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Tristeza y Depresión Posparto


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2015  •  Ensayo  •  1.194 Palabras (5 Páginas)  •  166 Visitas

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Tristeza y Depresión Posparto

La depresión posparto es una condición física y emocional que puede llegar a poner en riesgo la vida, involucra síntomas de depresión que pueden surgir entre un mes y un año posterior al parto y se piensa que es consecuencia del dramático cambio hormonal en este periodo. [1]

Según el Manual de estadística y diagnóstico de desórdenes mentales (DSM-IV) la depresión posparto se define como la presencia de cinco o más de los siguientes factores: ánimo deprimido, marcada disminución en el interés o placer en las actividades, alteraciones del apetito, alteraciones del sueño como lo son el insomnio y el sueño fragmentado, agitación física o retardo psicomotor, fatiga, disminución de la energía, sentimientos de desesperanza o excesiva culpa, disminución de la concentración o habilidad para tomar decisión, ideación suicida que inicia dentro de las cuatro semanas después del parto. [3]

Los síntomas de depresión son bastante comunes en la primera semana de puerperio, según las estadísticas del 2014 de la American Pregnancy Association entre el 70 y el 80% de las mujeres que han tenido la experiencia de parto han cursado con la tristeza del cuarto día o también llamado “baby blues”. Comúnmente la sintomatología desaparece o disminuye sin ninguna intervención médica en una o dos semanas después del parto y no afecta la habilidad de la madre para cuidar a su hijo. Por lo contario, la depresión posparto es más severa y duradera, y puede afectar la habilidad de la madre de cuidar a su hijo, según la American Psychological Association 1 de cada 7 mujeres sufrieron depresión posparto en el 2015. [1][2]

Entre la sintomatología de depresión posparto se incluye tristeza, cansancio, culpabilidad, cambios inexplicables de peso, insomnio, llanto frecuente, miedos irracionales, disminución de la energía y motivación, y hasta baja autoestima, también se debe estar atento a actitudes depresivas, falta de interés o placer en casi todas las actividades. Antecedentes familiares o personales de depresión, desorden bipolar u otras enfermedades psiquiátricas aumentan el riesgo de desarrollar esta enfermedad, otros factores que parecen estar involucrados son embarazo no deseado, parto difícil o complicado, depresión posparto en embarazo previo, anomalías fetales, ausencia de apoyo social, o circunstancias difíciles alrededor del parto como muerte de un ser querido o cambio de trabajo, el estado marital, la relación con el padre del recién nacido, la violencia doméstica, la migración, los síntomas depresivos en el embarazo, el apoyo familiar, entre otros [1][2][3]

La depresión posparto surge por un conjunto de causas entre las cuales se encuentra el cambio súbito de las hormonas que puede afectar el humor materno, también se ha descrito alteraciones psicológicas como cansancio, falta de confidencia ante los retos de la maternidad, además de los cambios en el estilo de vida no antes experimentados, en cuanto a vida social, económica y sexual respecta. [1]

La depresión posparto puede acompañarse de síntomas raros pero severos como la psicosis posparto caracterizada por cambios súbitos de humor, delirios referentes al neonato, alucinaciones, y alteraciones severas del sueño, uno de los mayores peligros es que la madre contempla o teme matar a su hijo. Cuando esto se presenta se debe tratar de manera inmediata no solo para cuidar la vida de la madre y del hijo, sino para disminuir el estrés en la madre que la ayudará a desempeñar una maternidad sana. [1]    

Se debe tener en cuenta que la depresión posparto se puede presentar tanto en la mujer como en su pareja, siendo la depresión materna el más fuerte predictor de depresión en el padre, esta correlación tiene importantes implicaciones en la salud y el bienestar de la familia. Entre las consecuencias de la enfermedad se describen: deterioro de la relación marital, de los lazos entre la madre y su hijo, ya que las mujeres con depresión posparto son menos sensibles a las necesidades del bebé y están emocionalmente menos disponibles para ellos, y los hijos de estas madres tienen menor opción de asistir al control de crecimiento y desarrollo, estar en los programas de inmunización, presentan retraso en su desarrollo y consultan con más frecuencia a los servicios de urgencias. [3]

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