La anatomia del enfado
Enviado por • 31 de Mayo de 2015 • Ensayo • 329 Palabras (2 Páginas) • 461 Visitas
LA ANATOMIA DEL ENFADO:
el enfado parece ser el estado de ánimo más persistente y difícil de controlar. uno de los remedios más poderosos para acabar con el enfado consiste en volver a encuadrar la situación en un marco más positivo.
Es muy probable que la amígdala sea el principal asiento del súbito (inesperado) chispazo en los enfados. Pero, en el otro extremo del circuito emocional, el neocórtex tiende a fomentar un tipo de enfados más calculados, como la venganza fría o las reacciones que suscitan la infidelidad y la injusticia.
La «irrupción» (invasión) de la rabia:
El detonante universal del enfado es la sensación de hallarse amenazado. Y no nos referimos solamente a la amenaza física sino también, como suele ocurrir, a cualquier amenaza simbólica para nuestra autoestima o nuestro amor propio.
Un bálsamo para el enfado:
El primer modo de restar fuerza al enfado consiste en prestar la máxima atención y darnos cuenta de los pensamientos que desencadenan la primera descarga de enojo.
El enfriamiento:
Quizás una alternativa más saludable sea la de dar una larga caminata. El ejercicio activo contribuye a dominar el enfado y lo mismo puede decirse de los métodos de relajación, como, por ejemplo, la respiración profunda y la distensión muscular porque estos ejercicios permiten aliviar la elevada excitación fisiológica provocada por el enfado y propiciar un estado de menor excitación y también obviamente porque así uno se distrae del estímulo que suscitó el enfado. Pero el período de enfriamiento no será de ninguna utilidad si lo empleamos en seguir alimentando la cadena de pensamientos irritantes, ya que cada uno de éstos constituye, por sí mismo, un pequeño detonante que hace posibles nuevos brotes de cólera.
La falacia de la catarsis (limpieza, purificación)
Existe un poderoso argumento en contra de la catarsis, un argumento que comenzó a elaborarse a partir de la década de los cincuenta cuando los psicólogos comprobaron experimentalmente los efectos de la catarsis y descubrieron que el hecho de airear (oxigenar) el enfado de poco o nada sirve para mitigarlo.
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