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Origen Del Ser Humano


Enviado por   •  27 de Abril de 2014  •  9.392 Palabras (38 Páginas)  •  246 Visitas

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PRESENTACIÓN

Prof. Gerardo Gaitán, dada la tarea asignada, como grupo nos ha tocado desarrollar el tema que es tan importante en el mundo, el cual es La Evolución del Hombre, que se ha tratado en el famoso libro del también famoso naturalista inglés Charles Darwin. Presentamos entonces este trabajo que esperamos sea de gran ayuda para las demás personas que lo traten y quizá se ampliar la información con los nuevos conocimientos que puedan ser adquiridos.

El grupo.

INTRODUCCIÓN

Desde la antigüedad, el modo de originarse la vida y la aparición de la gran variedad de organismos conocidos, constituyó un misterio que, en menor o mayor medida, despertó curiosidad de los científicos, la evolución es el proceso por el que una especie cambia a través del tiempo. Dado que se lleva a cabo de manera muy lenta, han de sucederse muchas generaciones antes de que empiece a hacerse evidente alguna variación, es así que Darwin se inclinó en este misterio y se dedicó a plantear una teoría.

La teoría Darwinista considera como motor de la evolución la adaptación al medio ambiente derivado del efecto combinado de la selección natural y de las mutaciones aleatorias. Así surgió la teoría darwinista, mostrando claramente los efectos de la evolución de las especies, podemos deducir que a pesar que ésta fue aceptada ha tenido muchos problemas desde el punto de vista científico.

La obra consta de siete capítulos que nos quieren dar a conocer sobre cómo se dio en sí la evolución del ser humano, nos tratan de explicar que si la teoría de la evolución quería cumplir una condición científica se dice que se tuvo que alejar de toda apreciación religiosa.

El presente informe tiene como finalidad destacar lo que es el origen de la evolución del hombre y hacer hincapié a los aportes que nos dio Darwin para poder sacar nuestras propias conclusiones respecto a lo dicho por Darwin.

I. CAPITULO I

1.1. Pruebas de que el hombre desciende de una forma inferior

Darwin se propone demostrar en esta obra que el hombre es el descendiente modificado de alguna forma inferior. A ésta conclusión llega tras pensar que las variaciones manifestadas en el hombre en cuanto a la conformación corporal, (enfermedades, embrión, órganos, etc.), y también intelectual, están sometidas a las mismas leyes de los animales inferiores. El hombre está constituido sobre el mismo tipo general o modelo que los demás mamíferos. Todos los huesos de su esqueleto son comparables a los huesos correspondientes de un mono, de un murciélago, o de una foca. Lo mismo se puede afirmar de sus músculos, nervios, vasos sanguíneos y vísceras internas. El cerebro, el más importante de todos los órganos, sigue la misma ley, como lo han probado Huxley y otros anatomistas, pero añade que los dos cerebros no concuerdan completamente en ningún período de su evolución; Por los caracteres anatómicos de su cerebro, el hombre se aproxima más a los monos antropomorfos.

Así, por ejemplo, el hombre posee enfermedades comunes con algunos animales; igual sucede con ciertos parásitos que son comunes El hombre puede tomar de animales inferiores, o comunicarles a su vez, enfermedades tales como la rabia, las viruelas, etc., hecho que prueba la gran similitud de sus tejidos, tanto en su composición como en su estructura elemental; muchas especies de monos tienen un pronunciado gusto por el té, el café y las bebidas espirituosas; fuman también el tabaco con placer.

Estos hechos, poco importantes, prueban cuán semejantes son los nervios del gusto en el hombre y los monos, y cuán parecidamente puede ser afectado el sistema nervioso de ambos.

El hombre se desarrolla de una óvula de cerca de dos centímetros de diámetro, que no difiere en ningún punto de la que da origen a los demás animales, el embrión humano es semejante al de otros animales; la similitud de los distintos miembros del cuerpo es bien notoria, etc.

Basándose en ellas, el autor concluye que “el hombre y todos los demás vertebrados han sido construidos según un mismo modelo general”; admite que todos ellos tienen un origen común, y niega la idea de que fuesen el producto de actos creativos separados. Y este es precisamente el núcleo de la argumentación científica de Darwin: dos cosas semejantes tienen un origen común; argumento enriquecido con una multitud de datos que en realidad sólo evidencian semejanzas entre los seres vivos de la naturaleza, pero que no necesariamente prueban un origen común.

En los Rudimentos nos dice que no se podría encontrar un solo animal superior que no presente alguna semejanza, en concepto de estado rudimentario, con la de un hombre. Ya que sobresalen entre algunas características de esta semejanza como por ejemplo ciertos órganos rudimentarios que sólo se ven en estado de desarrollo. Los primeros son absolutamente inútiles, como las mamas de los cuadrúpedos machos, o los incisivos de los rumiantes, que no llegan a atravesar la encía; que son utilizados de poca manera en sus posesores actuales donde podemos suponer que de ningún modo se hayan podido desarrollar en condiciones actuales. Los órganos, en este último estado, no pueden llamarse estrictamente rudimentarios, pero tienden a serlo. Los órganos rudimentarios son eminentemente variables; hecho que fácilmente se comprende, ya que siendo inútiles, o poco menos usados, no están sometidos a la acción de la selección natural. Los principales agentes que parecen provocar el estado rudimentario en los órganos, son la falta de uso.

Sobre el cuerpo humano se han observado durante estos últimos años varios músculos rudimentarios; que tienen presencia tanto en algunos animales inferiores, como pueden encontrar en un estado muy reducido también en el hombre. Muchos conocen la aptitud de algunos animales como el caballo, para mover ciertas partes de la piel, se encuentran restos de este músculo en estado de actividad, en algunos puntos del cuerpo humano: en la frente, por ejemplo, donde hace pestañear. Los músculos que sirven para mover el aparato externo del oído, y los músculos especiales que determinan los movimientos de las distintas partes pertenecientes al sistema muscular, se presentan en estado rudimentario en el hombre.

Otro aspecto referido a músculos rudimentarios se encuentra en el hecho de que se puede ver a un individuo que pueda mover hacia adelante sus orejas, y otro que podía retirarlas hacia atrás. La facultad de enderezar las orejas y dirigirlas en distintos sentidos, presta indudablemente grandes indicios con semejanzas a muchos animales, quienes utilizan estos movimientos para situaciones como: conocer el punto de peligro a los cuales están expuestos;

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