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MANIPULACIÓN DE EMBRIONES HUMANOS


Enviado por   •  12 de Agosto de 2014  •  1.461 Palabras (6 Páginas)  •  335 Visitas

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MANIPULACIÓN DE EMBRIONES HUMANOS

La magnitud de la manipulación de los seres humanos en fase embrionaria ha alcanzado cotas impensables hace 25 años, cuando comenzó la práctica clínica de transmisión artificial de la vida. Las técnicas de reproducción artificial surgieron en el ámbito de la medicina como un medio de “asistir”; como una solución extrema para permitir la fecundación mutua de los gametos de un hombre y una mujer que desean procrear pero presentaban algún tipo de obstáculo, o alteración, que hace imposible el encuentro y fusión de sus propias células germinales. Empezó siendo un medio de solucionar, aunque sin curar, algunas formas de esterilidad.

El criterio moral es muy claro: la manipulación de la reproducción humana debe ayudar a que la unión corporal permita el fruto natural de concebir el hijo. La gama actual de situaciones aceptadas en la práctica real (tales como donantes de gametos, madres de hijos sin padre, madres ancianas, madres de alquiler, hijos a la carta, donación de embriones, uso de las técnicas para selección de los embriones que no porten una tara genética heredable con eliminación de los portadores, etc.) excede los limites clínicos planteados en los inicios, para convertirse en una medicina “del deseo” y en una eugenesia prenatal que permite elegir “el mejor” y destruir a sus hermanos.

La reforma actual aborda dos ámbitos y da dos tímidos noes a la situación moral y humanamente inmantenible a la que se ha llegado. En primer lugar, que no vuelva a darse el abuso, injustificable desde todo ángulo, de producir embriones en exceso, para elegir y que los restantes se conviertan en sobrantes del proceso. Acabar con el abuso de hijos buscados y que no son acogidos en el seno materno para que puedan tener la posibilidad de desarrollarse y nacer, a que toda persona tiene derecho. Un derecho, que es derecho básico y fundamental, a no ser abandonados y quedarse almacenados con su vida detenida en el frío. Este “no” es firme (todo embrión producido tiene que ser acogido en el proyecto parental de los progenitores), pero se hace tímido al admitir alguna excepción al número máximo de óvulos fecundados al mismo tiempo, por razón de la patología de los progenitores, en tanto en cuanto podría que dar alguna puerta abierta a la posibilidad de producir un número más elevado de hijos, y que estos no pudieran de hecho ser acogidos por los padres. La reforma de la ley da a esta petición un segundo “no”; prohibe reanimar los embriones, que no vayan a ser implantados en útero. Por tanto, éstos embriones no implantables no podrán ser cultivarlos y que se desarrollen in Vitro a fin de obtener células madre embrionarias. La reforma legaliza el uso de los embriones descongelados y no reanimados, es decir de los cadáveres humanos embrionarios, para que los materiales biológicos (restos mortales) sean donados por los progenitores para investigar.

Tres aspectos científico-tecnológicos en relación con la vida humana incipiente se entremezclan en esta compleja situación. Para que el debate no oculte la realidad de los graves problemas morales que conlleva la practica de la reproducción humana artificial es necesario llamar la atención, aunque sea muy brevemente, sobre lo que la ciencia actual dice acerca de las tres cuestiones siguientes: 1) la condición de individuo de un ser humano desde la concepción tanto si ha sido concebido naturalmente como si ha sido producido de forma artificial; tanto si se le denomina preembrión como si se le llama embrión preimplantatorio. 2) los recientes descubrimientos de las células madre, las fuentes de obtención, y las posibilidades terapéuticas; y 3) las tecnologías dirigidas a la producción de embriones por clonación a partir del material genético de un adulto.

Aún se oyen voces acerca de la necesidad de llevar a cabo la “clonación terapéutica”. Es decir, producir un embrión “clónico” del paciente para obtener células madre embrionarias que pudieran curar al paciente (de ahí el eufemismo acientífico de “terapeútica”), sin el consabido rechazo de un transplante de material ajeno. En este campo la conjunción de falacias ideológicas y de ciencia-ficción ha derramado mucha tinta. No sólo es, ética y humanamente, repugnante pensar en copiar seres humanos, o fabricarlos para destruirlos y usar sus células para curar a otro. Sino que además, actualmente, es imposible hacerlo desde el punto de vista técnico y siempre será innecesario para la medicina.

Esta práctica se ha ensayado a gran escala

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