Teoria De Cuerdas
Enviado por thrtrhhrt • 15 de Febrero de 2015 • 593 Palabras (3 Páginas) • 182 Visitas
Desenredando las (teorías de) cuerdas
Saúl RamosSánchez
Investigador del Instituto de Física, UNAM
Los orígenes
Hace casi cuatro siglos, la teoría de la gravedad de Newton revolucionó nuestra comprensión de la naturaleza.
Newton encontró una forma de describir exactamente la razón por la que todos los objetos sienten una inconfundible
atracción hacia la Tierra. Nuestro planeta jala a todas las cosas y seres que habitan en él con una fuerza específica,
por el hecho de ser mucho más grande (y masivo). Su idea, aunque sencilla en apariencia, tiene profundas
consecuencias. Con su teoría, Newton explicó también que la atracción que la Tierra ejerce sobre una manzana para
hacerla caer es la misma que provoca que los planetas giren alrededor del Sol y la Luna alrededor de nuestro planeta,
y es el motivo de las mareas y de la existencia de las galaxias. De un solo golpe, Newton unificó las leyes terrestres
con las del cosmos, el cielo con la Tierra. Hoy parece un logro pequeño, pero era la primera vez en la historia de la
humanidad que alguien concluía que dos fenómenos, aparentemente muy distintos, tienen un único origen. Newton,
uno de los padres de la Física como la conocemos, hizo así la primera contribución a la comprensión unificada del
universo. Pero no sería la última.
Hace poco más de un siglo se reconoció con gran sorpresa que el magnetismo y la electricidad son
fundamentalmente distintas manifestaciones de una sola entidad de la naturaleza. Grandes pensadores tales como
AndréMarie Ampère, Michael Faraday y James Clerk Maxwell llegaron a la sorprendente conclusión de que las
cargas eléctricas crean algo que rellena todo el espacio y que permite que éstas se perciban mutuamente a grandes
distancias. Esa “sustancia” especial fue bautizada campo eléctrico. Similarmente, los polos de un imán extienden un
campo magnético por todo el universo. Más sorprendente aún fue hallar que las cargas eléctricas en movimiento, o
sea las corrientes, son capaces de crear magnetos. Por eso, para evitar que la fuerza de atracción magnética provoque
incidentes, los cables eléctricos que penden de los postes están separados por una distancia específica. La única
explicación de esta observación es que los dos tipos de campo provienen de una mezcla llamada campo
electromagnético. Poco después se comprobó no con menor entusiasmo que la luz es una onda electromagnética
comunicada a través de ese campo, y que, por ejemplo, las ondas de radio no son sino luz que nuestros ojos no
pueden ver.
Para finales del siglo XIX, se creía que la teoría de la gravedad y la del electromagnetismo contenían todo el
conocimiento necesario para entender completamente los detalles de todo lo que nos rodea. Ante la fascinante
tendencia de la naturaleza de regirse con el menor número de reglas, una pregunta aparecía en la mente de algunos
curiosos: ¿sería posible comprobar que estas dos fuerzas fundamentales, la gravedad y el electromagnetismo, son
parte de una fuerza madre única y más grande?
Albert Einstein, el científico más grande del siglo pasado, mientras trabajaba en una humilde oficina de
patentes, nos reveló aún más secretos. Supuso que la luz es una sustancia muy especial que prefiere viajar siempre a
una misma velocidad finita. Einstein notó que esta simple suposición tiene un impacto profundo en las reglas de la
física. En particular, gracias a esta idea sabemos que el espacio y el tiempo se combinan indistinguiblemente cuando
un objeto o una onda viaja a velocidades tan altas como la de la luz, velocidad que nada puede rebasar. En otras
palabras, a velocidades muy altas, la naturaleza no puede distinguir entre espacio y tiempo. Para entonces, Einstein
no tenía en mente la unificación de las fuerzas fundamentales, pero había descubierto la unidad del “cuándo” y el
“dónde” en una entidad llamada espaciotiempo. Einstein fue más lejos aún: él supo ver que el campo gravitacional
generado por cualquier objeto con peso se distribuye por todos los puntos de ese espaciotiempo, es decir, hacia todas
partes y hacia cualquier momento en el tiempo.
Retos del siglo XX
Todo parecía más claro que antes, pero aún quedaban misterios sin resolver. Era inexplicable que los metales
produjeran descargas eléctricas al iluminarlos con luz de cierto color. Este fenómeno conocido hoy como efecto
fotoeléctrico fue descrito por Einstein basándose en la idea de Max Planck de que la energía se almacena en
1pequeños paquetitos energéticos llamados cuantos. Einstein supuso entonces que la luz podía partirse en esos
paquetitos y que la energía de cada cuanto dependía del color de la luz. Estos cuantos de luz o fotones pueden ser tan
energéticos, dependiendo del color de la luz, que son capaces de liberar a los electrones (partículas con carga
eléctrica negativa) que están atados en los átomos de los metales, produciendo corrientes. Hasta entonces, la luz
había sido comprendida como una onda viajando en el campo electromagnético de Maxwell, no como una partícula.
Sin embargo, la elegante descripción de Einstein del efecto fotoeléctrico no dejaba dudas: la luz estaba compuesta
por partículas, similares a los electrones, aunque, simultáneamente, viajaba como onda. Dos conceptos tan lejanos,
partícula y onda, fueron así unificados. Esta es una de las importantes contribuciones que dieron luz a la mecánica
cuántica.
Otro reto para los científicos del siglo XX era el origen de la energía del Sol. Si la luz del astro rey surgiera de la
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