Miguel Angel Flores
Enviado por migue_flores • 8 de Noviembre de 2013 • 1.384 Palabras (6 Páginas) • 361 Visitas
TEXTOS DE DIVULGACIÓN
Los libros de textos pertenecen al segundo nivel que se ha llamado de divulgación. Los datos que ofrecen son secundarios; pueden provenir de los que proporciona el investigador (primario). Pero hay casos terciarios y aún de cuarto y quinto grado, según el carácter de la fuente de información. Por ejemplo; un libro que se basa en otro libro de texto, simplificándolo o ampliándolo, es de nivel terciario. En los textos no es frecuente la referencia bibliográfica. El destinatario (el estudiante) y el nivel que cursa, determinan la mayor o menor extensión de la bibliografía y su categoría científica.
Las obras que han servido de fuente al autor se colocan al final del libro, bajo el título de Bibliografía. También al pie de página suele aparecer el nombre del autor de una cita textual, aunque a veces se reúnen estas fuentes al final del libro con numeración corrida e indicación de capítulo. Por ejemplo:
Las fuentes de información
A partir del siglo XIX, y ante el aumento extraordinario del papel impreso, se ha hecho necesaria, la organización de los datos concretos que contienen las diferentes fuentes de información: libros, revistas y otras publicaciones periódicas; documentos oficiales, actas de los congresos científicos, recopilaciones de ponencias en mesas redondas, paneles, etc. Para facilitar la elaboración de textos de tipo informativo (de divulgación o científicos), se han elaborado instrumentos de trabajo llamados obras de referencias:
FORMA DE TRABAJO
El autor de textos emplea habitualmente alguno de estos materiales:
— Obras de referencia.
— Textos auxiliares sobre diversos temas.
— Bibliografía de nivel superior para adaptarla (esta última se utiliza en las obras de alta divulgación).
Se trabaja, por lo general, con dos ficheros; uno que contiene las fichas de libros y artículos y otro mayor donde se recogen datos o textos.
Estas fichas bibliográficas —de autores, artículos o las llamadas células de textos— ofrecerán información sobre el asunto en general o sobre cada capítulo. Antes, se supone que el autor diseñará su obra, en un comienzo como proyecto, para luego, corregir, suprimir, ampliar o sustituir diversos aspectos de acuerdo con el material que ofrezcan las obras de referencia.
El autor de texto, que debe actualizarse constantemente, no sólo tendrá fichados los libros de consulta, sino también, enciclopedias, documentos, actas, etc. para según el caso, utilizar una ficha bibliográfica o una cédula de texto.
La agrupación por temas de los materiales para cada núcleo de información (la composición del átomo, las revoluciones del siglo XIX, los avances en el estudio del proceso químico de la célula, las exploraciones a las tierras heladas, la biografía de un hombre representativo, etc.), facilitará la tarea de cotejo y la elaboración de la síntesis. Habitualmente, como todo autor trabaja con supuestos de apoyo, esta tarea facilitará la selección de las diferentes referencias.
Como en general, en nuestros libros de textos no suelen aparecer las fuentes, pues a veces son libros de tercera o cuarta mano (sin que ello implique su desvalorización, ya que lo que importa es la organización de los materiales y su enfoque pedagógico) resulta a veces difícil rastrear los procedimientos para buscar fuentes y conocer cómo se las utiliza.
Veremos algunos casos sobre textos escolares:
1º Presentación de una bibliografía general, al final del texto, comentada por profesores y alumnos, y que puede sugerir la orientación científica y/o pedagógica del autor. El lector sabrá así cuáles son las fuentes de información y cómo se relacionan con el texto.
2° Una bibliografía de consulta al final de cada capítulo que no sólo señala las fuentes del autor, sino que orienta al alumno en una mayor especialización sobre la materia. Véase, como ejemplo la Nueva didáctica especial, de Spencer-Giudice, publicada por editorial Kapelusz en 1968. La bibliografía
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