Sedientos de amor
Enviado por adrianabarbosa • 16 de Mayo de 2013 • Ensayo • 450 Palabras (2 Páginas) • 287 Visitas
Todos los intentos de amar están condenados al fracaso, a menos que se procure del modo más activo desarrollar la personalidad total humana de forma que se alcance una orientación productiva. La satisfacción en el amor individual no puede lograrse sin la capacidad de amar al prójimo, sin humildad, coraje, fe, disciplina… En una cultura en la cual estas cualidades son raras, también ha de ser rara la capacidad de amar.
No se trata de que la gente piense que el amor carece de importancia; en realidad, todos están sedientos de amor. Y, sin embargo, casi nadie piensa que hay algo que aprender acerca del amor. Para la mayoría de las personas el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado y no en amar, no en la propia capacidad de amar. De ahí que para ellos el problema sea cómo lograr que se les ame, cómo ser “dignos de amor”.
Así, para lograrlo, unos elegirán el éxito: “ser tan ricos y poderosos como lo permita el margen social de la propia posición”; y otros, particularmente las mujeres, utilizarán el método de la atracción por medio del cuidado del cuerpo, la ropa, etc. Pero, en realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura equivale a “digno de ser amado” es una mezcla de popularidad y sex-appeal.
También se piensa que el amor es un objeto y no una facultad. La gente cree que amar es sencillo y lo difícil es encontrar un objeto apropiado para amar o ser amado por él. Tal actitud tiene varias causas arraigadas en el desarrollo de la sociedad moderna. Una de ellas es la más profunda transformación producida en el siglo XIX respecto a la elección del “objeto amoroso”. En la era victoriana, así como en muchas culturas tradicionales, el amor no era generalmente una experiencia personal espontánea que pudiera llevar al matrimonio, sino a la inversa: el matrimonio se contrataba mediante convenio entre familias y se esperaba que el amor surgiera después.
Por otra parte, nuestra cultura está basada en el deseo de comprar, en la idea de un intercambio mutuamente favorable. Parece que buena parte de la felicidad del hombre moderno consiste en la excitación de contemplar los escaparates de los comercios y adquirir todo lo que pueda, al contado o a plazos. El ser humano actual considera a las personas con la misma visión mercantil: una mujer o un hombre atractivos son los premios que se quieren conseguir. “Atractivo” significaría aquí poseer un buen conjunto de cualidades que son populares y por las cuales “hay demanda en el mercado de la personalidad”. Las características específicas que hacen atractiva a una persona dependen de la moda de la época, tanto física como mentalmente.
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