La caída de los jacobinos

La caída de los jacobinos supuso el inicio de una nueva etapa en la que se anula toda la legislación elaborada por éstos. En esta nueva fase la burguesía más conservadora y moderada se hace con el control político, por lo que finalmente se convertirá en el grupo beneficiario de la Revolución Francesa.

En 1795 se aprueba una nueva Constitución (la tercera desde que se ha iniciado la Revolución), que presenta las siguientes características:

* Se restablece el sufragio censitario, por lo que sólo los más ricos podrán votar. El control del Estado pasará a manos de la burguesía más acomodada.

* El poder legislativo residiría en dos asambleas, el Consejo de los Quinientos y el Consejo de los Ancianos. Recuerda que estas asambleas eran elegidas por sufragio censitario, por lo que sólo representaban a la burguesía. Las leyes que elaborarán estas cámaras beneficiarían a la burguesía.

* El poder ejecutivo, es decir, el gobierno, estaría en manos de un grupo de cinco personas, el Directorio, elegido por el Consejo de los Quinientos.

El Directorio prohibió el club de los jacobinos y reprimió duramente las revueltas populares que protagonizaban los sans-culottes. La guillotina, por tanto, seguía funcionando. Una de las revueltas más importantes fue la Conspiración de los iguales, dirigida por Babeuf, que pretendía el establecimiento de una sociedad igualitaria.

El mayor éxito de esta etapa fue la política exterior. La guerra contra las coaliciones formadas por los países absolutistas, era cada vez más favorable a los ejércitos franceses. Las fronteras de Francia se extendían hacia el Rin y Saboya. Esto dio lugar a una popularidad, cada vez mayor, de algunos militares, a los que se consideraba héroes de la Revolución.

[Napoleón Bonaparte]

26. Napoleón. Archivo de wikimedia

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Ante las tensiones sociales, la inestabilidad y los problemas económicos, muchos burgueses comenzaron a pensar que el único que podría mantener el orden social y defender los principios de la primera fase moderada de la Revolución, era el ejército.

El 18 Brumario (9 de noviembre de 1799), un joven general con gran prestigio, Napoleón Bonaparte, dio un golpe de estado. Al mando de sus tropas entró en la sala del Consejo de los Quinientos y obligó a los diputados a que cedieran el poder ejecutivo a tres personas que formarían el Consulado. Uno de esos cónsules, por supuesto, sería el propio Napoleón.

De esta forma el destino de la Revolución queda en manos de los militares, más concretamente en manos de Napoleón.

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