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Memoria De Mis Putas Tristes


Enviado por   •  7 de Julio de 2011  •  3.118 Palabras (13 Páginas)  •  7.372 Visitas

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INTRODUCCION

Memoria de mis putas tristes es una deliciosa novelita sobre el amor, la soledad y la vejez. La obra, en síntesis, cuenta la historia de un anciano periodista que en su cumpleaños número noventa decide regalarse una noche de placer con una adolescente virgen en la cual descubre el amor a los 90 años. Si antes no tenía más expectativa que regalarse “una noche de amor loco con la adolescente virgen” luego de la revelación, ante esa misma joven a la cual bautiza como Delgadina haciendo referencia a un romance tradicional de origen español que cuenta la historia de un padre que se enamora de su hija menor llamada Delgadina, no puede menos que desear vivir muchos más años.

El tema de la prostitución es relativamente viejo en la narrativa hispanoamericana de ahí que Gabo haya despertado un gran interés, además del que habitualmente causan todas sus escrituras. El solo hecho de poner en su título la palabra puta, con todas sus letras, ha causado tal impacto, que casi podría decirse que ha armado un escándalo ¿intencionalmente? quizás. Y digo casi, porque hace tiempo estoy convencido de que hoy en materia de literatura no hay nada que sea capaz de causar un verdadero escándalo.

Pero lo más curioso es que, a pesar de esa palabra en el título, esta novela de Gabo no es propiamente sobre la prostitución y la vida de las prostitutas. De ello se habla allí. Se mencionan varias putas relacionadas con el protagonista, y no es nada aventurado ni indiscreto decir que tales referencias son evidentemente autobiográficas. También, aunque en menor medida, se habla del ambiente del prostíbulo. Sin embargo, no hay duda de que el tema central de la novela es el amor, no importa que para ello el novelista se valga de la relación, en cierto modo anormal, entre un anciano de noventa años y una joven adolescente, de la cual es fácil dudar que pueda llamársele realmente puta. La niña atraviesa toda la novela siendo virgen, hasta el final. Y cabe preguntarse, ¿puede ser puta una virgen? o a la inversa: ¿puede ser virgen una puta?

Aquella relación comienza siendo un simple caso de prostitución: el anciano quiere celebrar sus noventa años pasando la noche en un burdel , “una noche libertina” como él mismo dice, pero con una virgen, y para ello recurre a una vieja amiga patrona del burdel. Parece indiscutible que aquel anciano, que ha sido un famoso y experimentado en las artes de la prostitución nunca se había acostado con una virgen, y no quiere irse del mundo sin hacerlo aunque fuese una vez. Sólo que, desde la primera noche, el anciano sufre, podría decirse, de una crisis de ternura al ver la niña desnuda y dormida, y prefiere dedicarse a su contemplación así, dormida y desnuda, noche tras noche, durante todo un año. Pero esa inocente contemplación se va cambiando en amor, puesto de claro en aquel anciano casi como un amor de adolescente. Y de hecho lo es, porque a su edad nunca antes se había enamorado de verdad. Él mismo lo confiesa: “Hoy sé que no fue una alucinación sino un milagro más del primer amor de mi vida a los noventa años”. Mas aquel amor, que en un anciano no tiene por qué sorprender, prende también a la muchacha, algo menos probable: “Esa pobre criatura está lela de amor por ti” le dice Rosa Cabarcas, su vieja amiga patrona de burdel.

El amor que el anciano siente por la joven se da con una fuerza brutal, como un amor adolescente. En un pasaje de la novela el protagonista confiesa: “Era tal mi desvarío, que en una manifestación estudiantil con piedras y botellas, tuve que sacar fuerzas de flaqueza para no ponerme al frente con un letrero que consagrara mi verdad: Estoy loco de amor”. Y en otra ocasión describe su amor, ya más en el plano erótico, con una intensidad admirable: “…la besé por todo el cuerpo hasta quedarme sin aliento: la espina dorsal, vértebra por vértebra, hasta las nalgas lánguidas, el costado del lunar, el de su corazón inagotable. A medida que la besaba aumentaba el calor de su cuerpo y exhalaba una fragancia montuna. Ella me respondió con vibraciones nuevas en cada pulgada de su piel, y en cada una encontré un gemido nuevo, y toda ella resonó por dentro con un arpegio y sus pezones se abrieron en flor sin tocarlos” . Tampoco es, pues, un amor platónico.

Otro de los temas que García Márquez trata en esta novela es el del envejecimiento del ser humano. Este puede parecer un tema secundario en relación con el del amor, que es el principal, pero es igualmente de mucha importancia, hasta el punto de ser una de las claves importantes en el desarrollo del relato. García Márquez trata el asunto del envejecimiento más bien como un telón de fondo, sobre el cual se desarrolla la trama novelesca acerca del amor. Por supuesto que entre ambos existe una permanente interacción, pues el tema amoroso aquí tiene un valor diferente, precisamente porque se trata de un anciano de noventa años y una niña de catorce, enamorados de una manera extraña, como si ambos, y no sólo ella, fuesen adolescentes.

Podría creerse que un viejo de noventa años que pretende celebrar su aniversario con una libertinaje y la participación de una niña de catorce años, que además era virgen, no es sino un viejo verde, libidinoso y lujurioso. Pero no es así. El mismo protagonista sin nombre –sólo se conoce el apodo que una vez le pusieron sus alumnos de Literatura, se encarga, también al comienzo, de desvanecer tales sospechas: “aquel fue el principio de una nueva vida a una edad en que la mayoría de los mortales están muertos” . Es decir, que él tenía conciencia de su vejez, como se demuestra frecuentemente a lo largo de la novela. Hay incluso un momento en que él mismo empieza a pasar revista a su vida década por década: “…empecé a medir la vida no por años sino por décadas. La de los cincuenta había sido decisiva porque tomé conciencia de que casi todo el mundo era menor que yo. La de los sesenta fue la más intensa por la sospecha de que ya no me quedaba tiempo para equivocarme.

Aquel personaje tiene, pues, conciencia de su vejez, y el proceso en que esta se va desarrollando progresivamente se describe en la novela con una gran precisión, en términos que cualquier lector de más de cincuenta años podría apropiárselos. Sin embargo, no se piense que esas “flaquezas frente al amor” son de tipo físico o disfuncionales, pues si bien el anciano se arrepiente de su propósito inicial de desvirgar una niña como entusiasmo de su aniversario numero noventa, no es porque le faltara sus ánimos masculinos, sino por alguna otra causa que transforma su rijosidad en ternura.

La novela en su conjunto es lo anecdótica pues pudo haber sido inventado imaginativamente por García Márquez, pero imaginación no es fantasía. Y lo que allí se

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