LA BIBLIA Y LA EVOLUCIÓN
Enviado por AndreaOstos • 12 de Febrero de 2013 • 2.161 Palabras (9 Páginas) • 695 Visitas
LA BIBLIA y la evolución:
¿son compatibles?
¿ES POSIBLE que Dios se valiera de la evolución para hacer al hombre a partir de los animales? ¿Dirigió Dios el desarrollo de las bacterias transformándolas en peces, y luego en reptiles y mamíferos, para que finalmente una especie de simios llegara a convertirse en seres humanos? Hay científicos y líderes religiosos que afirman creer tanto en la teoría de la evolución como en lo que enseña la Biblia, alegando que el relato bíblico de la creación es simbólico. Puede que usted mismo se pregunte si la teoría de que el ser humano ha evolucionado de los animales es compatible con la Palabra de Dios.
Dirigiéndose a griegos cultos, el apóstol Pablo dijo: “Dios [...] hizo de un solo hombre toda nación de hombres”
Saber de dónde venimos es fundamental para comprender quiénes somos, adónde vamos y cómo debemos vivir. Solo si conocemos el origen del hombre, podremos entender por qué ha permitido Dios el sufrimiento y qué tiene pensado para nuestro futuro. Si no estamos convencidos de que Dios es nuestro Creador, no podremos tener una buena relación con él. Por lo tanto, analicemos lo que la Biblia enseña sobre el origen, la condición actual y el futuro del ser humano. De ese modo comprobaremos si la Biblia y la teoría de la evolución pueden ser compatibles.
Cuando había un solo hombre
Los evolucionistas en general afirman que una población de animales se desarrolló gradualmente hasta formar una población de humanos, lo que contradice que en algún momento existiera un solo hombre. Por otro lado, la Biblia presenta un planteamiento muy distinto, pues afirma que nos originamos de un solo hombre, Adán. De hecho, habla de este primer hombre como un personaje histórico, e incluso menciona los nombres de su mujer y de algunos de sus hijos. Nos da detalles en cuanto a qué hizo, qué dijo, cuándo vivió y cuándo murió. Jesús nunca consideró este relato como un cuento para gente inculta. Es más, cuando en cierta ocasión se dirigió a instruidos líderes religiosos, les dijo: “¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra [...]?” (Mateo 19:3-5). A continuación, refiriéndose a Adán y Eva, Jesús citó las palabras de Génesis 2:24.
Lucas, un escritor bíblico e historiador riguroso, presentó a Adán como una persona tan real como Jesús mismo, pues trazó la genealogía de Cristo retrocediendo hasta aquel primer hombre (Lucas 3:23-38). Y fíjese en lo que el apóstol Pablo dijo al dirigirse a un auditorio que contaba con la presencia de filósofos educados en las prestigiosas escuelas griegas: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él [...] hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie de la tierra” (Hechos 17:24-26). Está claro que, según la Biblia, todos descendemos de “un solo hombre”. Entonces, ¿es compatible la evolución con lo que la Biblia enseña sobre el origen de la humanidad?
El hombre se aleja de la perfección
Según la Biblia, Jehová creó perfecto al primer hombre. Es imposible para Dios obrar de otro modo. El relato de la creación dice: “Dios procedió a crear al hombre a su imagen [...]. Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire!, era muy bueno” (Génesis 1:27, 31). ¿En qué sentido era Adán un hombre perfecto?
Mientras que la evolución presenta al hombre moderno como la versión mejorada de un animal, la Biblia lo presenta como la versión deteriorada de su antepasado perfecto
Era perfecto porque tenía libertad de decisión y podía imitar a plenitud las cualidades divinas. La Biblia afirma: “El Dios verdadero hizo a la humanidad recta, pero ellos mismos han buscado muchos planes” (Eclesiastés 7:29). En efecto, fue Adán quien optó por rebelarse contra Dios. Como resultado, perdió la perfección y privó de ella a sus descendientes. Esto explica la frustración que sentimos cuando queremos hacer las cosas bien y no lo logramos. Es tal como escribió el apóstol Pablo: “Lo que deseo, esto no lo practico; sino que lo que odio es lo que hago” (Romanos 7:15).
Según la Biblia, un hombre perfecto podría vivir para siempre en perfecta salud. Por lo que Dios le dijo a Adán, es obvio que este no habría muerto jamás si hubiera sido obediente (Génesis 2:16, 17; 3:22, 23). Además, Jehová no habría calificado de ‘muy buena’ la creación del hombre si este hubiera tenido la tendencia a enfermar o a rebelarse. La pérdida de la perfección explica por qué el cuerpo humano, aunque maravillosamente diseñado, es vulnerable a deformidades y enfermedades. Por lo tanto, la evolución es incompatible con la Biblia: mientras que la evolución presenta al hombre moderno como la versión mejorada de un animal, la Biblia lo presenta como la versión deteriorada de su antepasado perfecto.
La idea de que Dios se valiera de la evolución para hacer al hombre también es incompatible con lo que la Biblia dice sobre la personalidad de Dios. Si Dios hubiera controlado el proceso evolutivo, eso significaría que ha sido él quien ha conducido a la humanidad a su lamentable estado actual. Sin embargo, la Biblia describe así al Creador: “La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él. Ellos han obrado ruinosamente por su propia cuenta; no son hijos de él; el defecto es de ellos mismos” (Deuteronomio 32:4, 5). Por lo tanto, el sufrimiento que padece la humanidad no es el resultado de un proceso evolutivo dirigido por Dios. Más bien, es la consecuencia de que un hombre se rebelara contra Dios y así perdiera la perfección, con lo que también privó de ella a sus descendientes. Pues bien, hasta aquí hemos hablado de Adán; hablemos ahora de Jesús. ¿Es compatible la evolución con lo que la Biblia dice de Jesucristo?
¿Cristiano y evolucionista a la vez?
“Cristo murió por nuestros pecados.” Seguro que usted sabe que esta es una doctrina básica del cristianismo (1 Corintios 15:3; 1 Pedro 3:18). Para que podamos entender por qué la evolución es incompatible con esta doctrina, primero necesitamos comprender por qué la Biblia dice que somos pecadores y qué efecto tiene el pecado en nosotros.
Todos somos pecadores en el sentido de que no podemos imitar a la perfección las gloriosas cualidades de Dios, como el amor y la justicia. Con razón la Biblia afirma: “Todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Las Escrituras enseñan que el pecado es la causa de la muerte. “El aguijón que produce
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