Viaje Al Interior Del Cuerpo Humano
Enviado por Eztefiitha • 16 de Septiembre de 2013 • 2.365 Palabras (10 Páginas) • 1.921 Visitas
Viaje al interior del cuerpo humano
El cuerpo humano es uno de los sistemas mejor definidos, de los más grandes y mejor formados y estructurados de los seres vivos. Se lleva a cabo en su interior muchas funciones desde sus elementos más pequeños, es decir desde las células.
Desde que nacemos hasta que morimos el cuerpo no deja de realizar funciones en su interior, cada célula, cada hormona, cada aparato, órgano y sistema va cambiando o transformándose o simplemente, volverse uno nuevo pero esto no significa que tengamos que ser una persona diferente a lo mejor al paso de los años cambiamos de forma externa e interna, es decir en anatomía pero en pensamientos, relaciones y acciones seguimos siendo los mismos.
Somos 100 billones de células trabajando todas en perfecta armonía. Dentro de cada célula existe una pequeña “maquina” que le dice cómo ha de crecer y que funciones debe llevar, eso es el ADN (Acido DesoxirriboNucleico) o DNA (por sus siglas en inglés) y es único en cada ser humano. El ADN es la impronta química de nuestra identidad y establece el devenir de nuestra existencia.
Desde nuestros primeros momentos de vida se van conformando nuestros órganos y claro esta en que se están desarrollando funciones, pero cada vez que crecemos dentro del cuerpo de nuestra madre se vuelven cada vez mejores y cada vez más listos para el momento en que debemos de salir al mundo exterior, al principio es difícil porque al salir nos exponemos a bacterias, algunos de nuestros órganos no están bien desarrollados, la temperatura es otra, no tenemos sistemas desarrollados como el inmunológico y órganos como el de la vista y no regulamos la temperatura porque el hipotálamo es el encargado de esa función pero aun no está desarrollado a esta edad.
Es imposible definir lo que significa nacer a pesar de que todos hemos pasado por ello, es sorprendente y traumático. Durante el nacimiento se experimenta un aumento de adrenalina mucho más intenso que un ataque al corazón, esta oleada de adrenalina es lo que nos ayuda a vivir ya que incita a nuestros pulmones a respirar por primera vez.
Cuando nacemos corremos el riesgo de morir asfixiados porque nuestros pulmones están llenos de líquido amniótico, en la parte de superior de nuestros riñones las glándulas suprarrenales llenan la corriente sanguínea haciendo que los músculos que necesitan oxígeno empiecen a contraerse y hacemos la primera inhalación; haciendo que el aire pase por la tráquea y fluya por los bronquios y de ahí a los alveolos que absorben el oxígeno hacia la sangre y expulsan el dióxido de carbono que exhalamos en cada respiración.
Nuestro organismo tiene que aprender a adaptarse a vivir fuera del vientre materno. Nuestro corazón no más grande que una nuez tiene un pequeño problema los primeros días de vida: existen dos orificios uno en la aorta y otro en el mismo corazón, estas dos aberturas no son anomalías, son un vestigio de nuestra existencia antes de nacer, cuando la sangre circulaba por los vasos sanguíneos hasta la placenta. La función de estos dos orificios era desviar la sangre de los pulmones cuando estábamos en la matriz, pero una vez en pleno funcionamiento estos quedan sellados y el corazón funciona con normalidad.
Con unos días de vida apenas sabemos nada del mundo que nos rodea y todo lo que hacemos es instintivo, incluyendo la lactancia.
En los primeros días la función de los riñones es mantener el agua en el organismo. Mientras tanto el sistema digestivo ha de limpiar sus conductos para poder ingerir su primer alimento puesto que está inundado de líquido amniótico digerido y células muertas, es una sustancia viscosa como el alquitrán de un color negro verdoso llamado meconio y es evacuado en cuestión de horas, la leche materna acelera el proceso, puede presentarse durante el parto a lo que significa que el bebe debe ser sacado inmediatamente de la matriz para que no aspire la sustancia y dañe los pulmones.
Al primer mes de vida empezamos a percibir y explorar lo que nos rodea. Y aunque ya llevamos un mes de nacidos aun no podemos regular nuestra temperatura corporal, ya que el hipotálamo aún no se ha desarrollado y nuestro cerebro de bebé esta bajo presión ya que está realizando 10 billones de cálculos simultáneamente por segundo y el hipotálamo no puede mantenernos calientes y corremos el riesgo de sufrir una hipotermia.
Por suerte estamos preparados y disponemos de una capa especial de tejido que nos ayuda a mantenernos calientes, es el tejido adiposo, además del tejido adiposo blanco, nacemos con tejido adiposo marrón que es común con los animales que invernan. Este tejido graso va desapareciendo conforme va creciendo el hipotálamo, el cual va tomando su función de regular la temperatura.
La leche matera nos proporciona todos los nutrientes que necesitamos, ingerimos aproximadamente medio litro al día. Es más que un alimento completo ya que también nos protege de un peligro oculto: las bacterias, son invisibles y potencialmente mortales.
Nuestra piel está sometida a un ataque constante, hay 10 veces más bacterias que células humanas dentro de la capa externa de nuestro organismo. Nuestro sistema inmunológico todavía no está formado, por lo tanto no podemos combatir las infecciones por nosotros mismos.
Durante la lactancia nuestra madre recibe los mismos gérmenes que nos atacan, y ella a través de la leche nos proporciona los anticuerpos necesarios hasta que nuestro sistema inmunológico se configure.
A esa edad el ir a cualquier lado supone una recarga sensorial, demasiados ruidos, luz y olores.
Dentro de nuestras fosas nasales los nervios olfativos especializados oscilan con la corriente de aire que entra al respirar, estos detectan elementos químicos y envían una señal eléctrica al cerebro que interpreta estas señales como olores, nuestro sentido del olfato es muy sensible y pronto aprendemos a reconocer olores y a identificar a nuestra madre por su olor.
En este extraño mundo que nos rodea es muy ruidoso y nos bombardean cientos de sonidos desconocidos. Las ondas sonoras hacen vibrar el tímpano, en la parte opuesta a este tres huesos fijos llamados osículos vibran al unisonó, estos huesos son los más pequeños del cuerpo y no crecen, sin ellos no oiríamos.
El yunque, el martillo y el estribo amplifican el sonido 22 veces más, las vibraciones amplificadas alcanzan el oído interno, la cóclea, esta está recubierta de delicados filamentos llamados cilios. Cuando las ondas pasan por la cóclea los cilios se desplazan, en la parte superior hay células ciliadas para las bajas frecuencias, en la inferior cilios más frágiles para las altas frecuencias.
Con el tiempo los sonidos fuertes acabaran dañando estas microvellosidades pero de bebes nuestro
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