Texto narrativo. Mi verdadera vocación como maestra

NEXTO NARRATIVO

     Mi verdadera vocación como maestra nace desde  el seno familiar,  ya que mi familia está conformada por muchos profesores,  ellos fueron un ejemplo a seguir, desde que era muy pequeña, siempre soñé  en estar al frente de muchos niños y niñas y  cumplir una linda labor.  

     Mi infancia como estudiante  fue única, muy significativa, estudie  en una escuela de monjas, además de otras profes que igual que mi familia, abonaron el terreno de mi futuro proyecto de vida.  Mis estudios de básica secundaria estuvieron entre los departamentos de Nariño y Putumayo,  siendo ya una bachiller comercial, logré ubicarme en el trabajo  en  la Alcaldía del Municipio de Puerto Guzmán,  aunque en otro rol, disfrute  mucho este trabajo, pero siempre con la idea de algún día llegar a ser maestra. Ya después,  logré ubicarme en una escuelita muy lejana, diría que estaba en el mismo centro de la selva, pero no me importó, era lo que quería hacer por el resto de mi vida,  con grandes sacrificios,  meses y meses trabajando y ausente de mi familia,  mucho después me ubicaron   en una escuela mucho más cercana, ya podía salir cada 8 días al pueblo y llamar a mi familia, la cual muy seguramente se preocupaba por mi bienestar y era obvio solo tenía 17 años.

     Pasaron unos seis meses, cuando en una oportunidad, salí a comprar algunos elementos de aseo y una gran amiga, quien en ese entonces se desempeñaba como Secretaria de Educación Municipal, me ofreció un nombramiento como docente en propiedad, no lo podía creer, hice papeles ese mismo día y  solo  volví a la vereda a traer las pocas pertenencias  que tenía, porque de aquí en adelante sería profesora en la cabecera municipal denominada Puerto  Guzmán y con una estabilidad laboral,  por mis salones han entrado muchos niños y niñas, quienes seguro me recordarán, así como se recuerda el primer amor, o aquel amigo de infancia,  siempre trate y tratare  en dejar una huella positiva en cada uno de ellos.

     Luego vino mi continuidad académica como bachiller pedagógico, lo hice con grandes méritos, después inicie el pregrado, siempre con la iniciativa de ser mejor profesional,  en el pregrado tuve la gran oportunidad de ser vinculada como docente ya de futuros profesionales de la educación, un encargo con mucha responsabilidad, que acepto con gran humildad y con un enorme convencimiento de que deseo irradiar el amor por esta linda labor, la cual es para personas que tengan la verdadera convicción de  formar personitas para convertirlas en seres pensantes, analíticos,  portadores  de ideas, de soluciones  para las problemáticas existentes en su contexto.

     Ahora siendo estudiante de la maestría,  creo que muchas dudas se han disipado a lo largo de estos  dos semestres, momentos de reflexión que involucran siempre buscar cambios en nuestro quehacer pedagógico, en  los procesos de enseñanza-aprendizaje,  siempre tratando de brindar lo mejor de nuestros conocimientos,  de manera integral,   cada curso,  cada maestro y maestra,    vienen con un discurso diferente, pero todos apuntan a  dignificar esta noble labor  y que la Educación sea más humanizante, donde se involucre el verdadero sentido de servir y de ser orientadores para la vida.

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