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Teoría Celular


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2012  •  1.366 Palabras (6 Páginas)  •  694 Visitas

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MATERIA:

BIOLOGÍA.

PROFR:

ING. JUAN CARLOS JIMÉNEZ DEL TORO.

TAREA:

ENSAYO TEORÍA CELULAR.

ALUMNOS:

SONIA ALEJANDRINA RGUEZ. ARIAS

JOSEFINA YANETH BLANCO ENCISO

DIANA MORTERA ARELLANO

GUSTAVO DE LA CRUZ CÁRDENAS

CARRERA:

INGENIERIA AMBIENTAL

SEMESTRE:

1ER. SEMESTRE

FECHA:

18 DE SEPTIEMBRE DEL 2012

INTRODUCCIÓN.-

El tema que aquí nos confiere, trata de la teoría celular y su historia, infortunios y aciertos. La aportación de Robert Hooke (1635-1703) fue que realizó la primera observación de células.

Schleiden estableció que: “Todos los vegetales están formados por células o dicho de otra forma que la célula vegetal es la unidad elemental constitutiva de la estructura de la planta”.

Y así, infinidad de científicos y naturalistas, filósofos, etc., realizaron grandes aportaciones para formular lo que hoy conocemos como Teoría Celular.

Esperamos que en este pequeño ensayo, ampliemos un poco más el conocimiento acerca de las grandes aportaciones y los avances que formularon dicha teoría.

TEORÍA CELULAR.-

El descubrimiento de Hooke, que documentó sus observaciones con dibujos de gran precisión, no obtuvo en su momento mayores comentarios ni interés por parte de los naturalistas, aunque se seguía buscando la mínima estructura dotada de vida. Las observaciones del microscopista holandés Van Leeuwenhoek son todavía anteriores a las de Hooke e incluyen células aisladas vivas: espermatozoides, glóbulos rojos y hasta bacterias. Sus cuidadosas observaciones dieron cuenta de un mundo de “animálculos” microscópicos de los cuales ni siquiera se sospechaba su existencia.

Otro de los grandes microscopistas como Malpighi, descubridor de variadas estructuras en animales y vegetales, algunas de las cuales todavía llevan su nombre. Estos hechos demostrarían que el mejoramiento de la calidad de las lentes, fue apenas anecdótico en el establecimiento de la teoría celular casi dos siglos después de estas primeras observaciones.

El destacado biólogo molecular francés François Jacob (nacido en 1920) da cuenta de este hecho en la siguiente frase: “para que un objeto científico sea accesible a la experiencia, no basta con descubrirlo, hace falta, además, una teoría dispuesta a aceptarlo”.

Así es que, durante casi todo el siglo XVIII, hubo un gran estancamiento en la descripción de estructuras microscópicas, que apenas superaron las realizadas por microscopistas del siglo anterior. Coexistieron simultáneamente las ideas de células (Hooke), fibras (Haller) y vesículas o utrículos (Malpighi). Hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX, en Alemania, surge una corriente filosófica denominada “Naturphilosophie” (o filosofía de la naturaleza) que tuvo un gran impacto sobre toda la intelectualidad europea.

Uno de los más destacados hombres de este movimiento filosófico fue Lorenz Oken (1779 -1851) que, en 1805, concibe a los organismos macroscópicos como constituidos por la fusión de seres primitivos similares a los “infusorios”.

Es así como naturalistas franceses como el botánico Henri J. Dutrochet (1776-1847) o el zoólogo Felix Dujardin (1801-1860), prácticamente llegan a esbozar la teoría celular, asignando a las células (que todavía recibía diferentes nombres tales como utrículos, vesículas, glóbulos, etc.) un carácter de unidad estructural y fisiológica de los organismos. Dutrochet, denomina “sarcode” a la sustancia que conforma el interior de las células y este constituye el primer antecedente de la descripción del plasma celular denominado posteriormente protoplasma.

Hacia la década de 1830, preanunciaban la primera teoría celular. Se había descubierto la organización celular de vegetales y de ciertos tejidos animales (Dutrochet y Purkinje, 1801), se había identificado el núcleo en las células vegetales (Robert Brown 1831) y se había descubierto en el interior de las células una sustancia a las que se asignaba el carácter de “materia viva”: el protoplasma (Dujardin, 1835). Restaban todavía dos cosas fundamentales que aún no estaban teóricamente resueltas, no habían sido avaladas por observaciones. En primer lugar la generalización de la existencia de las células para explicar la organización de todo el mundo vivo y, en segundo lugar, la determinación del origen de dichas células. Es en ese momento cuando aparecen en escena los nombres de Matías Schleiden (1804 -1881) y de Teodor Schwann (1810 -1882).

Es en 1838, cuando Schleiden, tomando como referencia el descubrimiento del núcleo celular por parte de Robert Brown, se aboca a describir y proponer una función para el mismo. De tal grado es la perseverancia en sus observaciones y la precisión

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