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Ramayana - Ensayo


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2014  •  331 Palabras (2 Páginas)  •  255 Visitas

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–Desde la nube rosácesa en que estoy sentado les dirijo la palabra, valerosos simios.

¡Escuchadme! Yo soy Vibisana, hermano menor de Ravana. Inútilmente intenté

detener la furia de mi hermano e inútilmente también quise abrir sus ojos a la verdad

para hacerle desistir de esta lucha que se avecina. Una y otra vez le rogué que

permitiera a Sita volver al lado de su esposo, pero mis palabras no hicieron mella en él.

¡La muerte le empuja! Entonces decidí abadonarle. Anunciad a Rama mi presencia y

decidle que vengo para ayudarle en la lucha inevitable.

Descendió Vibisana de la nube y juntamente con él millares de genios que le

acompañaban, deseosos también de huir del mal. Sugriva los recibió con muestras de

halago y los condujo a presencia de Rama, ante el cual Vibisana sintió su corazón lleno

de gozo, y, dejando colgadas de un árbol las armas que traía, fue a prosternarse con

sus compañeros a los pies de Rama.

Rama no consintió que Vibisana le besara los pies, sino que le alzó del suelo con

aquella majestad que le caracterizaba, diciéndole:

–¡Sé bien venido!

Vibisana sintió su corazón rebosante de júbilo ante estas palabras y le dijo:

–¡Oh Rama! Tú, el más austero de los ascetas que habitan en las chozas de las

montañas, el que cumple con más fidelidad la práctica de las maceraciones, tú serás

quien me redima de mis malos hábitos. Vengo a ti en busca de refugio, para quedar

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libre de las alucinaciones perversas que vienen a tentarme. Dejando atrás la ciudad de

Lanka, donde tengo mis riquezas y palacios, vengo a ofrecerme a ti con los poderosos

servidores que me acompañan. Formaré alianza contigo y conduciré a tus ejércitos

hasta guerreros y que caiga Lanka en tu poder.

Nada respondió Rama a estas palabras, pero Hanumana y Sugriva le respondieron:

–Los raksas bien supieron lo que hacían cuando se establecieron en Ceilán, pues ni los

dioses más poderosos podrán jamás apoderarse de Lanka. Es preciso que

construyamos un puente gigantesco que nos permita cruzar el mar, al que guardan

millones de seres marinos que viven en lo más profundo del océano.

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