Los restos de la educación en la modernidad liquida (BAUMAN)

Los restos de la educación en la modernidad liquida (BAUMAN)

Nos dice que aparece una nueva relación entre cultura y educación, las cuales se van transformando o cambiando simultáneamente, y que la educación es un proceso de transmisión cultural.

Debemos reajustar el significado del tiempo, la educación como tiempo, es diversa y heterogénea, esto quiere decir que el tiempo de aprendizaje de nuestros estudiantes son diferentes, no todos aprenden de la misma manera y al mismo tiempo.

En el acto educativo buscamos que el conocimiento tenga un valor que perdure en el tiempo y que deje una huella en los estudiantes, más allá de las modificaciones que se nos van a travesando con el correr del tiempo.

Él ve las tic, la tecnología, dentro de la sociedad, como una vida que se desarrolla en la pantalla, nuestra identidad en la era de internet es líquida por lo que hay una multiplicidad de identificación, como nuestros estudiante que no se pueden identificar con una sola cosa van construyendo su identidad con una gran cantidad de información simultánea. Bauman describe que la construcción de la identidad en la era de internet, es como la modernidad liquida, al diluir los dispositivos de la modernidad sólida, diluye la eficacia simbólica de lo mismo, el ironiza subrayando que esta sucesión inagotable de renacer (por el abanico consumista compulsivo…) buscando una autenticidad a cada momento. Y que uno de los riesgos que corremos con nuestros estudiantes es el aburrimiento

Está basado en los norteamericanos, donde nos explica que la sociedad se va adaptando a los cambios constantes que se van dando, donde nos permitimos a gastar nuestro tiempo para hacer algo que es mejor para nosotros, a esto Bauman lo denomina “síndrome de la impaciencia”, lo que hace que queramos las cosas aquí y ahora, en la educación que nos conformemos con los conceptos que hemos adquiridos hasta ahora y no seguimos progresando. Este síndrome transmite el mensaje inverso.

En el cambio contemporáneo, la educación tiene muchas dificultades ya que se requiere un enorme esfuerzo para sostener cualquiera de los dos supuestos y además aún más esfuerzo percibirlo como conceptos evidentes por sí mismos.

En el laberinto de lo conductistas, el mundo, tal como en la actualidad, es como un artefacto proyectado para olvidar que ahí un lugar para el aprendizaje. En semejante mundo el aprendizaje está condenado a ser una búsqueda interminable de objetos que perderán su brillo y se evapora en el momento que se alcancen.

La memoria en este mundo semejante es más rica cuanto más tiempo se conserva. Hoy la memoria es atrincherada, inhabilitante, engañosa e inútil.

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