S.O.S por el río Cali

S.O.S por el Río Cali

Al occidente del país, en pleno Valle del Cauca se encuentra Cali, una ciudad que se considera  privilegiada por sus hermosos paisajes y la riqueza de los 7 ríos que la atraviesan, no obstante ese privilegio natural está hoy sometido al riesgo de extinción. En los últimos tiempos los índices de contaminación en los ríos de Cali causan grave preocupación debido a que cada vez van en aumento y la calidad del agua se ha perdido sin más no poder. Desperdicios de minería, desvío de aguas residuales y diversos desechos acaban con las aguas de los afluentes, un recurso natural de mucha importancia para la capital del Valle del Cauca, de ahí su importancia de conservarlos y de salvar a los que aún tienen esperanza.

En este trabajo de asignación se dará un enfoque hacia el río Cali, ese afluente de 50 kilómetros que refresca y atraviesa la ciudad pero que lastimosamente está muriendo. Nuestro objetivo es conocer sus problemáticas, los factores de contaminación de sus aguas, relevar su importancia para los caleños y mitigar su condición; para esto se realizará en primera base la investigación adecuada del estado del río, se entrevistará a personas con viviendas aledañas a él, se tomarán fotografías para registrar las condiciones en las que se encuentra y así, al final efectuar las pertinentes acciones como pueden ser comunicarles, realizar una campaña de concientización y sentido de pertenencia a los caleños que alarme sobre la situación crítica en la que está el río e informarles de las acciones o actividades que estos mismos podrían hacer para generar un efecto positivo en este torrente que abastece a más de 500 mil caleños.

A lo largo de la historia, el río Cali ha sido crucial para el desarrollo de la ciudad,  los hogares de Cali, la industria, y el comercio se benefician de un buen aporte hídrico de este río, sin embargo desde hace décadas ha sido víctima de una transformación ocasionada por la actividad de la ciudad y de los que la habitan. Es una transformación que con los años fue aumentando entre los asentamientos irregulares, la invasión de sus riberas (por la agricultura y la ganadería) y el asfalto de la ciudad. Los caleños de antaño cuentan lo distinto que hoy luce el río a diferencia de hace unos 40 años que aún se disfrutaba de sus aguas limpias, y las familias se divertían en los paseos sabatinos o dominicales. Pero las cosas han cambiado por muchas razones, la principal es que el río ya no tiene el mismo atractivo ni el caudal de antes debido al descuido de las autoridades ambientales (CVC, DAGMA Parque nacional Natural Los Farallones), pero también por la falta de interés de la comunidad en los temas ambientales.

Partiendo desde El Alto del Buey hasta su desembocadura en el Cauca, el río Cali va perdiendo su calidad de agua a medida que se adentra en la ciudad, cuando ya se encuentra en el casco urbano se nota casi “ahogado” por la cantidad de contaminantes que se descargan en él por medio de las aguas residuales que caen al cauce del río, además recibe al río Aguacatal que baja por el oeste convertido en un caño y afectado por la explotación de piedra caliza, carbón y de otros minerales.

Claudia Jiménez, gestora ambiental de Emcali señala que la muerte del río empezó con la deforestación, los desechos de un centenar de minar, y las 231 toneladas de residuos contaminantes que le caen cada año de tres corregimientos e invasiones en las Lomas de Quintero, en La Fortuna, en las Pilas del Cabuyal y en todas partes por donde pasa.

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