¿Puede la empresa como célula viva de la sociedad cumplir con los principios de equidad y caridad?
Enviado por Carlos Astudillo • 30 de Octubre de 2016 • Apuntes • 1.753 Palabras (8 Páginas) • 460 Visitas
¿Puede la empresa como célula viva de la sociedad cumplir con los principios de equidad y caridad?
Equidad y caridad dos conceptos que se alejan mucho del objeto de la empresa
La empresa, es una entidad activa de la sociedad, que necesita de dos factores para lograr la producción: el trabajo y el capital, su objetivo principal es producir utilidades, que es la razón por la que funciona, de otra manera ¿para que serviría una empresa si no es para generar acumulación de capital en una sociedad capitalista?
Indirectamente la empresa es el ente mediante el que se dan relaciones sociales directas entre el trabajador y el empresario (trataremos de utilizar los términos empresario y trabajador, pues al hablar de obrero y patrono; proletario y capitalista, cargaríamos con una serie de cercamientos posiblemente ideológicos que nos limitarían el uso de la palabra) pero también del empresario con el consumidor, esta última relación no la trataremos, pues el objeto del escrito es otro.
De acuerdo con lo anterior, el empresario centra sus esfuerzos en maximizar la utilidad, que se logra a su vez maximizando la productividad y minimizando los costos.
La minimización de costos, podemos analizarla de acuerdo a los factores productivos (algunos autores determinan que son tres: tierra, capital y trabajo, otros proponen solo dos factores productivos pues asumen que en el capital entra la tierra). Al minimizar el capital invertido no encontramos inconveniente alguno, pues el empresario busca obtener un mayor margen de utilidad, y está disponiendo de su capital de manera que ese margen de utilidad crezca. Actúa de manera que pueda satisfacer sus intereses sin afectar los intereses de otro.
Cuando se habla de minimizar la inversión en trabajo, inevitablemente se piensa en el salario. El salario es la retribución que se le da al obrero por los servicios prestados, en este caso el empresario no puede disponer del salario como quiera. Si se aborda el tema desde el punto de vista marxista el empresario no es el dueño del trabajo debido a que este es la mercancía que el trabajador ofrece a cambio de un salario. Como este también actúa de manera egoísta y buscando la satisfacción de sus intereses, va a querer maximizar ese salario, de manera que aquí se encuentra ya un conflicto de intereses.
Este conflicto de intereses encuentra salida cuando encontramos que el empresario aplica los principios de la equidad y la caridad (la equidad que consiste en dar a cada uno lo que se merece; La caridad es el sentimiento que impulsa a interesarse por las demás personas) buscando la felicidad de los trabajadores, pues siente más por ellos que por sí mismo, como lo afirma (Smith, 1979) “(…) y de ahí resulta que sentir mucho por los otros y poco por sí mismo, restringir los impulsos egoístas y dejarse dominar por los afectos benevolentes constituyen la perfección de la humana naturaleza”
Todas estas ideas se quedan en una nube muy lejos de la realidad, y pierden validez, pues resulta absurdo pensar que la explotación histórica de la que ha sido sujeta la clase trabajadora ha sido por la restricción de los impulsos egoístas del empresario.
Cabe hacerse pues la pregunta: ¿el bienestar del trabajador está por encima del deseo de acumular capital en una sociedad como la nuestra regida por el sistema capitalista? La respuesta a esta pregunta se puede encontrar en 200 años de historia
¿Puede aplicarse con exactitud la teoría de los sentimientos morales de Adam Smith para evaluar la relación empresario-trabajador?
Traer a colación los planteamientos del filósofo y padre de la economía Adam Smith puede ser herrado y fuera de contexto, pues defiende al hombre como una persona que se rige por sentimientos morales donde la naturaleza humana, adopta unas reglas que guían la actitud social del hombre; el egoísmo y la generosidad, sentimientos simultáneos y dicotómicos que en definitiva son la base de la virtud que supone (prudencia, justicia y benevolencia).
el sentimiento rector para este filósofo es la simpatía, ella permite al individuo participar de las emociones del prójimo, y permite a la vez ver reflejados sus sentimientos y acciones en los demás. La simpatía está muy ligada a la imaginación. A través suyo puede el hombre ponerse en lugar de los otros y sentir compasión. Su necesidad social está determinada por la capacidad de sentir lo que los otros sienten. Entiende que todo ser humano necesita la aprobación de los demás hacia sí mismo y que necesita de los demás para poder sentirse bien, esto desde el sentimiento de reciprocidad y generosidad, pero los seres humanos también albergan egoísmo y en una sociedad individualista como la nuestra el egoísmo prima sobre otros valores, es nuestra sociedad. Este principio es aplicable con seres queridos, cercanos y de los cuales se quiere tener aprobación. De acuerdo a los planteamientos de Smith es posible juzgar el cómo actúan los empresarios y los trabajadores, pero queda la duda de si es la manera más adecuada de juzgar tal comportamiento.
Podemos decir entonces que cada quien actúa de acuerdo su círculo social o lugar que ocupa en la sociedad de acuerdo a su condición (empresario y trabajador), si el empresario realiza alguna acción contra el trabajador, ganara el resentimiento de todo un sector de trabajadores, pero así mismo ganara la simpatía de su familia y todos los que dependen de las utilidades de la empresa. A su vez si un trabajador realiza acciones en contra del empresario para exigir mejoras en las condiciones laborales, ganara el resentimiento del empresario y todos los que dependen de las utilidades de la empresa, pero así mismo ganara la simpatía de los otros trabajadores que necesitan esas mejoras en las condiciones laborales, que a su vez tiene mucho sentido, pues:
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