La intrínseca desigualdad del capitalismo.
Enviado por Pedro767 • 21 de Enero de 2016 • Biografía • 3.100 Palabras (13 Páginas) • 243 Visitas
I. La intrínseca desigualdad del capitalismo.
Los economistas han apostado históricamente por que la desigualdad propiciaba el crecimiento, sin embargo en la actualidad prepondera la idea de que la desigualdad de ingresos perjudica al crecimiento, o que una mayor igualdad puede ayudar a sustentar el crecimiento económico. El motivo principal de este giro se debe a la creciente importancia del capital humano en el desarrollo. Cuando el capital físico era lo más importante, como nos dice Branko Milanovic el ahorro y la inversión eran críticos. Entonces, era fundamental que hubiera un amplio número de ricos que tuvieran la capacidad de ahorrar una mayor proporción de sus ingresos que los pobres para invertirla en capital físico. Ahora que si embargo, el capital humano es más escaso que las maquinas, hay otros factores como la educación generalizada, como uno de los puntos clave para el crecimiento, aunque si el ingreso no se distribuye con una cierta equidad, es una empresa de difícil consecución. Las ventajas de reducir la desigualdad son para Branko Milanovic: prácticas, ya que como hemos señalado anteriormente, para los economistas es un punto que puede facilitar el crecimiento económico, pero también éticas, como es el hecho de reducir diferencias injustificadas del ingreso entre hombres y mujeres, entre regiones de un mismo país o entre habitantes de distintas naciones.
Desde el siglo XX en la mayoría de las economías avanzadas ha aumentado la riqueza, pero simultáneamente también lo ha hecho la desigualdad. En 2010, por ejemplo el ingreso real per cápita era 65% y 77% superior al de los años ochenta en Estados Unidos y el Reino Unido, respectivamente. Pero en el mismo periodo, la desigualdad aumentó de 35 a 40 o más puntos Gini en Estados Unidos y de 30 a aproximadamente 37 puntos Gini en el Reino Unido, debido a fuertes fluctuaciones negativas en la distribución del ingreso. En general, desde mediados de los años ochenta a mediados de la década del 2000, la desigualdad subió en 16 de los 20 países ricos pertenecientes a la OCDE. Otro ejemplo lo encontramos en China, cuya desigualdad aumentó de menos de 30 puntos Gini en 1980, hasta los 45 puntos que presenta en la actualidad.
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Esta imagen muestra el mapa mundial bajo el indicador Gini. Cabe destacar antes de continuar, que al referirnos al coeficiente de Gini hablamos del indicador para medir la desigualdad por antonomasia. Este va de 0, cuando el ingreso es exactamente igual para todos, para expresar la “igualdad total”, a 100, para expresar la máxima desigualdad. De este modo los países “relativamente” igualitarios, como es el caso de Suecia y Canadá, presentan Ginis de entre 25 y 35. Pero la mayoría de países se agrupan en torno a un Gini de 40. Actualmente por ejemplo, países como Estados Unidos, China y Rusia tienen Ginis entre 40 y 45. La mayoría de los países africanos y latinoamericanos tienen Ginis un poco inferiores a 60 y en ciertos casos y periodos extremos, algo superiores. Sin embargo lo que denominamos “desigualdad mundial” (entre todos los habitantes del mundo), esta se sitúa en torno a 70 puntos Gini. Por ello podemos afirmar que la desigualdad está muy presente en el panorama mundial, y en términos relativamente altos para las pretensiones redistributivas que entronizaba el capitalismo.
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Se puede comprobar en ambas graficas el aumento progresivo de la desigualdad entre ricos y pobres en los países de la OCDE desde que se inició su medición con los estudios correspondientes en 1985, hasta la actualidad. Y como concretamente en momentos de crisis como el concerniente al periodo que recoge la segunda grafica de 2007-2011, esta aumenta aún más. La diferencia se ha disparado durante la crisis en países como España, entre otras razones por los ajustes fiscales, las subidas de impuestos y los recortes sociales. En los 34 países de esa institución, el 10% de los más favorecidos posee el 50% de la riqueza, mientras el 40% de los más pobres solo tiene el 3% de la misma.
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Fuente: Making Fair Comparisons.
Como podemos comprobar en la segunda grafica de estas tres últimas expuestas, podemos comprobar como un 0,7 por ciento de la población mundial posee el 45,2 por ciento de la riqueza, un hecho que no hace sino más que corroborar la desigualdad que arrastra consigo el capitalismo. Una desigualdad que como se puede comprobar en el tercer gráfico encuentra también sus causas en la “injusta” remuneración del trabajo. Dado que los trabajadores aumentan estrepitosamente su productividad desde 1970 hasta la actualidad, sin embargo su remuneración no va acompañada de tales niveles, sino que por el contrario se mantienen estables con ligeras variaciones desde 1975 hasta la actualidad. Esto sumado a una inflación progresiva, supone una pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores más desprotegidos, lo cual ha aumentado el endeudamiento de estos. En ello también ha hecho énfasis el premio Nobel de economía Stiglitz, el cual señala: “Likewise, part of the wealth of those in finance comes from exploiting the por, though predatory lending and abusive credit-card practises. Those at the top, in such cases; are enriched at the direct expense of those at the bottom”[1]. En la primera gráfica, perteneciente al caso de España, podemos comprobar como sin embargo la crisis no permea por igual a todas las capas poblacionales, observamos que el aumento de la desigualdad ha acarreado la pérdida de poder adquisitivo de las familias dado el desempleo, reducción de salarios, recortes del estado de bienestar etc, pero sin embargo bajo el paraguas del capitalismo, esto ocurre mientras que simultáneamente el número de millonarios se incrementa en un 24 por ciento. Stiglitz en relación con lo dicho, considera que:
“In the “recovery” of 2009-2010, the top 1% of US income earners captured 93% of the income growth. Other inequality indicators – like wealth, health, and life expectancy – are as bad or even worse. The clear trend is one of concentration of income and wealth at the top, the hollowing out of the middle, and increasing poverty at the bottom”[2].
Continuando con esas “pretensiones frustradas del capitalismo” anteriormente enunciada, no es solo algo que se presente en la actualidad, si no que se derivan desde siglos atrás. François Bourguignon y Christian Morrisson, en un estudio realizado en 2002, mediante la utilización de los niveles de rentas (PIB per cápita), y algunas de sus propias estimaciones de distribución de rentas para distintas partes del mundo, llegaron a una estimación de las distribuciones de renta mundial en once periodos de referencia del 1870-2008.
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