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Historia Y Evolución De La Tabla Periódica.


Enviado por   •  22 de Enero de 2012  •  1.666 Palabras (7 Páginas)  •  1.769 Visitas

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El caballo y el asno.

Un hombre tenía un caballo y un asno.

Un día que ambos iban camino a la ciudad,

el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo:

- Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.

El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el asno

cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo.

Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo,

incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:

- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un

ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel

del asno encima! Cada vez que no tiendes tu mano para

ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide,

sin que lo notes en ese momento, en realidad te estás

perjudicando a ti mismo.

Los hijos del labrador

Esta fábula enseña a los niños el valor que tiene la

Solidaridad, es decir, cuando dos o más personas

Se unen y colaboran mutuamente para conseguir

Un fin común. La unión hace la fuerza.

Los dos hijos de un labrador vivían siempre discutiendo.

Se peleaban por cualquier motivo, como quién

Iba a manejar el arado, quién sembraría, y así como

Todo. Cada vez que había una riña, ellos dejaban de

Hablarse. La concordia parecía algo imposible entre

Los dos. Eran testarudos, orgullosos y para su padre

Le suponía una dificultad mejorar estos sentimientos.

Fue entonces que decidió darles una lección.

La Xtabay

Dice pues la leyenda que la mujer tabay es la mujer

hermosa, inmensamente bella que suele agradar al

viajero que por las noches se aventura en los caminos

del Mayab. Sentada al pie de la más frondosa ceiba de

l bosque, lo atraé con cánticos, con frases dulces de

amor, lo seduce, lo embruja y cruelmente lo destruye.

Los cuerpos destrozados de esos incautos enamorados

aparecen al día siguiente con las más horribles huellas

de rasguños, de mordidas y con el pecho abierto por uñas

como garras.

Muchos ladinos, gentes que desconocen el origen verdadero

de la mujer Xtabay, han dicho que es hija del Ceibam que

nace de sus torcidas y serpentinas raíces pero eso no es

verdad, la auténtica tradición maya dice que la mujer Xtabay

nace de una planta espinosa, punzadora y mala y si es que la

Xtabay aparece junto a las ceibas, es porque este árbol es

sagrado para los hijos de la tierra del faisán y del venado y

muchas veces en cobijo y sombra, se acogen bajo sus ramas,

confiados en la protección de tan bello y útil árbol.

Mito Del Conejo

Quetzalcóatl, el dios grande y bueno, se fue a

viajar una vez por el mundo en figura de hombre.

Como había caminado todo un día, a la caída de

la tarde se sintió fatigado y con hambre. Pero

todavía siguió caminando, caminando, hasta que

las estrellas comenzaron a brillar y la luna se asomó

a la ventana de los cielos. Entonces se sentó a la

orilla del camino, y estaba allí descansando, cuando

vio a un conejito que había salido a cenar.

-¿Qué estás comiendo?, - le preguntó.

-Estoy comiendo zacate. ¿Quieres un poco?

-Gracias, pero yo no como zacate.

-¿Qué vas a hacer entonces?

-Morirme tal vez de hambre y de sed.

El conejito se acercó a Quetzalcóatl y le dijo;

-Mira, yo no soy más que un conejito, pero si tienes

hambre, cómeme, estoy aquí.

Entonces el dios acarició al conejito y le dijo:

-Tú no serás más que un conejito, pero todo el mundo,

para siempre, se ha de acordar de ti.

Y lo levantó alto, muy alto, hasta la luna, donde quedó

estampada la figura del conejo.

Después el dios lo bajó a la tierra y le dijo:

-Ahí tienes tu retrato en luz, para todos los hombres y

para todos los tiempos.

El beso matutino

Después de un día agotador, la Luna descansa.

Ella es diferente, debería dormir de día y permanecer

despierta de noche pero sus horas de sueño siempre

han sufrido trastornos. Caso curioso, hoy, ella duerme

profundamente. Se siente segura, cálida, protegida.

El Sol ha decidido regresar para velar sus sueños.

Está de más decir que ella descansa en sus brazos.

El Sol la mira, aspira su aroma cerrando los ojos,

le besa la frente, cierra los ojos para no abrirlos durante

la noche y cae rendido también. En las horas de sueño

ella cambia de posición, recuesta su cabeza sobre el

pecho de él, le da la espalda y él la abraza, después

cambian posiciones y ella es la que termina abrazándole

la espalda; todo esto mientras disfrutan de un sueño

profundo, no se dan cuenta de sus actos, no se dan

cuenta de cómo se buscan aún estando dormidos.

Pasan las horas.

La Luna despierta antes, abre sus ojos,

ve al Sol a su lado, sonríe, no quiere despertarlo, le da

un beso en el pecho y vuelve a acurrucarse en su pecho

y a cerrar los ojos. El Sol no la siente, ella queda dormida.

Una hora después, el Sol abre sus ojos, ve a la Luna iluminada

por él. La observa por un rato, suspira, acerca su rostro al de ella,

le roza los labios que se quedan pegados unos segundos por la

resequedad de la noche. La Luna lo

...

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