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Las Leyes de Mendel


Enviado por   •  24 de Febrero de 2013  •  Examen  •  3.931 Palabras (16 Páginas)  •  624 Visitas

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Las Leyes de Mendel

Por: Orlando Valega, apicultor de Apícola Don Guillermo

Correo: apicoladonguillermo@yahoo.com.ar

LAS LEYES DE GREGOR MENDEL DE LA HERENCIA GENETICA - TEORIA MENDELIANA

Algo de Historia

Gregor Mendel, considerado el padre de la

genética, fue un monje austriaco cuyos

experimentos sobre la transmisión de los

caracteres hereditarios se han convertido en el

fundamento de la actual teoría de la herencia.

Las leyes de Mendel explican los rasgos de los

descendientes, a partir del conocimiento de las

características de sus progenitores

Gregor Mendel nació el 22 de julio de 1822 en

Heizendorf (hoy Hyncice, República Checa),

en el seno de una familia campesina.

Dificultades familiares y económicas le

obligaron a retrasar sus estudios. Fue un

hombre de contextura enfermiza y carácter

humilde y retraído. El entorno sociocultural

influyó en su personalidad científica,

principalmente el contacto directo con la

naturaleza, las enseñanzas de su padre sobre los

cultivos de frutales y la relación con. diferentes profesores a lo largo de su vida, en especial

el profesor J. Scheider, experto en pomología.

El 9 de octubre de 1843 ingresó como novicio en el convento de Brünn, conocido en la

época por su gran reputación como centro de estudios y de trabajos científicos. Después de

tres años, al finalizar su formación en teología, fue ordenado sacerdote, el 6 de agosto de

1847. En un principio fue inducido por su superior a dedicarse al campo de la pedagogía,

pero él eligió un camino bien distinto. En 1851 ingresó en la Universidad de Viena, donde

estudió historia, botánica, física, química y matemáticas, para graduarse y ejercer como

profesor de biología y matemáticas. Durante su estancia allí llegó a dar numerosas clases

como suplente, en las materias de matemáticas, ciencias naturales y ciencias generales, con

excelente aprobación entre los estudiantes. Sin embargo, una vez finalizados sus estudios,

no logró graduarse, por lo que decidió regresar al monasterio de Abbot en 1854. De

naturaleza sosegada y mentalidad matemática, llevó una vida aislada, consagrado a su

trabajo. Más adelante fue nombrado profesor de la Escuela Técnica de Brünn, donde dedicó

la mayor parte de su tiempo a investigar la variedad, herencia y evolución de las plantas,

especialmente de los guisantes, en un jardín del monasterio destinado a los experimentos.

Sus aportaciones al mundo de la ciencia son consideradas hoy como fundamentales para el

desarrollo de la genética.

Hacia el final de su vida, en 1868, Mendel fue nombrado abad de su monasterio, donde

murió el 6 de enero de 1884 a causa de una afección renal y cardiaca.

Mendel tuvo la fortuna de contar, en su propio monasterio, con el material necesario para

sus experimentos. Comenzó sus trabajos estudiando las abejas, coleccionando reinas de

todas las razas, con las que llevaba a cabo distintos tipos de cruces. Entre 1856 y 1863

realizó experimentos sobre la hibridación de plantas. Trabajó con más de 28.000 plantas de

distintas variantes del guisante oloroso o chícharo, analizando con detalle siete pares de

características de la semilla y la planta: la forma de la semilla, el color de los cotiledones, la

forma de la vaina, el color de la vaina inmadura, la posición de las flores, el color de las

flores y la longitud del tallo.

Sus exhaustivos experimentos tuvieron como resultado el enunciado de dos principios que

más tarde serían conocidos como «leyes de la herencia». Sus observaciones le permitieron

acuñar dos términos que siguen empleándose en la genética de nuestros días: dominante y

recesivo. “Factor” e “híbrido” son, asimismo, dos de los conceptos establecidos por

Mendel de absoluta vigencia en la actualidad.

En 1865 Mendel expuso ante la Sociedad de Historia Natural de Brünn una extensa y

detallada descripción de los experimentos que había llevado a cabo y de los resultados

obtenidos. A pesar de su importancia, y de que su trabajo fue distribuido entre las

principales sociedades científicas de su

tiempo, pasó totalmente inadvertido. Al año siguiente, en 1866, publicó su obra

fundamental en un pequeño boletín divulgativo de su ciudad, bajo el título Ensayo sobre los

híbridos vegetales. En ella expuso la formulación de las leyes que llevan su nombre. Este

ensayo contenía una descripción del gran número de cruzamientos experimentales gracias a

los cuales habla conseguido expresar numéricamente los resultados obtenidos y someterlos

a un análisis estadístico.

A pesar de esta detallada descripción, o quizás por ese mismo motivo, su obra no tuvo

respuesta alguna entre la comunidad científica de su época. De hecho, Mendel íntercambió

correspondencia con uno de los más eminentes botánicos del momento, Carl Nágeli,

aunque éste no pareció muy impresionado por su trabajo. Sugirió a Mendel que estudiara

otras plantas, como la vellosina Hieracium, en la cual Nágeli estaba muy interesado.

Mendel siguió su consejo, pero los experimentos con Hieracium no fueron concluyentes,

dado que no encontró normas consistentes en la segregación de sus caracteres, y empezó a

creer que sus resultados eran de aplicación limitada. Su fe y su entusiasmo disminuyeron, y

debido a la presión de otras ocupaciones, en la década de 1870 abandonó sus experimentos

sobre la herencia. No fue hasta mucho después de la muerte de Mendel, en 1903, cuando se

descubrió que en Hieracium se da un tipo especial de partenogénesis, que produce

desviaciones de las proporciones fenotípicas y genotípicas esperadas.

Tuvieron que pasar treinta y cinco años para que la olvidada monografía de Mendel saliera

a la luz. En 1900 se produjo el redescubrimiento, de forma prácticamente simultánea, de las

leyes de Mendel por parte de tres botánicos: el holandés Hugo de Vries en Alemania, Eric

Von Tschermak en Austria y Karl Erich Correns en Inglaterra. Asombrados por el sencillo

planteamiento experimental y el análisis cuantitativo de sus datos, repitieron sus

experimentos y comprobaron la regularidad matemática de los fenómenos de la herencia, al

obtener resultados similares. Al conocer de forma fortuita que Mendel les había precedido

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