que un átomo es una partícula muy pequeña y que conforma toda la materia, cuyo núcleo está compuesto por protones (carga positiva) y neutrones (carga neutra), y rodeado por una nube de electrones (carga negativa).

Aunque desde miles de años (desde la época de Demócrito, 460 a.C.) se ha dicho que un átomo es una partícula indivisible y, de hecho, significa eso: indivisible, es erróneo afirmar esto, ya que se conocen partículas más pequeñas que el mismo átomo, como los hadrones (estos son los protones, los neutrones y a otras partículas gobernadas por determinadas fuerzas), igualmente, las anteriores partículas están compuestas por partículas más pequeñas llamadas quarks.

Y, con el tiempo, empezaron a definirse categorías de quarks: arriba, abajo, extraño, encanto, superior e inferior, y que a su vez se dividen en los colores rojo, verde y azul. Algo extraño esto último, ya que a tales tamaños no se puedan encontrar colores o alguna otra característica física identificable por los ojos humanos.

También surgieron los leptones, los muones, los gluones, los bosones, los lectones, los neutrinos. Y así seguiremos quién sabe hasta cuándo, yendo cada vez a niveles más pequeños y fundamentales de la materia.

Por esto es que Enrico Fermi, premio Nobel de Física de 1938 dijo una vez "Si pudiese recordar los nombres de todas esas partículas me habría dedicado a la botánica”.

Cuando estamos tratando con objetos tan diminutos y evanescentes como son las partículas que constituyen un átomo, de nada sirven ni los ojos ni el microscopio, ni siquiera el microscopio electrónico de barrido más potente del mundo.

En el mismo CERN, en 1970, se usaba una máquina para descubrir los misterios de estos pequeños mundos, esta máquina se llamaba La Cámara de Burbujas de Gargamel. Pero la forma más sencilla para presenciar la existencia de estas partículas es excitándolas, por periodos de tiempo de una fracción de segundo. Es algo así como si las hiciéramos gritar para poderlas ver.

Una manera muy particular para saberlo. Y la manera más sencilla de saber que está ahí estrellándolas contra un muro o contra otra partícula.

Algo parecido de lo que se hace en las pruebas en las que colisionan autos. Pero aquí los muñecos de pruebas serían los núcleos atómicos y la velocidad sería de apenas casi 300.000 Km/s, casi la velocidad de la luz.

Desde este punto no parece algo muy complicado de entender o hacer. Y de hecho, la mayoría de nosotros tenemos o tuvimos un acelerador de partículas en casa, me refiero a aquel televisor grande, que parecía una caja. Dentro de este televisor hay algo llamado tubo de rayos catódicos, lo que hace este tubo es tomar los electrones separados de los átomos y los empuja con campos electromagnéticos contra la pantalla para formar las imágenes.

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