Meritocracia y alfabetización
Enviado por Daniela Nieto • 28 de Septiembre de 2022 • Apuntes • 893 Palabras (4 Páginas) • 74 Visitas
Meritocracia y alfabetización
¿Qué tanto influye el contexto socioeconómico en el nivel de alfabetización adquirido?
Si bien ha sido una idea recurrente durante el siglo XX, en los últimos años con el avance de la derecha en Latinoamérica, la idea de la meritocracia volvió a tomar fuerza. Esa creencia, casi hasta filosófica, de que “el que quiere, puede”. Pero ¿cuánto de verdad tiene tal afirmación? ¿Tiene en cuenta todas las variables posibles? ¿Cuánto afecta o favorece el contexto socioeconómico de una persona en su nivel de alfabetización?
Todos hemos escuchado la increíble historia de una tal Paulina, que logró recibirse de arquitecta o doctora viviendo en la villa, con un trabajo los días de semana y otro distinto los sábados y domingos. Estas historias nos encantan, pues nos prometen (falsamente) que nuestros esfuerzos siempre tendrán sus frutos, ya que “si ella pudo, yo también puedo”. Sin embargo, historias como las de Paulina, esa chica de la villa, resaltan, justamente, por su excepcionalidad. Los defensores de la meritocracia se aferran de esos casos excepcionales sin saber que son ellos quienes terminan de derrumbar su propia ideología.
Si el que se esfuerza lo logra, ¿por qué algunas personas tienen que esforzarse muchísimo más que otras para lograrlo? ¿Es que acaso no todos los esfuerzos valen lo mismo? Se supone que la meritocracia aparece cuando tenemos “libertad” y podemos “elegir”. Se supone también que todos tenemos la libertad de estudiar, trabajar, emprender, formar familias funcionales, ser exitosos, ya que los resultados dependen enteramente de nosotros y de nuestro esfuerzo. Si lo logramos significa que hicimos las cosas bien. Por el contrario, si no logramos lo que queremos, es porque fracasamos como individuos libres ya que no pusimos todo nuestro esfuerzo en conseguirlo.
Pero si nos quedamos con esos casos excepcionales, como el de Paulina, nos perdemos de ver a todos aquellos que también lo intentaron pero no lo lograron, como puede ser el caso de Pablo. Pablo es el hermano mayor de Paulina y antes de que su hermana naciera, tuvo que dejar la escuela para ayudar a su padre en el trabajo. Cuando la economía de la familia se estabilizó, ya no pudo volver a la escuela porque estaba desfasado con respecto al resto de los chicos de su edad. Allí podemos ver que las oportunidades nunca fueron iguales ni siquiera para dos miembros de la misma familia. Y ni mencionar el caso de Luján, cuyos padres –por mérito o por herencia- siempre vivieron de rentas. Luján ni se enteró de la crisis económica que hizo que Pablo tuviera que dejar la escuela.
Ya vemos que las sociedades desiguales hacen que las oportunidades de progreso no sean accesibles para todos. Uno de los factores claves para el progreso es el nivel educativo adquirido. Es más que común leer en los avisos clasificados donde se ofrece un trabajo “requisitos: secundario completo”. Si viviéramos en una meritocracia, cualquier persona que se esfuerce lo suficiente podría terminar el secundario y aplicar para dicho trabajo. Pero en la realidad los datos nos dicen
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