Huerto Vertical
Enviado por nalally • 12 de Noviembre de 2012 • 1.114 Palabras (5 Páginas) • 825 Visitas
Saber utilizar bien el elemento agua y tener buena disposición del mismo es fundamental para cultivar el huerto.
El agua disuelve las sustancias nutritivas presentes en la tierra facilitando su absorción por las raíces. Además permite y estimula la proliferación de microorganismos y de las micorrizas que se encargan de asimilar estos elementos químicos "brutos" y nutrir con ellos a las plantas. No obstante, para regar el huerto podemos utilizar distintas técnicas. De ellas elegiremos la más acorde con las características del huerto (bancales, surcos, macetas...).
1. Riego por goteo: Tiene dos posibilidades: el sistema interlínea y el de exudación. Esta forma de riego permite los mejores rendimientos con el mínimo de agua, al conseguir que cada planta tenga el grado de humedad óptimo en todo momento.
2. Riego por inundación: Se trata del sistema más tradicional y consiste en hacer circular el agua por los surcos. Ofrece el balance más desfavorable en el consumo de agua por hectárea ya que aporta grandes cantidades en un día, pero pueden permanecer sedientas durante largos periodos. Para evitar la evaporación del suelo tras el riego puede hacerse un acolchado de restos vegetales, paja o plástico sobre el surco. También se pueden plantar leguminosas como el trébol que crecen junto a las plantas cultivadas y evitan la radiación directa del sol sobre la tierra.
LABORES QUE AHORRAN AGUA
Se trata de hacer una escarda en las primeras etapas de crecimiento. Con esta acción se eliminan las hierbas adventicias en su primera fase de desarrollo y se rompe la capilaridad del suelo permitiendo mantener la humedad a nivel de las raíces durante más tiempo.
DOSIFICACIÓN Y PERIODICIDAD.
Se trata de un tema importante y complejo dada la gran variedad de plantas cultivadas en un huerto y sus características específicas en cada ciclo de desarrollo. Incluso las exigencias de agua varían de una variedad a otra dentro de la misma familia. Por ejemplo los tomates de ensalada requieren más riego que las variedades para conserva mientras que los de colgar hay que regarlos muy poco si queremos que nos duren hasta el invierno. Además, la periodicidad que dejamos pasar entre riegos está ligada al clima local. La norma fija es que los riegos más frecuentes se hacen cuanto más seca, calurosa o ventosa sea la época y más irregulares en tiempos o climas húmedos y lluviosos.
La estructura y textura del suelo también influye. Así en un suelo arcilloso tendremos que tener cuidado de no excedernos ya que tiende al encharcamiento y podría axfisiar las raíces. Por el contrario, un suelo arenoso o pedregoso se drena con facilidad y los aportes de agua serán más regulares. En cualquier caso la adición de materia orgánica al suelo mejora la retención de agua.
La densidad de la plantación es importante en el sentido de que si crecen muy juntas pueden necesitar más agua por metro cuadrado de suelo. En cambio lo compensa protegiendo el suelo de los rayos solares y evitando la evaporación, que al final se traduce en una reducción en la periodicidad del riego en relación a los suelos desnudos. Por otro lado, un exceso de riego perjudica porque drena nutrientes del suelo, favorece la aparición de enfermedades criptogámicas (hongos) y fuerza a las plantas a absorber más agua de la realmente necesaria para su correcto desarrollo. Al final esto desemboca en un crecimiento precoz pero que las vuelve más vulnerables ante enfermedades
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