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LA PLENA OBJETIVIDAD ES UNA ILUSIÓN


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2012  •  1.276 Palabras (6 Páginas)  •  1.086 Visitas

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LA PLENA OBJETIVIDAD ES UNA ILUSIÓN

Los filósofos de la ciencia con orientación positivista siempre han hecho hincapié en la "objetividad" de sus procedimientos, la "objetividad" de los resultados y los conocimientos logrados, la "evidencia" empfrica, las "leyes empfricas", etc. La teoría del conocimiento que aquí subyace se caracteriza por la creencia en un "punto arquimédico" a partir del cual se pudiera construir, paso a paso, un sistema de conocimiento cierto, previa exclusión de todo lo dudoso. Ese punto arquimédico lo buscó el empirismo, y también el racionalismo con Descartes y su cogito, ergo sum.

En las últimas décadas, esta supuesta objetividad ha ido perdiendo solidez y consistencia debido especialmente a la crítica y el análisis sistemáticos realizados por autores como el último Wittgenstein, Michael Polanyi, S. Toulmin, P. K. Feyerabend, N. R. Hanson, T. S. Kuhn e I. Lakatos, entre otros. Ellos han señalado la dependencia que tiene la ciencia respecto de los supuestos teóricos, del marco de referencia conceptual, de la selectividad y dinámica inconsciente y aun de las bases perceptivas. Para el conocimiento no existe un "cero absoluto", ya que siempre estamos envueltos en lo "familiar" de una comprensión previa, y toda experiencia implica estructuras conceptuales y contenidos que la preceden y determinan o, al menos, influyen en su verdadera naturaleza.

Todo esto ha llevado a muchos autores positivistas a tratar menos de la objetividad y a preferir el término "intersubjetividad". Ésta es una notable retirada, pero aun ésta ¿es defendible? El acuerdo intersubjetivo se basa en un control racional mutuo a través de la discusión crítica. Esto es ya algo mucho más humilde que la pretendida objetividad. Y, si examinamos dicho "control" de manera rigurosa, veremos que ni siquiera es tal.

En efecto, para que una proposición básica signifique exactamente lo mismo para varias personas y sea condividida intersubjetivamente por ellas, es necesario que éstas coincidan, al menos sustancialmente, en sus supuestos teóricos, en sus valores, en sus antecedentes culturales, en el contenido conceptual de sus expresiones lingílísticas y en otros aspectos que les pueden llevar a discrepar en la descripción de un evento observado o vivido. Si todas las percepciones y experiencias son "moldeadas" por la persona que las vive, es cierto que se convierten en algo muy personal y muy subjetivo por naturaleza, en el sentido de que reflejan la historia idiosincrásica, la situación presente y las futuras metas de esa persona. Ahora bien, si observamos el hecho de que existen personas que coinciden en la calificación de un evento observado porque condividen todas o gran parte de las situaciones señaladas, ¿indica esta intersubjetividad que están en lo cierto? De seguro que no, ya que podrá haber otro o muchos otros grupos de personas con supuestos teóricos, culturas y valores diferentes que alberguen pretensiones similares.

La intersubjetividad presenta, además, otra dificultad grave y radical relacionada con la percepción. Merleau-Ponty la expresa de la siguiente manera:

No puedo identificar sin más lo que percibo y la cosa misma. El color rojo del objeto que miro es y seguirá siendo siempre conocido sólo por mí. No tengo medio de saber si la impresión coloreada que da a otros es idéntica a la mía. Nuestras confrontaciones intersubjetivas sólo alcanzan la estructura inteligible del mundo percibido: puedo asegurarme de que otro espectador emplea la misma palabra que yo para designar el color de este objeto, y la misma palabra por otra parte para calificar una serie de otros objetos que llamo también objetos rojos. Pero podría suceder que, conservando las relaciones, la gama de los colores que él percibe fuera totalmente diferente de la mía (...). Resulta, así, que la percepción, como conocimiento de las cosas existentes, es una conciencia individual y no la conciencia en general... (1976, págs. 292-293).

Recordemos, por otra parte, que aun cuando hubiera una auténtica intersubjetividad muy

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