Trocha

Las obras en la trocha fronteriza 1856 no solo destruyeron árboles, sino especies vedadas por el Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones (MINAET), lo que implica que están en peligro de extinción. Uno de los casos más representativos es el del almendro, que fue una de las especies más cortadas y aprovechadas durante la apertura del camino.

Así lo determinó en su inspección el Tribunal Ambiental Administrativo (TAA) que, a su vez, encontró señales de aprovechamiento forestal en sitios fuera de la trocha, que no contaban con los permisos de la Autoridad Forestal del Estado (AFE).

Otro de los problemas ambientales encontrados por el TAA en diversos tramos de la trocha fronteriza es que se hicieron fuertes movimientos de tierra, en muchos casos excesivos para la dimensión del camino, sin las respectivas obras de conservación/mitigación. Adicionalmente, el informe dice que los rellenos realizados y el arrastre de sedimentos mal manejados han provocado el taponamiento de aguas que, al no tener desfogue, han inundado áreas boscosas.

En algunos sectores del camino a Tiricias, por ejemplo, se pudo comprobar cómo algunos árboles ya están muertos producto de la colmatación del suelo como consecuencia de los depósitos de material realizados en el sitio o por las aguas acumuladas a falta de pasos que permitan su desfogue, o el mismo arrastre de sedimentos ante la ausencia de obras de conservación de suelos.

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