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Los celos en el noviazgo


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2012  •  Ensayo  •  951 Palabras (4 Páginas)  •  532 Visitas

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LOS CELOS EN EL NOVIAZGO

(¿Se está pasando de celoso mi novio?) por Psic. Elizabeth Ramírez A.

Dios me ha permitido tener una relación de noviazgo tan hermosa como cristiana y ahora estamos a punto de casarnos. Con todo, los celos han estado incluidos en nuestra relación de alguna manera u otra. Creo que todos los hemos sentido en algún punto de nuestra vida, así que revisemos algo sobre ellos. ¿Qué son los celos? Los celos, según el diccionario de la Real Academia Española, son la sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona amada nos reste atención en favor de otra. Bajo esta definición podemos distinguir a los celos como una reacción, una emoción natural, ante un cambio de circunstancias en la relación entre dos personas. Cuando amamos a alguien, es normal que tengamos ciertas expectativas en cuanto a lo que la otra persona nos puede dar. Cuando éstas no se cumplen y vemos preferencia por algo o alguien más, obviamente reaccionamos. Por ejemplo, yo reconozco que espero que mi prometido me tenga como prioridad en su lista de actividades de fin de semana. Por eso, si su familia, trabajo o amigos lo absorben y tiene que salir con ellos, surge algo de celo por el tiempo que doy por supuesto que es para mí. Los celos también están relacionados a apropiar a algo o a alguien (como nuestro novio) como pertenencia de una. Como seres humanos, todos tenemos un sentido de pertenencia normal y válido

(el deseo de pertenecer a algo o a alguien) y esto se refleja de manera clara en la manera que dirigimos las relaciones de noviazgo. En este caso, entonces, los celos serían una reacción natural ante la posible pérdida de aquello que consideramos nuestro. Con esto en mente, preguntemos ¿Los celos son buenos o malos? Los celos, al definirse como una emoción, en sí mismos no tienen bondad o negatividad; el manejo de esta emoción es lo que le da su perfil positivo o negativo, junto con saber distinguir entre lo que percibimos y lo que realmente es. Como cualquier otra emoción (la tristeza, alegría, enojo, etc.) los celos, en la cantidad adecuada, pueden ser benéficos (¡claro, Dios nos los dio!). Por ejemplo, en mi caso, cuando mi novio me muestra algo de celos por alguna situación particular con algún compañero o amigo, me siento halagada porque sé que le importa y me cuida; en cambio, si ignora una situación en la que evidentemente alguien está intentando algo conmigo y no hace nada, me siento mal al no percibir ese interés. Los celos patológicos entran cuando la persona se deja guiar por la percepción de la situación y descarga su cúmulo de emociones por un temor constante a ser reemplazado, a perder lo que considera «suyo» – esto anclado a cuestiones personales como temor al rechazo, autoestima no sana, un historial negativo de relaciones, entre otros. Ahora, ¿Qué dice Dios en cuanto a los celos?

Yo creo firmemente que el que nos conoce mejor que nadie

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