LA CIENCIA DE MARIO BUNGE
Enviado por rafaelabragayrac • 1 de Julio de 2014 • 1.262 Palabras (6 Páginas) • 462 Visitas
LA CIENCIA DE LO COTIDIANO(*)
María del Mar Aragón Méndez
Profesora de Física y Química
IES Drago. Cádiz
e-mail: mmaragon@hotmail.com
(*)Texto escrito de la comunicación presentada por la autora en el III Encuentro de Profesores de Ciencias
celebrado en Cádiz en mayo de 2003 y dedicado a “La Ciencia y la vida cotidiana”.
RESUMEN
En el presente trabajo se analiza la importancia de lo cotidiano en las clases de ciencias respecto
a la mejora de las actitudes de los alumnos hacia las ciencias y respecto a un aprendizaje
significativo de las ciencias. Se proponen además recursos y actividades destinadas a estos fines.
Palabras clave: enseñanza de las ciencias, vida cotidiana, actitudes, recursos,
actividades.
INTRODUCCIÓN
La ciencia tiene sus orígenes en la curiosidad del hombre ante lo que lo rodea, en su
necesidad por encontrar una explicación racional a los fenómenos que observa. Esta
curiosidad ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia y se repite en cada
uno de nosotros desde nuestra infancia. Los niños preguntan continuamente el por
qué de las cosas. En su mente se van generando ideas que intentan explicar el mundo
que nos rodea. A través de las observaciones, de las informaciones recibidas y de las
explicaciones elaboradas el alumno construye su propio conocimiento (Pozo, 1996).
Por otra parte, esa misma curiosidad provoca que la actitud de niños y jóvenes hacia
cuestiones, hoy en día cotidianas, relativas a la ciencia sea en principio favorable.
Cualquier niño se muestra entusiasmado ante la idea de mirar las estrellas a través de
un telescopio, de hacer una excursión con una brújula o unos prismáticos para
observar los animales, de utilizar un cronómetro, o de realizar cualquier experiencia.
No obstante, cuando el conocimiento académico en ciencias del alumno comienza a
desarrollarse, aparecen diversas contradicciones. Por un lado el conocimiento
académico impartido se encuentra habitualmente alejado de lo cotidiano (Rivera,
1996), con lo que la escuela no da respuesta a las cuestiones que habían incitado la
curiosidad inicial. Por otro, la actitud favorable por parte de los alumnos hacia las
ciencias no se mantiene a lo largo de la enseñanza, es más, decrece, influyendo de
forma negativa en el aprendizaje de las ciencias (Pozo, 1998). Estamos contemplando
cómo cada vez son menos los alumnos que eligen las materias de ciencias al final de
la Secundaria Obligatoria, durante el Bachillerato y cómo el número de alumnos
Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las Ciencias (2004), Vol. 1, Nº 2, pp. 109-121 ISSN 1697-011X
Experiencias, recursos y otros trabajos 110
universitarios matriculados en las carreras de ciencias disminuye paulatinamente. Sin
duda, el cambio de actitud hacia las ciencias está relacionado con el alejamiento entre
lo académico y lo cotidiano y, aunque este no sea el único factor que lo provoca,
podemos afirmar que es una de las causas determinantes.
Centrándonos en el caso de la química, vemos por ejemplo cómo en muchos casos se
dedica una gran cantidad de tiempo a formular y nombrar compuestos químicos que
son completamente ajenos a los alumnos, ya que, aunque muchos sean frecuentes, no
se suele hacer alusión a su presencia en la vida cotidiana. Lo mismo podríamos decir
sobre el estudio de las disoluciones, de las reacciones químicas o de otros muchos
contenidos del currículo. La química se convierte así para muchos alumnos en una
materia completamente alejada de la realidad (Llorens, 1991). No solo se pierde el
interés por la ciencia, sino que además se adquiere una imagen distorsionada de ella.
Además, no debemos olvidar que la química se caracteriza por interpretar la
naturaleza no observable de la materia. Relacionar la estructura no observable con las
propiedades observables de la materia es una de las grandes dificultades del
aprendizaje de la química (Gómez Crespo, 1996), dificultad que aumenta cuando lo
observable no se encuentra en el ámbito de lo cotidiano para el alumno. Cuando lo
que enseñamos está muy alejado de las expectativas de los alumnos, éstos tendrán la
impresión de no aprender. Por otra parte si lo que se aprende no es útil, carece de
sentido y se olvida fácilmente. Todos los modelos actuales para la enseñanza de la
ciencia están de acuerdo en que una de las características que definen
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