Uso de la bicicleta como medio alternativo de transporte en la ciudad de bucaramanga
Enviado por fhercho66 • 16 de Julio de 2021 • Informe • 2.865 Palabras (12 Páginas) • 88 Visitas
L.Ortiz, N. Apellido 2, N. Apellido 3, N. Apellido 4, N. Apellido 5 / Grupo 10
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Uso de la bicicleta como medio alternativo de transporte en la ciudad de bucaramanga
Luis F. Ortiza, Alumno2a, Alumno3a, Alumno4a, Alumno5 a
a Escuela de Ingeniería Civil – Universidad Industrial de Santander[pic 2]
ABSTRACT[pic 3][pic 4]
La movilidad es de fundamental importancia para la dinámica de crecimiento en ciudades, ya que involucra y conecta los demás servicios esenciales, es por eso que se plantea el uso de la bicicleta como medio de transporte y se debe conocer de primera mano cuales son los factores que incentivan o no su uso, razón por la cual se planteó la siguiente metodología, que se estructuró en base a la aplicación de encuestas, visitas de campo, interacción con la ciudadanía, comparaciones con otras ciudades, para identificar los principales factores que incentivan o desalientan el uso de este vehículo a través de la percepción de los ciudadanos. Los resultados apuntaron a la infraestructura para bicicletas como el principal factor incentivador, seguido de aspectos económicos y relacionados con la salud, la falta de Biciparqueaderos, adecuadas y También la inseguridad presentada como factores desalentadores, principalmente en los desplazamientos diarios, así como la influencia de la topografía durante los desplazamientos en bicicleta. [pic 5]
Este modo de transporte, puede ser una alternativa viable para la reducción de los problemas provocados por la falta de ordenación del territorio y solución eficiente y sostenible a problemas de contaminación, el objetivo de este trabajo fue identificar los factores que interfieren con el uso de la bicicleta como vehículo de transporte en la ciudad de Bucaramanga, Colombia.
El análisis de los datos recopilados señaló una fuerte viabilidad y gran oportunidad de los modos de transporte como la bicicleta para Bucaramanga, siendo deseable, además de una fuerte campaña educativa relacionada con el concepto de compartida, la implementación de sistemas de transporte integrados, para que las calles no sean sólo pasillos, sino también lugares de convivencia.
1. Introducción
Teniendo en cuenta la dinámica de crecimiento de la ciudad de bucaramanga y que esta a su vez viene ligada con problemáticas asociadas a la movilidad, significando dicha situación un gran reto para la planeación y estructuración de las rutas y medios de transporte, se hace necesario entonces el incremento del transporte público de acuerdo a la expansión de la ciudad pues a medida del crecimiento poblacional lo hacen también las distancias entre los sitios de trabajo, estudio y la vivienda. Es así como las instituciones públicas que administran la movilidad han estado bajo presión, principalmente de la sociedad civil, representada por activistas, asociaciones de ciclistas y organizaciones no gubernamentales, para prever la democratización de uso del suelo y minimizando las molestias causadas por atascos, contaminación del aire, contaminación acústica y numerosos accidentes de tráfico (Leão; Faé, 2016).
Dentro de las estrategias que los entes gubernamentales deben desarrollar para disminuir el impacto negativo de los sistemas de transporte convencionales tanto en la salud pública como en el medio ambiente es de gran importancia incluir la promoción y uso de la bicicleta, pues Según Ríos Flores (2015), desde un punto de vista urbano, el uso del vehículo no motorizado como la bicicleta en las ciudades, reduce el nivel de ruido en el sistema vial, contribuye a la producción de un ambiente agradable y limpio, comprime los costos urbanos debido a la reducción de los sistemas de carreteras para vehículos de motor; y aumenta la calidad de vida de los habitantes, en la medida en que puede generar un patrón de tráfico más tranquilo.
Sin embargo, la transformación necesaria para fomentar esta práctica no es sencilla ni a corto plazo pues la bicicleta requiere un espacio público de calidad: calles, aceras bici-carriles y una completa ciclo infraestructura, además que se debe prever los conflictos que deriven de la convivencia de sistemas de transporte publico multimodal y los gremios del comercio quienes rechazan esta alternativa por considerarla nociva para sus negocios, estas variables son asumidas a la hora de dar respuesta a la pregunta de cómo esta carencia de infraestructura para el uso de la bicicleta afecta su uso, permitiendo identificar las potencialidades y situaciones de vulnerabilidad de los actores de la movilidad y servir como insumo a la hora de diseñar planes de mejora del transporte urbano.
2. La bicicleta en el mundo y Colombia
En el mundo hay ejemplos muy interesantes donde la bicicleta excede el 30% de los viajes – como en Copenhague y ciudades en los Países Bajos. También vale la pena anotar que estos otros países han mejorado sus condiciones paulatinamente, pero con políticas claras y decididas para darle un espacio a la bicicleta como medio de transporte (Andersen et al., 2012; van Laake & Pardo, 2018). Esto no solamente es un hecho en varios países nórdicos, sino que otros países de Europa y ciudades de América Latina, Asia y África han comenzado a generar sus propias estrategias para mejorar las condiciones de los usuarios de la bicicleta, generar más kilómetros de infraestructura adecuada para andar en este medio y en general hacer que sea un medio de transporte viable para cualquiera.
En América Latina, las proporciones de uso de la bicicleta están entre 1 y 5% (Ríos, Taddia, Pardo, & Lleras, 2015) e incluso hay lugares donde la bicicleta corresponde a más del 10% de los viajes. El uso de la bicicleta como medio de transporte en la región ha incrementado sustancialmente desde el cambio al siglo XXI, y se han hecho mejoras notables en ciclo-inclusión, comenzando por la construcción de varios cientos de kilómetros de infraestructura para este medio, la creación de alternativas para combinar el uso de la bicicleta con el transporte público y sistemas de bicicleta pública. Sobre este último punto, una revisión de 2014 encontró que en América Latina hay más de 12 mil bicicletas públicas (Ríos et al., 2015), y este número muy probablemente ha incrementado en los últimos años. La Figura 1 presenta las condiciones actuales de uso e infraestructura de varias ciudades de América Latina.
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