Unidad X (libro de texto) tipologia textual
Enviado por Dlnauris • 19 de Septiembre de 2014 • Tutorial • 1.268 Palabras (6 Páginas) • 393 Visitas
Actividades de la Tercera semana
Unidad X (LIBRO DE TEXTO)
TIPOLOGIA TEXTUAL
Ejercicios de asimilación
I- Desarrolla las cuestiones siguientes:
1- Establece la diferencia entre los textos escritos en versos y los escritos en prosa
El texto en procesa no existe ritma mientras el texto en verso si la hay.
2.- Describe las etapas de desarrollo del texto narrativo.
Está compuesto por introducción, nudo, y desenlace.
3.- Explica cuál es la función del narrador y define los tipos más usuales.
Es la persona que la historia, Cuenta, leyenda mas usar el narrador, protagonista testigo, monologo interior aquiescente.
4.- Explica la razón por la que algunos estudiosos llaman a la descripción “pintura de palabras”.
Le dicen Ari porque para que el lector al aricimar en la lectura de la descripción pueda hacerse una imagen mental de cómo es el objeto descripto.
5- Define los tipos de descripción tomando en consideración el objeto descrito.
Narrativo, argumentativo, explicativo y descriptivo.
6.- Explica la función de los textos expositivos.
a.- Es informativo, porque presenta datos o información sobre hechos, fechas, personajes, teorías, etc.;
b.- es explicativo, porque la información que brinda incorpora especificaciones o explicaciones significativas sobre los datos que aporta;
c.- es directivo, porque funciona como guía de la
lectura, presentando claves explícitas (introducciones, títulos, subtítulos, resúmenes) a lo largo del texto. Estas claves permiten diferenciar las ideas o conceptos fundamentales de los que no lo son.
II- Lee cuidadosamente la historia siguiente, y responde las interrogantes que aparecen al final:
Aprender a pensar
(Versión libre del cuento de David Owen)
‘El señor Whitson nos enseñaba ciencias naturales en sexto año de primaria. El primer día de clases, su exposición trató de una criatura llamada gatiguampo, animal nocturno y mal adaptado al medio biológico, que se extinguió durante la Era de las Glaciaciones. El maestro hizo pasar un cráneo de mano en mano, mientras explicaba el tema. Todos tomamos notas y, más tarde, contestamos un cuestionario sobre esa lección.
Cuando me devolvió mi prueba me quedé boquiabierto: una enorme equis roja tachaba cada una de mis respuestas. ¡Estaba reprobado! ¡Debía de haber algún error! Había repetido al pie de la letra las palabras del maestro. Inmediatamente supe que toda la clase había salido reprobada. ¿Qué había ocurrido?
Muy sencillo, nos explicó el señor Whitson. Él había inventado ese cuento del gatiguampo. Jamás había existido tal especie. Por lo tanto, cada uno de los datos de nuestras notas era incorrecto. ¿Acaso queríamos que nos aprobara por contestar falsedades?
Huelga decir que nos pusimos
furiosos. ¿Qué clase de prueba era esa? ¿Y que clase de maestro era éste?
Tendríamos que habérnoslo imaginado, prosiguió el señor Whitson. En efecto: mientras circulaba entre nosotros el cráneo (que era de gato), ¿acaso no nos había dicho que no había quedado ningún vestigio del animal? Había hablado también de su visión nocturna, del color de su piel y de otras muchas características de las que él no podría haberse enterado. Para colmo, le había puesto un nombre ridículo, y ni así habíamos maliciado la artimaña. Nos informó que anotaría los ceros de nuestras pruebas en las actas de exámenes oficiales.
El señor Whitson agregó que esperaba que hubiéramos aprendido algo de esa experiencia: los maestros y los libros de texto no son infalibles. Y nadie lo es. Nos recomendó no permitir que nuestras mentes se adormecieran y tener siempre la disposición de hacer una investigación por nuestra propia cuenta. Y cuando estemos seguros, después de habernos documentado, tener el valor expresar nuestra inconformidad si el maestro o el libro de texto nos parecen errados.
Cada lección del señor Whitson constituía una aventura. Todavía hoy recuerdo, casi de principio a fin, algunas de sus disertaciones. Un día nos dijo que su Volkswagen era un organismo viviente. Tardamos dos días en armar una refutación que le pareciera
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