Un balance del desarrollo económico y social ecuatoriano
Enviado por balt17 • 25 de Mayo de 2013 • Tesis • 1.799 Palabras (8 Páginas) • 442 Visitas
Un balance del desarrollo económico y social ecuatoriano
Los emprendimientos populares como alternativa a un desarrollo excluyente
Por Fander Falconí (1) y Juan Ponce (2)
Quito, 25 de julio de 2005
En la evolución histórica del Ecuador, se pueden distinguir tres períodos relacionados a la exportación de productos primarios. El primero fue el del cacao, el que duró hasta la Primera Guerra Mundial (Larrea, 1992). El segundo, dominado por un solo producto de exportación, fue el período del banano, el cual experimentó un boom durante 1948-1965, seguido de un lapso de estancamiento. El tercero fue el período del petróleo con una fase de auge desde 1972 hasta 1982, seguido de una crisis durante los 80 agudizada por la profunda crisis financiera de finales de los años noventa, de la que el país no se ha recuperado aún.
Pese a que los productos primarios (recursos naturales renovables y no renovables como petróleo, banano, plátano, café, cacao, abacá, camarón, madera, atún, pescado, flores naturales) han reducido su participación en las ventas externas totales desde los años noventa, el país todavía se especializa en estos productos, que representaron el 79% del total de las exportaciones monetarias en el 2004, según cifras del Banco Central del Ecuador (2005).
En la actualidad, el país negocia en conjunto con Colombia y Perú un Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos. Los Estados Unidos tienen una propuesta económica y política claramente trazada en todas las mesas de negociación –incluyendo la última Ronda XI celebrada en la ciudad de Miami en la semana del 18 de julio--. Sin embargo, no ocurre lo mismo en el Ecuador, en donde hay posiciones que van desde la ceguera acrítica de que "el TLC va porque va", pasando por el escaso entendimiento de las implicaciones económicas, sociales, ambientales y jurídicas de este potencial acuerdo, hasta la propuesta de un plebiscito. Mientras, las negociaciones en los cuartos principales y en las habitaciones contiguas avanzan rápidamente, los grados de coordinación entre los países andinos son bajos, y en términos de una propuesta conjunta, son casi nulos.
La anterior apreciación es relevante, ya que el lugar que ocupa el Ecuador en la división internacional del trabajo no puede ser asumido sin reflexión. La globalización no es un proceso inevitable del que no es posible escapar o al que no se pueda llegar sin ningún tipo de resguardo. La premura con la que se trata de "negociar" el TLC es un aspecto fundamental para el desenvolvimiento futuro del país. De hecho, el TLC producirá modificaciones impensadas en la estructura productiva y en las relaciones sociales del país. La constatación de una balanza comercial positiva no es suficiente; es necesario considerar otros aspectos que no por intangibles son menos substanciales: flujos de capital, derechos de propiedad intelectual, tratamiento de la tecnología de punta, el impacto ambiental de la apertura comercial, la seguridad alimentaria, la geopolítica, entre otros.
Esto significa, además, que existe un contexto internacional, que limita (o potencia, según la visión) las posibilidades de implantar un modelo de desarrollo propio. En todo caso, el proceso de globalización y apertura económica no puede impedir que los países planteen sus propias visiones en cuestiones como la seguridad alimentaria, la sostenibilidad de las economías locales agrarias, y la salvaguarda de las pequeñas y medianas empresas.
El problema de la deuda también tiene profundas implicaciones para el desarrollo actual y potencial del país. En efecto, la deuda pública externa y su pago es quizá uno de los factores más desequilibrantes de la economía. Las renegociaciones y los programas de pagos comprometidos en diversos esquemas como el Plan Baker en los ochenta y el Plan Brady, fracasaron estrepitosamente. Éste último se vino abajo en la crisis de 1999, cuando Ecuador declaró la moratoria de los bonos durante el régimen demócrata cristiano de Jamil Mahuad (Falconí, Oleas, 2004). Entonces, producto de la renegociación de los bonos Brady en el año 2000, se canjearon por los llamados Bonos Global 12 y Global 30.
El gobierno de Mahuad estuvo signado por el conflicto social y político. Jamil Mahuad gobernó entre agosto de 1998 y el 21 de enero del año 2000, cuando una revuelta social y militar le obligó a renunciar y a abandonar el país. El fenómeno de El Niño, la irresponsabilidad financiera, el desgobierno y la corrupción condujeron al país a la peor crisis de su historia económica. En diciembre de 1998 el gobierno garantizó ilimitadamente los depósitos en el sistema financiero. La flamante autonomía del Banco Central saltó en pedazos. La emisión monetaria se desbocó, lo que no impidió la quiebra del 50% de los bancos, pero imposibilitó seguir pagando los bonos Brady (Falconí, Oleas, 2004). En julio de 1999 se bloquearon los flujos internacionales de capital y al final del año el producto interno bruto había caído más del 7%. Este fue el escenario para implantar la dolarización en enero de 2000. El vicepresidente Gustavo Noboa asumió la presidencia el 22 de enero de 2000 y gobernó hasta enero de 2003. Posteriormente, asumió la presidencia Lucio Gutierrez, el cual fue derrocado por un movimiento social en el mes de abril del presente año. Este recuento es importante para visualizar la fragilidad institucional del país.
La deuda pública se situó en US$ 11,062 millones a diciembre del 2004. Durante 2004 el servicio de la deuda pública (amortizaciones e intereses efectivos) representó el 5% del Producto Interno Bruto (PIB), el 20% de las exportaciones totales, el 39% de las ventas externas de petróleo crudo y el 31% de los ingresos corrientes y de capital del presupuesto del gobierno. El endeudamiento privado ha introducido nuevos elementos de perturbación. La deuda privada
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