Huella Ecológica Y Sustentabilidad
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Teoría y Praxis
5 (2008: 137-144)
Resumen
Huellas ecológicas y sustentabilidad
en la costa norte de Jalisco, México
Rosa María Chávez-Dagostino / Juan Luis Cifuentes-Lemus
Edmundo Andrade-Romo / Rodrigo Espinoza-Sánchez*
Bryan H. Massam** / John Everitt***
Las zonas urbanas del mundo contribuyen en un alto grado a
la actual crisis ambiental debido a la gran cantidad de recursos
que demandan y de desechos que producen. Considerando ese
argumento, se esperaría que las zonas rurales tuvieran una menor
contribución a la huella ecológica (he), pero esto ha sido poco
estudiado. El propósito de esta investigación fue determinar y
comparar las he de las áreas rurales y urbanas de los municipios
ubicados en la región costera del norte de Jalisco: Puerto Vallarta,
Cabo Corrientes y Tomatlán, con objeto de establecer cómo
contribuyen a la deuda ecológica. Se incluyeron las huellas de los
habitantes de los tres municipios y las de turistas nacionales y
extranjeros que visitan la zona. Se reporta que las áreas rurales
y urbanas en la región viven por encima de la biocapacidad global
(en promedio de 2.51 ha/per cápita contra el 1.8 ha/per cápita
establecido), quizás debido a la influencia de las actividades turísticas
dominantes en el municipio de Puerto Vallarta. Ambas áreas
contribuyen a la deuda ecológica global, lo que implica para la
región una condición de no sustentabilidad.
Palabras
clave
Biocapacidad, deuda ecológica, huella ecológica, turismo,
*Centro Universitario de la Costa, Universidad de Guadalajara, campus Puerto Vallarta / rosac@
pv.udg.mx / jlcl04@yahoo.com.mx / edmundoa@pv.udg.mx / rodrigoe@pv.udg.mx
**Department of Geography, York University, Toronto, Canadá.
***Department of Geography, Brandon University, Brandon, Canadá.
Huellas ecológicas y
sustentabilidad en la costa
norte de Jalisco, México
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Introducción
La mitad de la población mundial vive en zonas urbanas y se calcula que para
el año 2025 esta cifra podría incrementarse hasta 75 %. Del actual consumo
humano de energía, 70 % lo hacen los habitantes de la ciudad y esto contribuye
aproximadamente a 75 % del grado de contaminación global. Los resultados
de estudios de huella ecológica (he) en el mundo han establecido que las ciudades
en su totalidad no son sustentables, pues para satisfacer sus necesidades
requieren cerca de mil veces la superficie que ocupan (Berg, 2007: 20), debido
entre otras cuestiones al rápido incremento en los flujos de materiales
y energía, de la cual muy poca es renovable.
En el mundo rural se produce la mayor parte de los bienes para los
habitantes de la ciudad pero, paradójicamente, sus residentes son los que
menor acceso tienen a estos recursos. Una forma de medir esta diferencia
es analizando la he, la cual permite estimar el consumo de recursos y los requerimientos
de asimilación del desperdicio de una población humana en
términos de área de terreno productivo correspondiente, como lo definieron
Wackernagel y Rees (1996: 9). México está considerado entre los países
de ingreso medio con una he promedio de 2.4 ha/per cápita, cifra muy por encima
del 1.8 calculado como la biocapacidad del mundo o “tierra” productiva por
persona, de acuerdo con el World Wildlife Fund (Loh y Wackernagel, 2004:
12). Por lo general, las áreas rurales son más pobres que las zonas urbanas, de
ahí que se esperaría que también tuvieran una he menor, como sucede con
los países menos desarrollados. Si las grandes ciudades “exportan he” (zonas
urbanas), entonces el mundo rural debe ser el importador de he con la finalidad
de mantener el sistema, aunque no sea una condición equitativa.
Con objeto de determinar los diferentes impactos ocasionados por el
consumo de recursos en la región, Everitt et al. (2005) elaboraron un trabajo
acerca de “huellas” en el área de Bahía de Banderas (en el cual se incluyó a
Puerto Vallarta). Estudiaron a diferentes grupos dentro de la ciudad, clasificados
por edad, género, educación; su condición de turistas (“snowbirds” y
visitantes nacionales) y de “personas excluidas” (la mayoría pobres que viven
en los alrededores de la ciudad). Se encontraron diferencias significativas en el
consumo: he más altas en hombres y grupos de edad media y las huellas más
bajas en las “personas excluidas”, mujeres y personas mayores.
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Chávez-Dagostino, Cifuentes-Lemus,
Andrade-Romo, Espinoza-Sánchez,
Massam y Everitt
Puerto Vallarta es un centro turístico con prestigio internacional que recibe
casi tres millones de visitantes al año (Secretaría de Turismo de Jalisco, 2006).
El turismo es una actividad que ha creado una nueva relación con los recursos
naturales y que incrementa su presión. Puerto Vallarta está considerado como
uno de los municipios con un nivel de exclusión social bajo (la cual incluye a
la pobreza) mientras que Cabo Corrientes está evaluado entre aquellos que
tienen los niveles más altos.
Metodología
Para el cálculo de la he individual de los habitantes de 25 localidades rurales
y urbanas1 en tres municipios de la costa norte de Jalisco (Cabo Corrientes,
Tomatlán y Puerto Vallarta) se utilizaron cuatro categorías de análisis: alimentación,
movilidad, vivienda, y bienes y servicios. La muestra se diseñó con
base en la coexistencia de tres grupos bien diferenciados: habitantes rurales,
habitantes urbanos y turistas. En cada caso se incluyeron individuos de edad igual
o mayor a 15 años (se asumió que las huellas de los más jóvenes están representadas
en las de los mayores). El tamaño de la muestra para cada municipio fue
de 60 –de los turistas fueron 30 individuos nacionales y 30 angloamericanos
(de Canadá y Estados Unidos)–. En total se encuestaron 270 individuos,
quienes contestaron 16 preguntas del cuestionario Footprint Quiz elaborado
por Redefining Progress (2002).
Los datos resultantes se analizaron en una matriz donde se asentaron
las sumas parciales de los rubros de vivienda, alimentos,
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