ÉTICA AMBIENTAL

ÉTICA AMBIENTAL

Este es un tema que preocupa a todos los seres humanos y en especial a aquellos que promueven el desarrollo científico y tecnológico en nuestra sociedad, a raíz de esto, se han creado diversas teorías, prácticas e intervenciones en el ámbito de la ética ambiental, teniendo en cuenta que las acciones o decisiones que tomemos frente al desarrollo o crecimiento de un sector, va a tener un impacto en el ecosistema; Como lo refiere el autor en su tercera (3) idea “ la del hombre como modificador de la naturaleza, centrada en él mismo y en la autonomía de su acción” (Glacken 1996: 652). Teniendo en cuenta esto, vemos en la práctica, la carencia de normatividad para las acciones que se ejercen sobre la naturaleza, lo cual ha traído consecuencias graves al medio ambiente debido a la mala praxis, unos de estos resultados del proceso de explotación ambiental es: la polución, la degradación de los ecosistemas, la destrucción del hábitat de numerosas especies vivientes y la crisis de la biodiversidad. El hombre, con sus acciones está provocando un ecocidio y con éste, está llevando a su propia extinción, dice C. Larrère, que pone de manifiesto la limitación y fragilidad de la naturaleza, ésta “se convierte en una medida normativa de los límites de nuestra acción” (1996: 1029). De acuerdo a esto la naturaleza debe ser preservada o conservada por lo tanto debemos respetarla; por eso en los últimos años se ha incrementado la preocupación por mantener practicas adecuadas que permitan conservar el ecosistema, pero por diversas razones, no se ha tomado una verdadera conciencia sobre las consecuencias y las afectaciones que pueden traer a la salud humana y al medio ambiente; en el momento de reflexionar acerca de estas cuestiones no debe ser olvidada la ecuación de Kormondy: “de acuerdo con un dicho común, las tres amenazas de la humanidad son las tres P: Polución, Población y Pobreza” (1973: 209-210). Por esto la ética ambiental entra a jugar un papel muy importante, ya que en el afán de dominar los espacios, mediante el crecimiento de la industria debemos también aumentar la “responsabilidad moral”, paralelo al de nuestra “responsabilidad causal” (Vecca 1990). Para este nuevo contexto, resulta adecuada la definición de H. Jonas, según el cual responsabilidad “es el cuidado, reconocido como deber, por otro ser, cuidado que, dada la amenaza de su vulnerabilidad, se convierte en preocupación” (1984: 357).

La ética ambiental quiere ir más allá de las teorías o las leyes creadas, quiere que tengamos una mayor responsabilidad, lo cual implica aumentar las obligaciones y los deberes en función del cuidado de la naturaleza y su biodiversidad, así como el incremento de la calidad de vida de los seres humanos; pero no es solo el crear nuevas normas o que este conocimiento de los posibles daños en el ecosistema se quede en un grupo de investigadores

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