IRAPAY

IRAPAY (“Lepidocaryum tenue”)

La Irapay es una pequeña palmera de unos 4 metros de altura. Su nombre científico es "Lepidocaryum tenue" y crece en la maleza formando grandes grupos de plantas o "manchales" también llamados "Irapayales".

La planta de irapay tiene varios tallos finos de color café y tiene de 10 a 15 hojas. La singularidad de irapay es que las hojas tienen la forma de la palma de una mano, pero con cuatro secciones (es por eso que se dice que tienen "hojas palmeadas").

Irapay produce espigas, en las que se encuentran pequeñas flores de color blanco amarillento.

Los frutos de Irapay alcanzan la madurez de marzo a abril y de septiembre a octubre, adquiriendo un color rojo anaranjado o amarillo-rojo. Cada fruta contiene una semilla.

La palma Irapay crece en bosques con suelos no inundables por largos períodos y / o en suelos arenosos o arcillosos, con buen drenaje.

Es una palma de sombra, no tolera la luz directa del sol y se extiende por las semillas y rizomas más conocidos como "máchiques".

La Irapay se distribuye en la región amazónica de Venezuela, Colombia, Brasil y Perú. En Perú se encuentra en las Regiones de Loreto, Ucayali y San Martín.

La Irapay es un recurso muy importante para la economía familiar de todas las comunidades de la selva amazónica peruana. Las mejores "criznejas" están tejidas con hojas de Irapay que luego se comercializan en la ciudad de Iquitos y en varias ciudades de la selva amazónica peruana. Se utilizan para cubrir los techos de la mayoría de las casas en las zonas rurales y urbanas marginales de la Amazonía.

Irapay también es importante desde un punto de vista natural. De hecho, el fruto de esta palma sirve como alimento para diferentes animales y pájaros que a su vez sirven como alimento para las personas. Además, al mismo tiempo, a través de los excrementos, esparcen las semillas por todo el bosque.

Hasta hace unos años, la mayoría de los extractores de hojas de Irapay cortaban todas las hojas de la planta, por lo que la planta no resistió ni murió.

Esto condujo a un grave problema ambiental, ya que se destruyeron grandes extensiones de "Irapayales". Por esta razón, el hábitat natural ha sufrido un empobrecimiento gradual, generando dificultades crecientes para muchos animales en el bosque.

Con la destrucción de los "Irapayales" también hubo un gran impacto negativo desde el punto de vista socioeconómico, ya que muchas familias que vivían con este recurso se encontraron incapaces de obtener los ingresos económicos que obtuvieron de la venta de las "crisnejas". De hecho, Irapay no se encuentra actualmente cerca de las comunidades que, por lo tanto, deben buscarse y transportarse desde muy lejos. Debido a esto, los productos derivados de ellos han experimentado un aumento en los precios que no es fácilmente compatible con los recursos económicos locales.

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