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Riesgos en el Sistema de Seguridad Social en Venezuela


Enviado por   •  25 de Junio de 2014  •  Trabajo  •  3.137 Palabras (13 Páginas)  •  326 Visitas

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UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA

“GRAN MARISCAL DE AYACUCHO”

FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA DE DERECHO

4to año de Derecho. Sección “03”.

Cumaná, Junio de 2013.

Riesgos en el Sistema de Seguridad Social en Venezuela

La idea de seguridad, en sí misma, se opone básicamente a la idea de incertidumbre. Es seguro aquello que no es azaroso ni indeterminado, aquello en que puede confiarse como cierto y que, en consecuencia, no presenta los riesgos de lo que no se conoce o domina en propiedad. La inseguridad, por lo tanto, se asocia a la duda y también al peligro, a un estado en el que carecemos de protección frente a los posibles daños que pueden amenazarnos, a aquello que, con toda propiedad, se llama riesgo. Por esta razón la búsqueda de seguridad es, sin lugar a dudas, una de las más fuertes inclinaciones que poseen todos los seres humanos, una actitud generalizada y profunda que tiene sus raíces en las exigencias de la supervivencia biológica.

Pero, a pesar de todos los esfuerzos que podamos realizar para procurarnos seguridad, es preciso aceptar que la incertidumbre subsiste como una condición ineludible de la propia existencia humana: no es posible escapar a ella en la medida en que resulta imposible conocer el futuro, y por eso está presente en todas las circunstancias, en todas las acciones que emprendemos o que proyectamos realizar. Tal incertidumbre, a pesar de ser una condición general, no será sin embargo idéntica en todos los casos. Ella dependerá de los riesgos específicos a los que estemos expuestos en cada ocasión porque los peligros concretos, y los daños o las pérdidas que podemos sufrir, son obviamente de diverso tipo, de diferente magnitud y probabilidad, de mayor o menor importancia y consecuencias. Hay algunos completamente inesperados que llegan provocando sorpresa y desconcierto; hay otros que, en cuanto a su propia existencia, resultan completamente previsibles.

En este sentido, la seguridad social puede definirse como la suma de "respuestas organizadas de la sociedad con el fin de hacer frente a estados de necesidad y, de un modo más concreto, como el conjunto de programas destinados a asegurar a la población contra ciertos riesgos que son comunes a todos los seres humanos y que afectan notable y fuertemente sus condiciones de vida y existencia.

Para comprender mejor las definiciones anteriores es preciso hacer explícitas algunas de las características típicas que configuran a los sistemas de seguridad social actuales. En primer lugar es necesario mencionar que los mismos se dirigen fundamentalmente hacia los trabajadores y sus familias, abarcando a veces también a los sectores de menores ingresos de la población que no integran la fuerza de trabajo. En segundo lugar, los riesgos a los que nos referimos son aquéllos que -inevitables o no- pueden llevar a la pobreza a quienes dependen de su propio trabajo para subsistir: enfermedad, invalidez total o parcial, viudez, ancianidad, desempleo forzoso, etc.

En las sociedades preindustriales la mayoría de estos riesgos estaba cubierta, implícitamente, por la acción solidaria del grupo familiar. Este, por lo regular, era bastante más abarcante que el actual, conformando lo que suele llamarse la familia extensa o ampliada, en la que convivía un grupo relativamente grande de personas ligadas por relaciones de parentesco. Cuando alguno de los miembros de esta familia ampliada sufría algún percance capaz de alterar su capacidad para el trabajo o cuando -simplemente- llegaba a una edad en la que ya no era capaz de trabajar para obtener su sustento, los demás miembros del grupo se hacían cargo de la situación otorgándole el indispensable sostén y apoyo.

Los modernos sistemas de seguridad social se inspiraron, en alguna medida, tanto en las formas de protección social que poseían los artesanos medioevales como en las modalidades de operación de las actuales empresas de seguros. Comenzaron a crearse hacia fines del siglo pasado, adquiriendo enseguida una amplitud y una importancia social dignas de mención. Las duras condiciones en que vivían los trabajadores alentaron la lucha y la protesta social, llevando a una situación de inestabilidad y de conflicto clasista que marcó decisivamente la actitud de los dirigentes políticos. En este contexto surgió la seguridad social moderna, entendida como respuesta global frente a las carencias económicas y sociales propias de esta primera fase de la sociedad industrial.

Pasaremos ahora a examinar, ya más detenidamente, cada uno de los riesgos que usualmente cubre la seguridad social. Con el objeto de dar una visión más completa y práctica del tema lo haremos de modo que el análisis incluya también los tipos de programas que más frecuentemente se utilizan para atenderlos y las características de la población a los que cada uno de ellos va dirigido.

Ya hemos mencionado que la seguridad social surge, históricamente, como un modo de cubrir los riesgos económicos a los que está expuesto el trabajador. Quizás el más inevitable de ellos es el que surge simplemente con el paso del tiempo, cuando la persona que trabaja para ganar su sustento va envejeciendo y encuentra, luego de cierto punto, que ya no posee ni las energías ni la disposición que tuviera en años anteriores. La vejez, por lo tanto, a pesar de que significa la culminación de una vida humana que no ha sido acortada por la muerte prematura, implica también el riesgo de la pobreza para quien ya no resulta capaz de procurarse su sustento. Y puede decirse que, paradójicamente, cuanto más éxito tiene una persona en el objetivo de prolongar su vida, más posibilidades existen que se enfrente a una situación de indigencia.

Para evitar este riesgo existen, en principio, dos soluciones básicas: o el trabajador ahorra una parte de sus ingresos a lo largo de su vida, de modo de ir formando un fondo que luego utilizará en su vejez o, apelando a la solidaridad humana, encuentra quien pueda proveer a su sustento en esta etapa de su existencia en la que ya no puede producir. Esta solidaridad, como ya lo decíamos, puede provenir del grupo familiar, del gremio, del municipio o de algún sistema de transferencias que incluya a todos los trabajadores de un país.

Los sistemas se basan, como se sabe, en cotizaciones regulares de los trabajadores, que casi siempre se descuentan directamente de sus sueldos y salarios, calculándose como un determinado porcentaje de los mismos; a éstas se agregan, por lo general, las que proporcionan también los empleadores y -en muchos casos- el propio Estado. Los aportes

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