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Las Sociedades Bíblicas


Enviado por   •  11 de Enero de 2018  •  Ensayo  •  3.771 Palabras (16 Páginas)  •  125 Visitas

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CAPITULO III

OBRA PRECURSORA DEL MOVIMIENTO

EVANGELICO EN EL ECUADOR

Las Sociedades Bíblicas

 Después de las guerras de la independencia, las Sociedades Bíblicas se interesaron en la distribución de las Escrituras a lo largo y ancho de las nacientes naciones del nuevo Mundo. Los colportores  de las Sociedades Bíblicas son los primeros que llegaron al Ecuador trayendo consigo la Biblia, libro que hasta ese entonces era desconocido dentro de les los límites del País.

 Las Sociedades Bíblicas en el Ecuador es una organización interdenominacional cuyo fin primordial es la distribución de las Sagradas Escrituras. Actualmente tiene su sede en la ciudad de Quito.

 Conviene dar una mirada a la historia para saber quiénes eran, sus fundadores (en las páginas siguientes hablaremos sobre el trabajo de cada fundador). Diego Thomson pasó por el país en 1824 en una gira de colportaje de la Sociedad Bíblica Foránea de Inglaterra. Después de 62 años de silencio, en el año de 1886, Andrés Milne pasó por las tierras ecuatorianas distribuyendo las Escrituras. Todos los evangélicos recordamos el intento de Francisco Penzotti en 1892 ante el cual el clero, como siempre, prohibió la entrada da la Biblia.

La Biblia, especialmente en 1824, tuvo gran acogida por la clase social humilde,  los intelectuales  de la época y una  gran mayoría de frailes y estudiantes de religión.

Diego Thomson en  el Ecuador, 1824.

El representante de la Sociedad Bíblica Foránea de Inglaterra y fundador de las escuelas bajo el sistema que había  ideado el cuáquero Lancaster (Escuelas Lancasterianas), Diego Thomson, arribó al puerto de Guayaquil el 11 de octubre de 1824. Inmediatamente imprimió avisos y anuncios para colocarlos en las partes más visibles la ciudad, y para distribuir a lo largo del camino que esperaba recorrer a su paso para Colombia. El aviso decía lo siguiente;

"En venta (a) el Nuevo Testamento de nuestro Señor Jesús Cristo, en un tomo, bien impreso y bien encuadernado, al bajo precio de ocho reales. Esta venta continuará por (b) días solamente, y se espera que los que desea hacer se de este sagrado código de nuestra santa religión aprovecharán la ocasión que ahora se les ofrece.

Los anuncios impresos dieron una publicidad extraordinaria a la venta de las Escrituras. Durante los cuatro días de su estada, en Guayaquil vendió 738 ejemplares del nuevo Testamento.

Luego, por las aguas del río Guayas subió hasta Babahoyo donde vendió otros 41 ejemplares.

 Desde Babahoyo, a lomo de mula, se dirigió hacia Guaranda. El gobernador del Distrito, don Carlos Araujo, salió a recibirle y le ofreció su ayuda y colaboración desinteresada en la propagación de la Biblia. Luego Thomson Continuó su

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Juan C. Varétto. Diego Thomson. P. 88. Thomson nació en Escocia (1787). Fue pastor bautista y el pionero de las misiones evangélicas en América. Antes de su llegada al. Ecuador, desde Lima envió 20 ejemplares del Nuevo Testamento a un caballero residente en Guayaquil. Este, cuando Thomson llego a la Perla del Pacífico, ya había vendido los libros a razón de un peso cada uno. Véase pp. 5-7, 87:

Viaje hasta Riobamba. Al llegar a la sultana los Andes se presentan ante el gobernador Ambrosio Dávalos para entregarle la recomendación que traía del gobernador Araujo. Dávalos se mostró un colaborador entusiasta, y mandó. A llenar el blanco de los avisos que le mostró Thomson. Durante el poco tiempo de su visita a esa ciudad vendió 35 ejemplares  del Nuevo Testamento, de los cuales seis Compro el mismo gobernador.

 Después de atravesar los declives y hondonadas del majestuoso Chimborazo llegó a la ciudad de Ambato donde fue bien recibido. El gobernador Nicolás Báscones se dignó alojar en su propia casa al viajero Thomson, lugar en el que se distribuyeron las escrituras. La colaboración e interés de los tres.

pp.',85-96,' Después de caminar varias millas des de Guaranda, Thomson y su compañero guía tuvieron que soportar una torrencial lluvia acompañada de granizo y relámpagos. Consideraban imprudente  seguir el viaje en tales condiciones climatológicas. De manera que empezaron  a buscar un refugio en la primera choza indígena, que no era fácil encontrarla. Al fin hallaron una casa que pronto quedó convertida en un palacio para los desafortunados viajeros. Mientras tanto: "Estaba descendiendo a la casita dice Thomson, cuando alcancé a ver una persona montada en un buen caballo y cabestreando otro aún mejor. Me extrañaba verle marchar en dirección a las montañas. Desiertas a ésa hora tan avanzada y tuve la curiosidad de esperar que se acercase a nosotros, y le dije: "Diga, amigo, para dónde va tan tarde? “Estoy buscando a Vd. " me respondió. "Buscándome a mi" le dije  “Sí, dijo, tengo una carta para Vd. del gobernador de Guaranda”  Recibí la carta, la abrí y leí en lenguaje bondadoso que mi buen amigo, temiendo que yo estuviese sufriendo a causa de la tormenta, me había enviado un excelente caballo, con órdenes a su criado de viajar hasta dar conmigo, a cualquier hora que fuese, y verme salvo en Río Bamba Riobamba. Cualesquiera que hayan sido mis sentimientos antes, ahora lo menos estaban "perdidos en sorpresa, amor y alabanza." Debo decir también que el criado me entrego una canasta que halIé estaba llena de provisiones para el viaje, y en la cual también la mano amiga había dejado caer algunos.

Gobernadores por la obra bíblica fue digna del mayor aprecio por parte de Thomson.

En la larga travesía a Quito, un fraile dominico, que venía montado en mejor cabalgadura, invité a Thomson a que deja se la carga con los arrieros y siguiese con el hasta Tacunga                                                       (hoy se llama Latacunga). Al llegar Latacunga el fraile le dio alojamiento en el convento de la orden. Luego, en medio de un ambiente extraño Thomson sacó un Nuevo Testamento y le mostró al prior de la orden. A éste le agradó. Muchísimo y lo compró. Inmediatamente recomendó a los frailes que compraran ese libro ya que era importante que leyesen los ministros de religión. Así fue.  El convento se llenó de compradores bajo la aprobación del prior el mismo que llenó los anuncios y mandó a colocarlos en los lugares más visibles de la ciudad. Los frailes estaban gozosos por la gran acogida que tuvo el sagrado libro. En dos horas y medía se vendió 104 ejemplares de la Escritura.

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