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Materiales Prehispánicos


Enviado por   •  3 de Octubre de 2012  •  3.586 Palabras (15 Páginas)  •  966 Visitas

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Materiales Prehistoricos

I. Introducción

II. Etapa premetalúrgica

III. Calcolítico

IV. Edad del Bronce

V. Edad del Hierro

VI. Metalurgia prehistórica: contextualización sociohistórica

VII. Bibliografía

I- Introducción

A lo largo de la historia, desde su aparición en la Tierra, el ser humano se ha ayudado de instrumentos para modificar la naturaleza a su favor. En este sentido, la historia del hombre es una historia de la técnica, una historia en la que se ha buscado trasformar los elementos disponibles en el medio ambiente de modo que esta transformación hiciera la vida más sencilla. Desde muy tempranos momentos el hombre utilizó los elementos más disponibles a su alrededor: palos, piedras, pieles, huesos… elementos que podían ser trabajados, manipulados, para conseguir de ellos una efectividad, pero elementos que no necesitaban, en última instancia, de ninguna transformación íntima, ninguna modificación de sus propiedades estructurales. No es esto lo que ocurre con los metales. El metal, en su mayor parte, requiere para ser utilizado de una modificación trabajosa y compleja de las características en que lo hallamos en estado natural. La aparición de la metalurgia es un elemento reciente, visto desde la escala general de la historia, pero de tal importancia para el ser humano que no sería posible entender sin él el flujo de la historia ni, por supuesto, las sociedades contemporáneas. Así se ha considerado desde antiguo, hasta el punto de considerar su descubrimiento el hito que marca un antes y un después en las sociedades prehistóricas. En 1836 el danés C. J. Thomsen expone el Sistema de las Tres Edades para clasificar para el material prehistórico, propone que los materiales se dividan según provengan de la Edad de Piedra, de la Edad del Bronce o de la Edad del Hierro. Este sistema fue rápidamente aceptado por los investigadores y supuso un importante avance conceptual. Los artefactos prehistóricos podían ordenarse cronológicamente y, así, se proporcionaba un método eficaz para el estudio del pasado. Hoy día dicha clasificación, con modificaciones que no dejan de ser importantes, sigue vigente.

Sin embargo, y sin negar la importancia fundamental que la aparición del utillaje metálico tiene en la historia de un determinado grupo humano, no debemos caer en la idea, que hoy parecería ingenua, de que es esta innovación tecnológica la variable causal primaria de los radicales cambios que se suelen asociar a su aparición en el registro arqueológico. Haremos hincapié en esta idea más adelante.

II- Etapa Premetalúrgica

Existen evidencias de que el hombre prehistórico se vio atraído desde épocas tempranas por los minerales metálicos, en unos casos por su singularidad o belleza, como en el caso de la malaquita o azurita (ambos minerales de cobre), y en otros por su capacidad para utilizarlos en la decoración del cuerpo, tejidos o diversas superficies. Este último caso es del ocre, palabra genérica que designa diferentes óxidos de hierro, del que se verifica su utilización desde hace 300.000 años en Terra Amata, Niza y se encuentra muy frecuentemente asociado a yacimientos paleolíticos. Sabemos también de un temprano tratado térmico de estos elementos para acentuar su color.

El primer metal que se trabajó, sin duda por la facilidad de hacerlo, fue el cobre nativo. Las primeras evidencias de su trabajo las hallamos en el Tell de Sialk (Irán) y en Cayönü Tepesi (Anatolia), en tiempos del VIII al VII Milenio a C. El cobre nativo se puede trabajar en frío, por martillado, pero también se puede calentar para aumentar su maleabilidad y disminuir su fragilidad. Para esto último basta una temperatura de 200 a 300º C, lo que sin duda no era difícil de conseguir para los hombres de aquella época. Sin embargo, la fusión del cobre requiere de una temperatura de 1083º C la que no está claro si se consiguió antes de la reducción del mineral, que no necesita temperaturas tan elevadas. Lo que sí sabemos es que el cobre, nativo o mineral, se fundió y se introdujo en moldes ya en el V Milenio a C., tal como aparece en Susa..

También en la zona balcánica aparecen evidencias de cobre trabajado en frío (adornos de chapa) en la primera mitad del Vº Milenio a C.

Otros metales trabajados de manera premetalúrgica son el oro, que es fácil de trabajar por martillado a partir de las pepitas; el platino y la plata nativa, muy escasa en estado natural. Todos los anteriores asociados a trabajos de orfebrería. Y también el hierro nativo, asimismo muy raro, o el meteórico

Para algunos autores como Mohen es difícil admitir que la fusión del metal nativo, por las elevadas temperaturas que requiere, se haya conseguido antes que la reducción de los primeros minerales, menos exigentes en ese sentido.

III- Calcolítico

tradicionalmente se ha considerado la aparición de la metalurgia un como el hito que marca un antes y un después en la prehistoria, sin embargo, para algunos autores actuales la metalurgia sería una "innovación tecnológica relativa". Los autores justifican su opinión aludiendo a diferente aspectos. Uno de ellos es que una de las características tenidas como claves de la metalurgia, que es su asociación a la actividad minera, no es en absoluto una actividad nueva, de hecho se conocen actividades mineras asociadas al sílex o la obsidiana desde el paleolítico. Ni siquiera la manera de explotar en este momento varía mucho, la minería del calcolítico es muy similar a las anteriores. De hecho es, como la paleolítica, una operación superficial, que apenas araña la tierra con explotaciones de superficie.

Otro argumento es que la fundición del cobre no requiere ni mucho menos una tecnología excesivamente más compleja que la de la cerámica. Sabemos que en épocas neolíticas balcánicas se alcanzaban con facilidad temperaturas de 700º y que, contemporáneamente, en Mesopotamia se alcanzaban temperaturas de 800º e incluso 1.000º C; tendríamos así una pirotecnología suficientemente avanzada como para reducir óxidos y carbonatos de cobre, que exigen alcanzar los 1.000º C y menos si utilizamos fundentes.

Por último, los autores afirman que tampoco el horno metalúrgico fue una innovación transcendental dado que ya se conocía la vasija-horno que era capaz de soportar hasta 1.250º C.

Para Mohen, en cambio, sí se puede considerar al horno metalúrgico como una innovación esencial. Su principal característica es que gracias a la utilización de un soplete de boca o un fuelle se pueden alcanzar con facilidad los 1.100º C.

Mohen afirma que el horno metalúrgico es diferente de todos los demás, requiere atizar el fuego en unas condiciones reductoras que hacen incompatible el aporte de aire desde

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