La novela: Análisis. Los ojos de Abril
Enviado por popollo • 17 de Septiembre de 2014 • 2.777 Palabras (12 Páginas) • 416 Visitas
La novela: Análisis
Los ojos de Abril es una novela con dos historias paralelas que se interrelacionan a través de sueños recurrentes entre un personaje llamado Isaac Felipe, en clara alusión al afamado escritor costarricense, quien sigue a través de sueños, lo que le ocurre a Gabriel en Zarcero, así se evidencia un marcado elemento onírico que se desarrolla a través de la historia de ambos personajes. No obstante he de referirme a la primera edición de esta obra que se clasifica como versión especial para adolescentes, la que consta de 110 páginas.
Existe una segunda edición de la obra, de 200 páginas aproximadamente que es donde se dan dos historias paralelas con cambio de tiempo y espacio y es en la que aparece Isaac Felipe.
Desde el punto de vista estructuralista se aprecian diferentes planos, tales como el ideológico a través del tema central y los secundarios, la intención del autor, el código apreciativo, la visión que tiene sobre el mundo y la postura del autor al tratar el tema que trata. El segundo es el plano fáctico, o de los hechos, allí se valoran los acontecimientos a través del argumento, los espacios, la trama, el asunto, la historia, lo relacionado con lo psicológico y las relaciones entre los personajes. El tercer plano lo ubicamos dentro de lo lingüístico, y lo relacionado con el uso de la lengua tales como el registro del habla, el estilo, los recursos, las figuras literarias.
Veremos cada uno de estos aspectos en el análisis que sigue.
Género literario
Novela: Es narrativa, escrita en prosa, es extensa, tiene muchos personajes, presenta muchos ambientes y acciones
Argumento
Siguiendo una estructura de ocho capítulos y con muchos elementos arrancados de su propia experiencia de vida, el escritor de la novela comienza la misma con una dedicatoria “A mi linda viejita porque son tantas tristezas que has sufrido junto a mí que no hay nadie más en el mundo con quien las alegrías quieras vivir”.
Luego el autor relata la historia de Gabriel, un joven adolescente que observa a otro joven como él que huye perseguido por su padrastro alcohólico. Él también lo sigue y de pronto siente cómo su cuerpo se introduce dentro de aquel otro. La acción ocurre en un bosque, y el tiempo nos deja ver que es de noche y que llueve a cántaros. Existe un forcejeo entre lo que él cree que ha sido su vida y lo que considera que vale la misma: nada. La angustia, la soledad de Gabriel hace que se desdoble en dos personajes, uno quiere terminar su vida, el otro huye de esa posibilidad, así señala que “Erguido al borde del precipicio miré…y me pareció escuchar una voz que provenía del barranco…” la que le decía “”-¡Hágalo!, láncese con toda su angustia al vacío”. Pero por otro lado se aprecia que “ … siente una fuerza extraña que me empuja hacia el que huye, una atracción absorbente que me arrastra para llevarme a ser parte de ese otro cuerpo”. En el transcurso de la obra el personaje protagonista pasa por muchas experiencias que lo hacen tener un criterio de la vida diferente al que tenía al comenzar el relato, desde un punto de vista negativo, oscuro, desgarrador, ha pasado a tener uno se ha sentido amado por Leo, por Lucía, así que vuelve a ser él mismo, y entonces aprecia que “los colores recobran sus pigmentos por completo.” Entonces se siente “… embriagado de una extraña libertad”.
Esto lo lleva a tomar una determinación funesta para su vida, alentado por un precipicio que le habla y lo conmina a que se lance a él. De repente aparece una brisa de aire, la que él inmediatamente asocia con la figura de su madre muerta quien lo impele a luchar por la vida “-Gabriel, tiene que saber que muchas veces la tristeza es el precio que tiene que pagar por la felicidad…Así es que permita a los sueños nacer y a los momentos llegar”.
El muchacho toma el camino de la vida, se encuentra con su perro Cholo y luego de caminar llega a la zona de Zarcero, específicamente a la hacienda Las Brisas, donde es recibido por un señor un poco estrafalario llamado don Leo al que lo caracteriza su buen corazón pero sobre todo su don para narrar historia a cada momento. Este personaje vivía en una casucha al lado de la casa grande, propiedad de don Pedro Abril quien permite que se quede con don Leo.
Gabriel y don Leo se cuentan sus historias pasadas y además lo relacionado con la familia de don Pedro, la fallecida esposa, doña Elena y la pérdida de visión de la hija de ambos Lucía luego de una caída desde un caballo.
A esta joven, un poco mayor que él la conoció un 16 de abril, como el apellido de la familia, se aprecia una relación título – obra: ella era ciega pero veía con sus manos y su sensibilidad, era de apellido Abril y Gabriel la conoció el ese mes.
Estaba nuestro personaje debajo de un viejo árbol tocando guitarra y llegó ella, quien interpretaba la flauta, Lucía le dijo que ese árbol, donde estaban se llamaba Manuelito, del mismo nombre que el árbol de cas de la infancia del autor, lo único que le recordaba a la abuela y a la naturaleza de su niñez.
Gabriel se percató de la inteligencia de su amiga y de que él no tenía la preparación necesaria. Pero no se dio por vencido, quiso prepararse dentro de lo posible, pidió ayuda al sacerdote del pueblo, Juanito y este se la prestó enseñándolo a leer, y dándole muchos elementos de cultura general.
Con el paso del tiempo el padre Juanito le propuso que fuera a la capital a estudiar para profesor de español y que al terminar sus estudios volviera a Zarcero a trabajar en el colegio, este aceptó, se despidió de su amiga y marchó a San José, donde se alojó en el Seminario de los Misioneros Cambonianos. Allí supo que don Leo había abandonado la hacienda y más tarde acerca de la partida de don Pedro y de su querida Lucía. Escapó, regresó a la hacienda supo que su amiga saldría del país y la vio partir desde el árbol que los había acogido en muchas ocasiones.
Al finalizar la novela, como en el primer capítulo, observamos a un personaje angustiado, temeroso, decidido a lo peor, se desprende de su vida paralela y vuelve a ser él mismo, imagina todo lo vivido como en un sueño donde se aprecia el monólogo interior. Pero ahora no ocurre como en aquel momento, allí necesitó de otro elemento, como la brisa aparecida para no cometer un error, ahora él es capaz de hacerlo por sí mismo. Esto le da a la novela un matiz de optimismo que es lo que hace que el relato guste a los lectores, así dice Gabriel en ese final: “Descubro que hay inicios y desenlaces de ciclos en cada decisión, que hay lugares donde terminan
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