Tabla De Edades
Enviado por churro234 • 27 de Enero de 2014 • 1.303 Palabras (6 Páginas) • 369 Visitas
El concepto del trabajo puede ser abordado desde diversos enfoques. Su definición básica indica que es la medida del esfuerzo hecho por los seres humanos. Para la visión neoclásica de la economía, por ejemplo, es uno de los tres factores de la producción, junto a la tierra y al capital.
A lo largo de la historia, la forma predominante del trabajo fue la esclavitud (trabajo forzoso, donde un hombre domina a otro y le impide tomar decisiones en libertad). A partir de mediados del siglo XIX, la esclavitud comenzó a disminuir y fue declarada ilegal. Desde entonces, el trabajo asalariado pasó a ser la forma dominante del trabajo.
Esta concepción del trabajo indica que un individuo realiza una cierta actividad productiva por la que recibe un salario, que es el precio del trabajo dentro del mercado laboral. La relación de trabajo entre el empleador y el empleado está sujeta a diversas leyes y convenios, aunque también existe lo que se denomina como trabajo en negro (aquellas contrataciones realizadas en forma ilegal y que permiten la explotación del trabajador).
Otras formas de trabajo posibles son el trabajo autónomo productivo (a través del cual se ejercen las profesiones liberales y el comercio, por ejemplo), el trabajo informal de supervivencia y la servidumbre, entre otras.
Aunque existe el trabajo ad honorem que no implica una retribución económica (generalmente realizado con fines sociales o educativos), se considera que el trabajo es una actividad realizada a cambio de una contraprestación económica. Por eso existe una frase que afirma que “trabajo es aquello que no harías si no te pagaran por ello”.
VALORACIÓN SOCIAL DEL TRABAJO
En cada cultura y a lo largo del tiempo se han tenido concepciones diferentes respecto al trabajo. Entre los griegos, por ejemplo, era una maldición, opinión compartida por los romanos y los hebreos. Los primeros cristianos lo consideraron como castigo divino debido al pecado original del hombre; sin embargo, también le atribuían ciertas cualidades positivas, ya que proporcionaba un medio de ayudar al pobre y al necesitado. Con el tiempo se empezó a considerar un factor importante para la salud física y mental, ya que de no tener el hombre era víctima de la ociosidad y de otras formas de maldad.
En 1500, Lutero consideró que todos los que pudieran trabajar deberían hacerlo, ya que el trabajo era la base universal de la sociedad y la mejor forma de servir a Dios.
Para Calvino (primera mitad del siglo XVI), el trabajo era una obligación religiosa y la austeridad una virtud, por lo cual los hombres debían trabajar mas no disfrutar del fruto de su esfuerzo.
En el siglo XIX se dio más importancia a las recompensas materiales del trabajo y se entendió como un medio de progreso individual que permite al hombre oportunidades de mejoramiento.
Con el devenir de la producción en masa, resultado de la revolución industrial, se produjo una división compleja del trabajo y una fragmentación del proceso. El modo de producción artesanal fue desplazado y el trabajador fue visto como un apéndice pasivo de una máquina.
El valor intrínseco del trabajo artesanal se perdió, dando lugar a una serie de estrategias como la medición de tiempos y movimientos, control de producción, que hicieron pensar que el trabajo había perdido su calidad humana, ya que el único objetivo parecía estar centrado en el incremento de la productividad y la eficiencia al máximo posible.
Taylor y Giblbreths introducen la administración científica que además de los objetivos anteriores buscan el bienestar del trabajador. Para Taylor, el bienestar del trabajador se encontraba unido al bienestar de la empresa, las técnicas que la hicieran eficiente y exitosa también lo harían con el trabajador, de forma que entre ambos no habría conflictos.
El Taylorismo consideraba que los principales factores que podían afectar la eficiencia del trabajador eran la fatiga, las condiciones ambientales deficientes o los métodos incorrectos para realizar el
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