TODO SOBRE NADA

Todos, alguna vez en nuestras vidas hemos disfrutado del séptimo arte: El cine. Bien conocido como “la fábrica de sueños” (Ilya Ehrenburg) o por su efecto de “opio óptico” según Audiberti; este, nos deslumbra con sus tantas ideas e innovaciones en historias que desde un principio tuvieron como base a la sociedad misma y sus acciones cotidianas. Y es que el cine, reconocido por su comunicación expresiva nos construye su propio lenguaje y nos hace ver sus cualidades mas allá de lo que respecta como arte, el cine es soñar e incluso un ritual casi religioso pero cuyos inicios fueron lentos y llenos de escepticismo. Una creación genial que nos ha demostrado la capacidad del hombre para crear por medio de la imaginación y su ambición por ser cada vez más moderno.

Para poder hablar de cine tenemos que hablar de sus orígenes y de como una cosa llevó a la otra, es que en lo que a mí respecta, hablar por hablar no debería estar permitido; por lo tanto, las bases de este tema serán muy necesarias para que como estudiante de comunicación audiovisual el mensaje sea completo.

Y es que este medio nació como un mito, mejor conocido como “el mito de la reproducción gráfica” pero en términos resumidos a este mito, les hablo de la necesidad del hombre por redescubrir su entorno, el hecho de darnos cuenta que en aquella época primitiva la realidad que nos rodeaba no era estática sino que cambiaba, y entonces obtuvimos un lienzo perfecto en aquella época, las piedras o paredes donde los dibujos de los jabalíes y su proceso para cazarlos era la historia propuesta.

Mediante estas manifestaciones gráficas que a través del tiempo se fueron conociendo y siguen siendo estudiadas, se puede resaltar la vocación cinematográfica (Gubern, 1969) que no era exactamente cine pero si resultó siendo la base de todo lo que veinte mil años después usarían algunos pintores

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