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La Tierra


Enviado por   •  10 de Julio de 2015  •  3.210 Palabras (13 Páginas)  •  173 Visitas

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rendizaje de la lectura y la escritura, y que son trascendentales para poder comprender el desarrollo del lenguaje en el niño, que se manifiestan tanto en el medio social donde se desenvuelve como también dentro del proceso escolar formal. Este último determina si el aprendizaje del niño es adecuado al nivel escolar en que se encuentra.

Estos factores se clasifican en: factores biológicos son aquello que hacen referencia a la edad cronológica promedio en la que el niño ya ha alcanzado cierta madurez y desarrollo en general, al sexo cuyas diferencias aparecen marcadas en relación al crecimiento y la maduración para el aprendizaje de la lectura y la escritura y por ultimo a las facultades sensoriales las cuales proporcionan estímulos básicos con que se construyen las experiencias a través de los órganos de los sentidos.

Los factores intelectuales o cognoscitivos están estrechamente relacionados con el aprestamiento para la lectura, su influencia radica en las habilidades mentales como la atención y la memoria que construyen un pre-requisito para el aprendizaje de la lectura y la escritura unido a la inteligencia la cual se relaciona con todos y cada uno de los factores que intervienen el la adquisición de la lectura y la escritura.

Los factores psicológicos y emocionales involucran al afecto familiar como un agente socializador y generador de relaciones afectivas que influyen significativamente en la vida del niño o la niña. La madurez emocional y la socialización favorecen al niño en su adaptación tanto emocional como social.

Los factores sociales dependen de cada uno de los factores ya expuestos y de la calidad de estímulos en un ambiente rico en experiencias y relaciones adecuadas con los adultos, un niño o niña ya que evolucionará en forma muy diferente a aquel que se encuentre en un medio con limitaciones y privaciones

Cada uno de los factores posee trascendencia debido a que fundamenta la reafirmación emocional en el niño gracias a los estímulos que recibe de su medio familiar y social que lo ayudan a fomentar el desarrollo de su personalidad. Estos factores determinan la inclusión en la escuela y en la sociedad y por ende a la enseñanza y al aprendizaje de nuevos conocimientos.

Los aspectos necesarios para la adquisición del lenguaje por un niño/a son:

1. Puesto que existen mecanismos neurológicos y fisiológicos que intervienen en el control del lenguaje es necesaria una maduración y esta tiene un ritmo predeterminado, destacan:

- Función respiratoria: necesidad de respirar correctamente.

- Función auditiva: audición y discriminación de los sonidos.

- Función fonadora: emisión de sonidos y ruidos, el más primitivo es el llanto, al que le siguen otros que dan acceso al habla.

- Función articulatoria: el niño desde muy pequeño emite y articula sonidos; es por aprobación y repetición de aquellos que más se parecen a los de nuestro idioma como unos los mantiene y otros los elimina.

2. La estimulación exterior: el lenguaje oral aparece “naturalmente” por una serie de intercambios del niño con su entorno, sin que en este exista un programa preparado de forma intencionada para su enseñanza sistemática.

El lenguaje se enseña/aprende a través de la comunicación. La característica principal de los intercambios niño-adulto durante los primeros años es una interacción mutua con las siguientes características en el modo en que solemos expresarnos los adultos:

- Se habla más despacio, con más pausas y estas son más largas.

- Se sube el tono de voz empleando un tomo más agudo.

- Se cuida la pronunciación.

- La entonación se hace más expresiva.

- Los enunciados son más cortos y más simples.

- Se repite con frecuencia parte o todo el enunciado.

- Se emplea un número limitado de palabras y utilizando mucho los sinómimos.

- El adulto hace constantes referencias al contexto, indicando o utilizando objetos concretos.

- Se utilizan más gestos y mímica.

El niño más que repetir las palabras que el adulto le está diciendo constantemente aprenderá en primer lugar las que le ayuden a resolver sus problemas y cubrir sus necesidades.

El adulto interpreta las “palabras” que dice el niño en función del contexto donde se produce.

3. Conjugar los dos factores anteriores: existencia de la capacitación para utilizar el lenguaje y las posibilidades de desarrollarlo en un medio con estímulos auditivos.

5. ETAPA PRELINGÜÍSTICA (PRIMER AÑO)

Desde hace ya algún tiempo se sabe que los bebés cuando nacen no son sordos ni ciegos, sino que genéticamente estan dotados con una serie de mecanismos que les permiten responder a sus iguales.

El niño responde a sonidos de elevada intensidad o a la música ya en el vientre de la madre. El oído al igual que otros sentidos funcionan desde el nacimiento. Es el sonido de la voz humana el que más atrae su atención, en general las femeninas, y en particular la de la madre.

El grito o llanto que acompaña al niño en su llegada al mundo es la primera señal comunicativa, nos indica que algo le sucede, que percibe sensaciones diferentes a las que había sentido hasta entonces (siente frío, respira por primera vez, siente angustia….)

Los recién nacidos no sólo manifiestan sus emociones por medio del llanto o grito, sino también a través de lo que se ha llamado ”imitación neonatal” que consiste en:

a) Actividades visuales en las que el niño sigue con la mirada al adulto esperando un acercamiento.

b) Actividades motoras, donde el niño mueve los brazos y piernas, abre y cierra la boca, saca la lengua

c) Actividades mímicas y de expresión facial entre las que destaca la sonrisa.

Coincidiendo con los primeros gritos la relación particular que se establece entre adulto y niño constituye un marco para la aparición de una conducta prelingüística a través de los movimientos y sonidos de succión que preceden a la nutrición. Se trata de movimientos de labios que van poniendo en acción los órganos necesarios para la articulación.

Desde el nacimiento el niño emite unas vocalizaciones no lingüísticas relacionadas con el hambre, el dolor, el placer, … A partir del segundo mes el niño es capaz de emitir sonidos que normalmente son vocales, estamos ante los arrullos.

Hacia los 6 meses estos sonidos vocálicos se combinan entre sí y con otros consonánticos son balbuceos, gorjeos o lalación, que carecen de significado. Los sonidos emitidos se van “seleccionando”

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