PRUEBA Y ERROR PARA LA MEJOR VIDA. SIEMPRE A COSTA DE… LOS DE ABAJO
Enviado por cristh.ani • 17 de Febrero de 2015 • 2.569 Palabras (11 Páginas) • 372 Visitas
Así es como quiero empezar este ensayo, con la siguiente cita que aparece en “La
sensibilidad del mexicano” perteneciente a La anatomía del mexicano, Ezequiel Chávez nos
menciona que “Por lo que se refiere a la raza indígena no temo asegurar que su sensibilidad se
despierta con trabajo: nace poco a poco y durante largo tiempo” (2002, p. 29). Quizá sea una de
las formas en las que nadie ve que el indígena, el mexicano, esté acostumbrado y pueda mostrar
su sensibilidad. Después de repasar esta lectura varias veces, no pude evitar sacar de mi mente la
siguiente pregunta: ¿Ser indígenas, es ser insensibles? Y es que de esa forma era lo que yo
entendí, una manera para querer quebrantarlos desde siempre. Es por eso que Chávez dice y
estoy parafraseando: que al no tener tanta cultura y estar atado a viejos tradicionalismos es que
no puede haber muchas emociones. Es acaso que lo que el indígena defiende y por lo que lucha,
su amor a la tierra, su embriaguez, no lo hace ser también sensible. No puede ser menos sensible
que un extranjero, no significa que por tener indiferencia a la muerte el extranjero tenga más por
el hecho de entrar a un lugar religioso, una capilla, y hacer de sus rezos unos suplicios.
Fuera de que no se crea que el mexicano es sensible, entonces ¿De qué sirve tanta tradición
que se la ido inculcando? Todas esas costumbres que se han ido enseñando y quedado a través
del tiempo, quizá es más frío el tema de la muerte pero vaya que se tiene un cálido respeto a la
adoración y la gratitud a sus imágenes santas. Sí, quizá tenga que ver el lugar donde crecimos.
Pero al saber que ve más por el lado de la gratitud, de la adoración, aún más que la propia
amistad, entonces quizá Chávez si tenga razón. Y mi punto de vista por lo pronto ya está de
acuerdo con él. Conforme avanzaba la lectura, me daba cuenta de estos estereotipos; podía decir
que este hombre no podía estar más correcto, es decir, podemos hacer comparaciones con
personas en la actualidad, ese mestizo vulgar, es como esos de clase media hoy en día, ambos se
sienten muy hombres, defienden a su país, a su patria, son valientes. Pero siendo todo lo
contrario a esos mestizos superiores, esos que lo que quieren es experimentar emociones, y es lo
que hacen pero a un nivel más intelectual, que buscan, que no se conforman con lo que se tiene,
gente de cambio, siendo esto lo que les permite buscar más independencia, no como esos indios,
que siempre son subestimados y como ya lo había dicho Chávez, quebrantados, no mirando mas
allá de sus tierras. Ahora me queda más que claro lo de la diferencia de culturas alrededor del
mundo que se ve influenciada en nuestros pensamientos, en nuestras acciones, ya no solo
depende del lugar en donde crecimos sino también de quién llega y nos brinda algo nuevo.
Será quizá que Carlos Fuentes tenga razón al mencionar que México está en búsqueda de
de identidad, la apariencia, entre lo que necesita y esa libertad. Y al no tenerla, al solo tener lo
malo, esa fatalidad de la que Fuentes habla, no hay mejor manera que defenderse con “el albur”,
donde no hay nada directo, sólo desvío de palabras llenas de sentimientos vanos. No hay nada
como un México lleno de máscaras, tratando mientras o tal vez siempre de adivinar quién hay
detrás. Seguimos siendo cerrados ante todo lo que sucede, más si es del ámbito fatal. Es mejor
tomar métodos ajenos, fórmulas de otro lugar, traer e implementar cosas que básicamente no
concuerdan con lo que somos, con lo que necesita el país y con lo que nadie necesita en realidad.
No es más que el progreso sólo por progresar, y ese debe terminar, sin buscar nada más
adicional, nada más que ambición de la que no se puede dar un resultado bueno. ¿Qué puede
cambiar? La mecánica de cómo es que se debe desarrollar ese modelo que nos permita llegar,
llevarnos a mejorar. Abrirse a nuevas opciones y pensamientos, siempre y cuando sea para
nuestro beneficio, no nada más el de unos cuantos, sino el de todos, con base a lo que en realidad
necesitamos sin tener que tomar los modelos de alguien más, de países que tienen necesidades
distintas y que nosotros creemos que si a ellos les funciona ¿Por qué a nosotros no? Y es para eso
que se pude seguir mirando atrás, para ver qué se puede encontrar, ser nosotros mismos,
aprendiendo de lo que estuvo mal, tener esa capacidad para encontrar una identidad que por
muchos años se ha estado aplazando, algo que se toma como iniciativa y que después de lograr lo
que no se quiere, lo que no está bien, sigue quedando en el olvido. Seguimos siendo la sombra de
los demás.
Decía Guillermo Bonfil algo que para mí es importante, que “En México no hay una
cultura nacional, no se debe a la existencia de de diversas culturas, sino a que no hemos sido
capaces de crear el espacio adecuado para su convivencia” (Bonfil, 1991, p. 123). Y ¿Por qué para
mi es importante? Pues porque no dice otra cosa sino que unidos es más probable cambiar,
mejorar. Y es que lo que ya había mencionado, el encontrar una forma en la que todos estos
factores culturales, esta cultura nacional, se puedan incluir en una sola, de tal forma que puedan
tomar en cuenta todas esas distintas perspectivas, esas distintas mecánicas de llevar a una sola
preocupación, que es el tener un mejor país. Bonfil dice: “La cultura nacional no puede ser otra
cosa que la organización de nuestras capacidades para convivir en una sociedad pluricultural
diversificada. En la que cada persona de cada cultura, pueda desarrollarse y desarrollarla al
máximo de su potencialidad, sin opresión y con el estimulo del dialogo con las demás culturas”
(Bonfil, 1991, p.122). Es por eso que hasta este momento es con este personaje que me he puesto
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