La Ciencia Su Metodo Y Su Filosofia
Enviado por antoniolml2650 • 31 de Mayo de 2014 • 3.907 Palabras (16 Páginas) • 225 Visitas
Qué es la ciencia?
Mario Bunge
La ciencia. Su método y su filosofía
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1.
Introducción
Mientras
los animales inferiores sólo están en el mundo, el hombre trata de entenderlo; y
sobre
la base de su inteligencia imperfecta pero perfectible, del mundo, el hombre intenta
enseñorearse
de él para hacerlo más confortable. En este proceso, construye un mundo
artificial:
ese creciente cuerpo de ideas llamado "ciencia", que puede caracterizarse como
conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente
falible. Por medio
de
la investigación científica, el hombre ha alcanzado una reconstrucción conceptual del
mundo que es cada vez más amplia, profunda y exacta.
Un
mundo le es dado al hombre; su gloria no es soportar o despreciar este mundo, sino
enriquecerlo construyendo otros universos.
Amasa y remoldea la naturaleza sometiéndola
a sus propias necesidades animales y espirituales, así
como a sus sueños: crea así el mundo
de los
artefactos y el mundo de la cultura. La ciencia como actividad —como investigación—
pertenece a la vida social; en cuanto se la aplica
al mejoramiento de nuestro medio natural y
artificial,
a la invención y manufactura de bienes materiales y culturales, la ciencia se convierte
en
tecnología. Sin embargo, la ciencia se nos aparece como la más deslumbrante y asombrosa
de
las estrellas de la cultura cuando la consideramos como un bien en sí mismo, esto es como
una
actividad productora de nuevas ideas (investigación científica). Tratemos de caracterizar
el conocimiento y la investigación científicos tal como se los conoce en la actualidad.
2.
Ciencia formal y ciencia fáctica
No
toda la investigación científica procura el conocimiento objetivo. Así, la lógica y la
matemática —esto es, los diversos sistemas de lógica formal y los
diferentes capítulos de la
matemática
pura— son racionales, sistemáticos y verificables, pero no son objetivos; no nos
dan
informaciones acerca de la realidad: simplemente, no se ocupan de los hechos. La lógica
y
la matemática tratan de entes ideales; estos entes, tanto los abstractos como los
interpretados,
sólo existen en la mente humana. A los lógicos y matemáticos no se les da
objetos de estudio: ellos construyen sus propios
objetos. Es verdad que a menudo lo hacen
por abstracción de objetos reales (naturales y sociales); más aún, el trabajo del
lógico o del
matemático
satisface a menudo las necesidades del naturalista, del sociólogo o del tecnólogo,
y
es por esto que la sociedad los tolera y, ahora, hasta los estimula. Pero la materia prima que
emplean los lógicos y los matemáticos no es fáctica sino ideal.
Por
ejemplo, el concepto de número abstracto nació, sin duda, de la coordinación
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(correspondencia
biunívoca) de conjuntos de objetos materiales, tales como dedos, por una
parte, y guijarros, por la otra; pero no
por esto aquel concepto se reduce a esta operación
manual, ni a los signos que se emplean para representarlo. Los números no existen fuera de
nuestros cerebros, y
aun allí dentro existen al nivel conceptual, y no al nivel fisiológico. Los
objetos
materiales son numerables siempre que sean discontinuos; pero no son números;
tampoco
son números puros (abstractos) sus cualidades o relaciones. En el mundo real
encontramos 3 libros, en el mundo
de la ficción construimos 3 platos voladores. ¿Pero quién
vio jamás un 3, un simple 3?
La
lógica y la matemática, por ocuparse de inventar entes formales y de establecer relaciones
entre ellos, se llaman a
menudo ciencias formales, precisamente porque sus objetos no son
cosas
ni procesos, sino, para emplear el lenguaje pictórico, formas en las que se puede verter
un
surtido ilimitado de contenidos, tanto fácticos como empíricos. Esto es, podemos
establecer
correspondencias entre esas formas (u objetos formales), por una parte, y cosas
y procesos pertenecientes a cualquier nivel de la realidad
por la otra. Así es como la física,
la
química, la fisiología, la psicología, la economía, y las demás ciencias recurren a la
matemática,
empleándola como herramienta para realizar la más precisa reconstrucción de las
complejas
relaciones que se encuentran entre los hechos y entre los diversos aspectos de los
hechos; dichas ciencias
no identifican las formas ideales con los objetos concretos, sino que
interpretan las primeras
en términos de hechos y de experiencias (o, lo que es equivalente,
formalizan enunciados fácticos).
Lo
mismo vale para la lógica formal: algunas de sus partes —en particular, pero no
exclusivamente,
la lógica proposicional bivalente— pueden hacerse corresponder a aquellas
entidades psíquicas que llamamos pensamientos. Semejante aplicación de las ciencias de la
forma
pura a la inteligencia del mundo de los hechos, se efectúa asignando diferentes
interpretaciones
a los objetos formales. Estas interpretaciones son, dentro de ciertos límites,
arbitrarias;
vale decir, se justifican por el éxito, la conveniencia o la ignorancia. En otras
palabras el significado fáctico o empírico que se les asigna
a los objetos formales no es una
propiedad
intrínseca de los mismos. De esta manera, las ciencias formales jamás entran en
conflicto
con la realidad. Esto explica la paradoja de que, siendo formales, se "aplican" a la
realidad:
en rigor no se aplican, sino que se emplean en la vida cotidiana y en las ciencias
fáctic
as a condición de que se les superpongan reglas de correspondencia adecuada. En
suma, la lógica
y la matemática establecen contacto con la realidad a través del puente del
lenguaje, tanto el ordinario como el científico.
Tenemos así una primera gran
división de las ciencias, en formales (o ideales) y fácticas (o
materiales). Esta
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