LA CIENCIA DEL ESTRÉS

En el documental “La ciencia del estrés” se trata un tema que nos influye a todos, en mayor o menor medida. El estrés, actualmente, nos afecta provocándonos insomnio, llenando nuestra mente de problemas e inquietudes y amenazando el equilibrio de nuestro organismo; aunque no siempre fue así, ya que hace décadas, su finalidad era la supervivencia del propio mamífero ante situaciones de riesgo y/o peligro. Robert Sapolsky, profesor en la universidad de Stanford, investigó a lo largo de muchas décadas el estrés en una colonia de babuinos de la reserva de Masai, en Kenia (África oriental). En concreto, cómo el nivel de estrés de los babuinos tiene que ver con el lugar que ocupan en su grupo; cuanto más dominante es un babuino, menos estrés tiene, y cuanto más sometido, sufre más estrés. Además, el estrés que sufren se lo provocan ellos mismos por su difícil convivencia, por lo que se podría equiparar al estrés occidental que los seres humanos padecemos. En su investigación, midió el nivel de hormonas de los babuinos que responden al estrés, la adrenalina y el cortisol que segregan en la glándula suprarrenal y que son las responsables de la respuesta del estrés. En situaciones como la caza, donde se produce una situación de tensión, se necesita toda la presión sanguínea para producir energía, por lo que se corta el suministro del resto de funciones que el organismo puede considerar “innecesarias” en ese crítico momento; cuando la sensación de peligro desaparece, la respuesta al estrés se desactiva. En los seres humanos, todo este proceso funciona de diferente manera, ya que los seres humanos no sabemos cómo desactivar dicha respuesta, provocando un aumento de hormonas que nos perjudica.

Paralelamente a este estudio, Michael Marmot realizó un estudio donde investigaba a algunos funcionarios. En dicho estudio, se demostró que los funcionarios que se hallaban en las escalas más bajas tenían una tasa de mortalidad tres veces mayor que los que se hallaban en escalas más altas.

Por otro lado, Carol Shively, estudió las arterias de los macacos en una colonia de cautiverio en Carolina del norte. Al igual que los babuinos y los funcionarios, estos primates se organizan en jerarquías bien diferenciadas y se provocan estrés social entre ellos. Las arterias de los monos dominantes con poco estrés estaban limpias, mientras que la arteria de un mono subordinado presentaba altos signos de arterioesclerosis; el alto nivel de estrés incrementaba la presión sanguínea y dañaba las paredes arteriales convirtiéndolas en depósitos de placa aumentando el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.

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