INSTINTO - EL ORIGEN DE LAS ESPECIES

EL ORIGEN DE LAS ESPECIES – CAPITULO VIII

INSTINTO.

Los hábitos que vinculan fácilmente con otros hábitos, con ciertos periodos de tiempo y con los estados de tiempo y con los estados de cuerpo. Una vez adquiridos, suelen permanecer constantes durante toda la vida. Varios otros puntos de semejanza entre instintos y hábitos podrían señalarse.

Como cuando se repite un canto bien conocido, así en el instinto un acto sigue a otro con una especie de ritmo; si se interrumpe a una persona que está cantando o repitiendo algo de memoria, generalmente se ve obligada a retroceder para retomar el tren habitual de pensamiento.

Si suponemos que cualquier acción habitual se vuelve hereditaria y puede demostrarse que esto ocurre a veces entonces el parecido, entre lo que era originalmente un habito y un instinto, se vuelve tan estrecho que no se le puede distinguir. Pero sería un grave error suponer que el mayor número de instintos ha sido adquirido por hábito en una generación y luego trasmitido por herencia a las generaciones posteriores.

Solo puedo afirma que los instintos ciertamente varían: por ejemplo, el instinto migratorio, que varia tanto en extensión como dirección, y llega a perderse del todo.

Una vez adquirido el instinto, aunque hubiera sido llevado mucho menos lejos que en nuestra formica sanguínea británica, la cual, como hemos visto, recibe menos ayuda de sus esclavas que la misma especie en suiza, la selección natural podría aumentar y modificar el instinto, siempre suponiendo que cada modificación fuese útil a la especie, hasta que se formara una especie que dependieran tan abyectamente de sus esclavas como la formica rufescens.

Se ha observado que un obrero diestro, con medidas y herramientas convenientes, tendría mucha dificultad para hacer las celdillas de cera en la forma debida, como hace una multitud de abejas apiñadas, trabajando a oscuras en la colmena: creo que puede demostrarse que todo este hermoso trabajo surge naturalmente de unos cuantos instintos simples.

Como la selección natural solo obra acumulando leves modificaciones de estructura o instinto, cada una de ellas provechosa para el individuo bajo sus condiciones de vida. Se ha objetado a la anterior opinión del origen de los instintos que “las variaciones de estructura y las de instinto deben haber sido simultaneas y exactamente adaptadas una a otro, pues toda modificación del uno sin un cambio inmediato y correspondiente en la otra había sido fatal”.

No cabe duda de que muchos instintos de explicación muy difícil podrían oponerse a la teoría de la selección natural; casos en los que no sabemos como podría haberse originado un instinto; casos en los que no se sabe que existan grados intermedios; casos de instintos de importancia tan trivial que difícilmente podrían haber sido afectados por la selección natural.

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