Venus, el planeta.

Venus, el planeta.

Venus, la Estrella del Atardecer, es el planeta más cercano a la Tierra -el segundo en orden de distancia al Sol-, pero, debido a su densa y venenosa atmósfera, también es el planeta sobre el que el hombre nunca podrá posarse. Es un planeta fuertemente luminoso gracias, en parte, a su cercanía al Sol pero sobre todo a que posee una gran capacidad para reflejar la luz solar -refleja el 76% de la luz que recibe- lo que le hace aparecer como el objeto más brillante y visible en el cielo, tanto en el crepúsculo como en el amanecer. Esta luminosidad se debe a la capa de nubes de su atmósfera, la cual, por otra parte, no solo sirve como espejo de la luz solar sino que también

Cubre púdicamente la superficie del planeta con un denso velo nuboso que impide su visión. De hecho, la mayor parte de los conocimientos que se tienen sobre la superficie venusiana proceden de inspecciones llevadas a cabo utilizando ondas de radio, que pueden penetrar en la atmósfera de Venus y permitirnos "ver" importantes formaciones como cráteres, montañas y volcanes. No parece que haya grandes cuencas oceánicas. Venus es más llano que la Tierra, sin embargo, existen cordilleras y una montaña en concreto, el llamado monte Maxwell (con 11.000 metros de altura), es más alto que el Everest de la Tierra.

De entre todos los planetas del sistema solar, Venus es el que más se parece a la Tierra en lo que se refiere al tamaño y la estructura. La estructura interna de Venus debería ser similar a la de la Tierra, con una corteza exterior, un manto de material fundido y un núcleo ferroso que debería dar lugar a un campo magnético que, sin embargo, no existe. Inexistencia que podría deberse al hecho de que el planeta tenga una rotación muy lenta. En cuanto a su tamaño, Venus tiene un diámetro de 12.000 kilómetros y por ello hay quien lo llama nuestro planeta gemelo. Sin embargo, es ahí donde se detienen las semejanzas y comienzan las diferencias. Venus es, de hecho, un planeta letal para el hombre y, como decíamos al principio, el ser humano jamás podrá dejar la huella del pie sobre su superficie. La elevadísima temperatura que soporta, así como la densa atmósfera que lo envuelve no permitiría la presencia humana ni siquiera durante unos segundos.

La atmósfera venusiana está compuesta en un 96,5% de dióxido de carbono (mientras que en la Tierra es tan sólo de un 1%). El 3,5% restante está compuesto de nitrógeno, con trazas de oxígeno, monóxido de carbono, argón y dióxido de azufre. También hay un pequeño porcentaje de vapor de agua. Puesto que los componentes de la atmósfera de Venus son bastante pesados, se supone que la presión sobre el suelo es de unas 90 ó 95 atmósferas (las que tendríamos que soportar en el mar a una profundidad de 90 metros). Esto explicaría por qué tantas naves espaciales dejaron de enviar información tan pronto como entraron en la atmósfera venusiana: fueron aplastadas por la presión. De manera que un arrojado astronauta que pretendiese posarse sobre la superficie de Venus no podría soportar esta presión y sería aplastado de inmediato. Además de que, por otra parte, la mezcla de gases enumerada más arriba es sumamente venenosa para el hombre.

La atmósfera de este planeta, además, provoca un fortísimo efecto invernadero que da lugar a que la temperatura de Venus llegue a alcanzar los 475 ºC. Pero hay más curiosidades que afectan a la atmósfera: los datos que han proporcionado las naves espaciales enviadadas han revelado que se producen intensas ventiscas en las partes altas de la atmósfera, de tal manera que las nubes se mueven a una velocidad tan elevada que pueden dar la vuelta al planeta en tan sólo 4 días, mientras que el cuerpo del planeta tarda 243 en girar sobre sí mismo.

No obstante, las curiosidades que nos depara Venus no se acaban aquí. Venus es el único planeta, aparte de Urano y Plutón, que gira en torno a su eje de este a oeste. La mayoría de los cuerpos celestes de nuestro sistema solar se mueven alrededor del Sol en la misma dirección (de oeste a este) en la que giran sobre sí mismos. Sin embargo, Venus lo hace al revés en un movimiento que los astrónomos han dado en llamar retrógrado.

La velocidad de rotación del planeta es muy baja y

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