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PRÁCTICA No. 5 Geometría molecular


Enviado por   •  3 de Junio de 2018  •  Ensayo  •  2.240 Palabras (9 Páginas)  •  155 Visitas

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El problema de la definición del ser humano

Según explica M. Morey en su libro el Hombre como argumento, la problemática a la que intenta responder la Antropología filosófica, ¿qué es el hombre?, parece que nos conduce a un largo proceso de intentos discursivos para dar una definición de lo qué es ser un hombre, más bien parece que es harto dificultosa esta tarea.

Intentar encontrar una definición de hombre que no sea una producción de nuestros prejuicios es una tarea que parece muy difícil de asumir, si no imposible. Se nos proponen tres posibles definiciones de hombre: animal racional, la existencia concreta del hombre es el trabajo y el hombre es un animal dotado de 23 pares de cromosomas. EN primera instancia parecen decisiones que pueden satisfacernos, sobre todo la biológica, pues ¿qué puede existir que nos defina más que nuestro ADN?

Sin embargo, el autor plantea una serie de comentarios críticos a estas definiciones, que le parecen insuficientes para caracterizar al ser del hombre. Se nos dice que el surgimiento de la Antropología filosófica se debe a la toma de conciencia de que “el hombre es un ser indefinido”. Para ver si una definición de hombre es correcta debemos preguntar a quién deja fuera esa definición, por ejemplo, si usamos como caracterización única de hombre “tienes 23 cromosomas”, los individuos que tienen una trisomía en su genoma dejan de ser considerados hombres. Este camino, que lleva a excluir, a prohibir la plena ciudadanía humana a un determinado sector de la población es “un camino a la barbarie”.

Entonces la tarea es ya doble, encontrar una definición de hombre y que esta no contenga elementos discriminatorios, que no deje a nadie fuera de su cobijo.

La pregunta por el ser del hombre

Scheler, considerado como uno de los fundadores de la Antropología filosófica dice en uno de sus textos: “En ninguna época de la historia ha resultado el hombre tan problemático para sí mismo como en la actualidad. Poseemos una antropología científica, otra filosófica y otra teológica, que no se preocupan una de otra. Pero no poseemos una idea unitaria del hombre. Por otra parte, la multitud siempre creciente de ciencias especiales que se ocupan del hombre, ocultan la esencia de éste mucho más que lo iluminan, por valiosas que sean”.

García Bacca nos explica que: “Empleo la distinción entre tema y problema, y digo: hasta la concepción moderna del Universo, por tanto, hasta la nuestra, el hombre ha sido tema, a saber, algo perfectamente determinado, según la fuerza de la palabra griega; algo definido, estable y permanente. Pero la concepción moderna del Universo, en la que estamos todos sumergidos y empapados, considera el hombre, y se siente, como problema, en todos los órdenes. Nuestra existencia es problemática y nuestra esencia, problematicidad. Las anteriores la griega, la medieval son tema: algo bien puesto, firme estable y permanente.”

En estas dos citas podemos observar como central el tema de la problematicidad. Lo que distingue a la Antropología filosófica de los demás saberes sobre el hombre es su carácter problemático, como dijo Landmann; lo que distingue a la antropología filosófica de la no-filosófica, es que la física y etnológica presuponen ciertos conocimientos del hombre e investigan sus obras exteriores, mientras que la filosófica se plantea como problema el conocimiento que aquellas ciencias presuponen, se pregunta qué es lo que diferencia al ser humano de todos los demás seres.

Según M. Morey existen tres estrategias principales para determinar mejor la cuestión de qué es lo que convierte en filosófica a una antropología.

  1. Una primera tendencia que sería filosófica por su carácter general e integrados de las demás antropologías, que solo tratan el tema de manera parcial. E. Morin podría ser un representante de esta corriente cuando afirma: “En la actualidad la antropología no puede prescindir de una reflexión sobre:
  • El principio einsteniano de la relatividad
  • El principio de indeterminación de Heisenberg
  • El descubrimiento de la antimateria
  • La cibernética, teoría de la información
  • La química bilógica
  • El concepto de realidad
  1. Esta segunda vía se centraría en una vía de reflexión que profundiza con una perspectiva científica, considerada la mejor vía de acceso a este conocimiento.
  2. La tercera vía se caracteriza por tomar un método y unos contenidos filosóficos. Si bien esta parece la tendencia más noble, en palabra de Morey, también es la más ambigua, pues permite una multiplicidad de recorridos posibles según lo que se entienda por método filosófico.

Según se señala el libro de debería seguir dos líneas fundamentales de cuestionamiento: una pregunta por la legitimidad del discurso producido desde cada una de las estrategias y cuestionar la necesidad de dicho discurso.

Con respecto a la relación de la antropología filosófica con la ciencia, es evidente que no se puede prescindir del saber positivo a la hora de hablar del ser del hombre, pero tampoco se puede pretender que todo discurso antropológico gire exclusivamente sobre la visón particular una ciencia. Como dice Jacob: “No es a partir de la biología que se puede formar una cierta idea del hombre. Es, al contrario, a partir de una cierta idea del hombre que se puede utilizar la biología al servicio de este”. La opinión de Gehlen también resulta interesante: “El hecho de que el hombre se entienda a sí mismo como imagen de Dios o bien como un mono que ha tenido éxito, establecerá una clara diferencia en su comportamiento con relación a hecho reales. También en ambos casos se oirán muy distintos tipos de mandatos dentro de uno mismo. Existe un ser vivo, una de cuyas propiedades más importantes es la de tener que adoptar una postura con respecto a sí mismo, haciéndose necesaria una imagen, una fórmula de interpretación. Con respecto a sí mismo significa: con respecto a los impulsos y propiedades que percibe en sí mismo y también con respecto a sus semejantes, los demás hombres, ya que el modo de tratarlos dependerá de lo que piense acerca de ellos y de lo que piense acerca de sí mismo. Pero esto significa que el hombre tiene que dar una interpretación de su ser y, partiendo de ella, tomar una posición con respecto a sí mismo y a los demás, cosa que no es fácil.”

Morey interpreta esta cita de Gehlen diciendo que la Antropología filosófica no puede obviar que el hombre no es solo un objeto de conocimiento sino también un sujeto de reconocimiento, y este último punto rebasa el ámbito de la verdad positiva.

Una buena objeción, a mi parecer, a la visión biologicista del hombre es la que formula Kamlah: “Una teoría filosófica completa y válida del hombre debe abarcar la ética y una de las fallas de la antropología actual, demasiado ligada a la biología, es precisamente la exclusión de la ética”.

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