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La Tasa De Interes En Las Tarjetas De Crédito


Enviado por   •  20 de Octubre de 2013  •  2.277 Palabras (10 Páginas)  •  396 Visitas

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En lo que respecta al financiamiento con una entidad financiera, pese a que existe la posibilidad de solicitar un préstamo a través de un crédito personal, con cuotas fijas en el tiempo, muchas veces la gente prefiere utilizar la tarjeta de crédito donde puede encontrar “la libertad” de utilizarla de acuerdo a sus necesidades de compra y en un tiempo oportuno, sin embargo estas ventajas relativas pueden llevarlas a serios problemas financieros si no existe un real control de los gastos y el conocer realmente las tasas de interés inmersas en la utilización de este instrumento.

Según Kurt (2009) “El interés es el monto de dinero cobrado por un agente excedentario de fondos (prestamista) a un agente deficitario de fondos (prestatario) por el uso del dinero que le ha dado por un período de tiempo”. Para el caso de una persona que desea acumular riquezas y utiliza un producto tal como las cuentas de ahorro o de inversión, el prestamista sería el cliente y el prestatario la entidad financiera, en donde la misma, pagaría un renta por utilizar un dinero que no le pertenece. Todo lo contrario sucede cuando la persona requiere un préstamo ó crédito para adquirir un bien o servicio y no tiene ó no desea utilizar su propio dinero efectivo para adquirirlo, en este caso el cliente debe pagar un interés o renta por el uso de este crédito.

Para realizar el cálculo de interés en un periodo de tiempo, se utiliza la tasa de interés, es decir, el costo de alquiler por utilizar una unidad monetaria en el tiempo. Por lo general las entidades bancarias, para su cálculo, utilizan la capitalización compuesta que según Kurt (2009) “puede ser visto como un conjunto de contratos de interés simple. El interés ganado en cada período es agregado al principal del período previo para convertirse en el principal del próximo período”.

Respecto al servicio brindado por las entidades financieras, cabe resaltar lo mencionado por Gonzales (2006) acerca de “la característica básica propia del sistema bancario: la intermediación; es decir, recibir fondos bajo la denominación de depósitos con el compromiso de retribuir con un pago al agente económico que entrega estos fondos (tasa de interés pasiva) y trasladarlos a terceros bajo la denominación de colocaciones (créditos), con la expectativa de recibir un pago por parte del agente económico que recibe los fondos (tasa de interés activa)”

Entonces se entiende que la oferta de productos de tasas pasivas son muy importantes para acceder a una mayor cartera de clientes y son en definitiva la entrada para posteriormente ofrecer productos de tasas activas, el negocio real de los bancos y entidades financieras, de donde obtienen un gran porcentaje de su rentabilidad.

Las tasas de interés sobre cualquier instrumento financiero depende tres factores: La unidad de cuenta, que puede ser unidad monetaria ó un bien tangible como el oro, la plata o alguna canasta estándar de bienes y servicios, el segundo factor será el vencimiento, que es el tiempo transcurrido hasta que se realice el pago de todo el monto prestado (existen tasas diferenciadas si el instrumento será de corto, mediano o largo plazo) y finalmente el último factor será el riesgo de incumplimiento, cuanto mayor es el mismo, mayor es la tasa de interés que el emisor. (Bodie & Merton, 2013)

Dentro de los productos ofrecidos de operaciones pasivas ofrecidas por el sector financiero se tienen: a) Depósitos de ahorro, b) Depósitos a plazo, c) Depósitos CTS y d) Depósitos en cuenta corriente; Mientras que los productos de operaciones activas pueden ser: a) Créditos hipotecarios, b) Créditos de consumo, c) Créditos a empresas y microempresas y d) Tarjetas de crédito.

Focalizando en el producto de tarjeta de crédito, en términos generales López (1991) la describió como “una operación bancaria que implica la celebración de varios contratos que están vinculados entre sí tras una finalidad económica común. Mediante ella se pretende lograr, por una parte, que el cliente pague la adquisición de bienes o la prestación de servicios sin utilizar el dinero ni documentos representativos de dinero (como pagares, cheques o letras de cambio), difiriendo además el pago a una época determinada, gracias a un crédito que le concede el banco emisor de la tarjeta y por otra parte, que un establecimiento comercial pueda vender sus mercaderías o servicios mediante comprobantes suscritos por el titular de la misma, lo que, posteriormente, serán cobrados al banco.”

Para lograr la finalidad perseguida es preciso además de la relación contractual entre el banco emisor y el titular de la tarjeta, y entre el banco y el establecimiento comercial que acepta el pago a través de este medio, un vinculo contractual entre el usuario y una sociedad administradora de sistema de tarjetas de crédito bancarias y entre ésta y el banco emisor de las mismas (López, 1991).

Cabe señalar que a la tarjeta de crédito bancaria se le suman otras tipos tales como las tarjetas de crédito no bancarias, emitidas por entidades distintas al banco e instituciones financieras, que facultan al cliente para que adquiera créditos en establecimientos afiliados, los cuales ceden dichos créditos a la entidad emisora, y también las tarjeta de crédito comerciales, emitidas por establecimientos mercantiles, que solo pueden ser utilizadas en dichos comercios, existiendo un único contrato entre el cliente y el establecimiento comercial.

Los adelantos de la tecnología en las últimas décadas han hecho posible la masificación en el uso de la tarjeta de crédito, se puede observar que la persona común y corriente no conoce muchas veces la tasa de interés que se le cobrará al realizar un consumo y generalmente adquiere una tarjeta de crédito dejándose llevar por criterios tales como: descuentos en pasajes aéreos (a través de un concepto virtual de obtención de millas por dinero gastado), descuento en restaurantes y establecimientos comerciales, status social, facilidad de contar con dinero en el momento necesitado para realizar una compra o peor aun disposición de efectivo.

En la teoría económica y de finanzas se habla de la tasa efectiva anual (TEA) para calcular el costo de capital ó el costo del alquiler por el dinero prestado por la entidad financiera en el transcurso de un año. Si el cobro de interés es con una frecuencia menor, este puede ser fácilmente calculado, realizando las conversiones correspondientes de la tasa de un paquete de días a otro.

Analizando los criterios utilizados para seleccionar una alternativa de tarjeta de crédito y en base a lo anteriormente expuesto, la persona más informada puede fácilmente guiar su elección en base a la TEA. En este proceso compara las tasas de interés de las distintas opciones de tarjetas y selecciona la menor,

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