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Psicoanálisis - Psicoterapia Psiconalítica: Un eje en constante revisión


Enviado por   •  26 de Mayo de 2014  •  Ensayo  •  5.803 Palabras (24 Páginas)  •  218 Visitas

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Psicoanálisis - Psicoterapia Psiconalítica: Un eje en constante revisión.

David Amorín Fontes.

La relación entre Psicoanálisis y Psicoterapia Psicoanalítica ha sido largamente discutida al cabo de décadas. Sin embargo, cuanto más profundizamos al respecto, más compleja se nos presenta la trama de mutuos atravesamientos, desdibujándose las diferencias teóricas y metodológicas.

Intentaré repasar problematizadoramente algunos tópicos centrales en el ejercicio de la Psicoterapia Psicoanalítica. Tal abordaje técnico se encuentra ampliamente difundido en nuestra profesión existiendo distintos niveles de formación y experiencia al respecto.

Por otra parte, una reflexión crítica parece imponerse – entre otros aspectos – dada la proliferación de nuevas técnicas (mas o menos científicas, mas o menos esotéricas, mas o menos alternativas, etc.), que ofertan resultados veloces y supuestamente contundentes frente al malestar existencial.

La avalancha de los llamados libros de autoayuda (con su oferta de cómo ser completamente feliz en diez lecciones) completan el cuadro.

La motivación para estas líneas deriva también de la recurrente mención de lo que ha dado en llamarse "crisis" del Psicoanálisis en el marco de las transformaciones que vienen sufriendo las ciencias del sujeto, de las cuales el psicoanálisis se constituye como pionera y fecunda.

Debemos agregar también las nuevas formas de malestar subjetivo ( la frustración inherente a la subjetividad adictiva como modelo socio-cultural, la depresión, el narcisismo, el vacío, etc.) que pueblan nuestros consultorios interpelando cada vez mas nuestra ignorancia, produciendo nuevas interrogantes a la par de las ya existentes.

Concuerdo con la existencia de la crisis mencionada siempre y cuando se entienda que estamos hablando de un cambio, una transformación, interpelación a nuestra capacidad de autocrítica, de elegir, decidir, innovar.

En realidad, estas condiciones vienen siendo permanentes desde los mismos orígenes del Psicoanálisis, surgido de un momento histórico que – convengámoslo – está muy lejos de ser el que hoy tenemos que soportar y que a la vez nos soporta.

A este respecto creo muy sabia la referencia linguística respecto del concepto de "crisis" en el idioma chino, el cual es representado por la asociación de dos ideogramas: uno remite a "peligro", y el otro a "oportunidad".

Creo que, en este caso, el peligro está en quedarse varado en el desconocimiento de las transformaciones de lo que son hoy los dispositivos complejos de producción de subjetividad, adhiriendo a un monopolio del mundo interno que a todas luces es extremadamente reduccionista y parcial.

La cuestión de la Investigación.

También considero riesgoso el intenso afán investigativo – dentro de algunas filas del psicoanálisis – que pretende legitimar como metodología aséptica (cuyos resultados serían mensurables y objetivables cuantitativamente ) lo que en realidad es una herramienta que transforma un encuentro humano, (que como todo lo humano tiene bastante de aleatorio, incomprensible, desconocido y artesanal), en una excusa para transformarse y mejorar la calidad de vida, trasmutando el malestar inherente a la propia existencia en algo más llevadero y comprensible.

Afortunadamente existen abordajes menos duros que contemplan el carácter sui generis del psicoanálisis y la psicoterapia psicoanalítica sin embretarlos en parámetros investigativos que fuerzan verdaderamente su esencia haciéndolos aparecer como lo que no son. Al fin y al cabo, son harto conocidos los ataques al psicoanálisis por su peculiar estatuto dentro de las ciencias, y los que confiamos en él como referente válido en la fascinante tarea de acercarnos a comprender lo humano deberíamos ser los primeros en preguntarnos: "¿ Qué ciencia es esta que funda la modestia de sus hallazgos en la comunicación de inconscientes, que hace saltar el principio de no contradicción en el hervidero de la condensación y el desplazamiento, donde lo que importa como punto nodal es lo disruptivo de la libre asociación y la atención flotante ?"(11).

Recordemos que el psicoanálisis en su faz psicoterapéutica es un método; en sentido estricto Met-odhos: poner en camino; esto nos remite a la idea de movimiento, proceso, transformación, devenir, cambio, etc.

En estos tiempos se vuelven referencia ineludible los versos del poeta A. Machado: "Caminante no hay camino, se hace camino al andar".

La oportunidad (aludiendo a la otra noción contenida en el concepto de crisis) parece referirse al desafío de perpetuar una teoría privilegiada que viene siendo ratificada en la práctica por centenares de psiquiatras, psicólogos, y profesionales afines durante un siglo; un método de investigación que contempla desde el psiquismo profundo, pasando por la estructuración de la personalidad toda hasta la construcción de la cultura y la mutación civilizatoria; y una técnica psicoterapéutica que se precia de ser base (aunque mas no sea por la oposición y la fuerza de sus detractores) para las otras técnicas psicoterapéuticas.

Como en toda crisis, el implicado está compelido a modificar por lo menos algunos de sus aspectos, no escapando el psicoanálisis a las generales de la ley.

Psicoanálisis y Psicoterapia psicoanalítica: ¿Para quiénes?.

El hombre y la mujer (post)modernos (si es que es posible tal nivel de generalización y abstracción) parecen prescindir de la comprensión de sí mismos y del otro. El escuchar y el escucharse aparecen devaluados frente a las urgencias del "saber hacer" y del "tener" (como corolario de una salvaje lógica de consumo).

En una cultura de lo "light" y lo superficial, en esta "era del vacío" donde se erige el "imperio de lo efímero" (G. Lipovetsky ) el espesor del mundo interno y la historia que lo determina, con su cortejo de molestos interrogantes e incertidumbres, parece no interesarle a nadie.

Cualquier cuestionamiento al difundido sentimiento de individualismo y autosuficiencia (sustentados ambos en fantasías omnipotentes) es desechado, y pequeñas frustraciones parecen, hoy más que nunca, constituir grandes injurias narcisistas.

En un mundo así, "(...) el psicoanálisis es subversivo, obliga a escuchar y a escucharse (...) lo que escandaliza es la intimidad, el compromiso, la coherencia y la necesidad de ahondar en uno mismo (...)"(8).

No es extraño entonces, que a principios del siglo XXI al igual que a fines del siglo XIX, el psicoanálisis siga siendo la piedra

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