Futbol: Deleite y repulsión

Miguel Bastidas

Si en el mundo contemporáneo el fútbol ha sido relacionado con la mercantilización y la violencia, generando repulsión hacia determinados hinchas y dirigentes, por qué la práctica de este deporte como un juego que genera deleite puede servir de hoja de ruta o estrategia para la construcción de ciudadanías diversas.

El futbol se ha visto permeado en demasía por la mercantilización y la violencia. Los equipos de futbol en gran medida dejaron de serlo para convertirse en empresas, sociedades comerciales con fines meramente económicos, y juguetes de multimillonarios, quienes no saben qué más hacer con su dinero. De igual forma, la violencia se asocia directamente con el deporte rey, pues las noticias que tienen como titulares el asesinato por una camiseta de fútbol abunda en la web.

Aun con todos estos obstáculos para muchos hinchas y dirigentes, los clubes y estadios no son públicos o privados, son comunes, les pertenecen simbólicamente a los hinchas. El club es una de las pocas cosas que los acompaña toda su vida, por tanto, es común a ellos y sigue teniendo gran influencia en la vida de quienes tratan de recuperar lo que han venido perdiendo las últimas décadas. Culturalmente, está tan arraigado el futbol que es normal ver a familias quienes cada fin de semana se reúnen para ver el partido de su equipo favorito, incluso, recurro a mi situación personal. En mi caso, el equipo de mi ciudad es tan importante para la población que es imposible no notar el cambio de aura en el ambiente, cuando el equipo juega todos están expectantes, se preguntan entre los amigos cómo va el encuentro y se comenta el desempeño de los jugadores, cuando gana, las relaciones sociales mejoran por un periodo de tiempo, la gente sonríe más y se levantan los ánimos, sin embargo, cuando pierde, se observan caras largas, un pequeño vacío emocional que se expresa entre los conocidos con la expresión “perdimos no?”, dando a entender una participación conjunta entre hinchas y jugadores.

Ahora bien, la sociedad sufre de muchas afecciones tales como la violencia a razón de la ideología política, del género, de la sexualidad, y como vimos, de la preferencia futbolística. En nuestro país es innegable la utilización de la violencia, desde antaño, como herramienta para resolver conflictos, el futbol, entonces, puede ser el instrumento ideal para transformar la cultura violenta de países como el nuestro, y promover una resolución más pacífica de conflictos, incluir a las personas más apartadas, unir a los individuos en pro del bienestar social y la construcción de ciudadanía. A continuación, presentaré algunos de los ámbitos en los cuales este deporte puede incidir positivamente.

El primero se refiere a la posibilidad de ser una válvula de escape para las comunidades golpeadas por el conflicto armado, si bien en la antigüedad el escape se predicaba respecto de las emociones alteradas de los hombres, en esta ocasión se haría respecto de la dura realidad de los grupos sociales. El futbol es polisémico, no necesita grandes canchas ni balones de marca para practicarlo. Es por ello por lo que puede ser implementado prácticamente en cualquier lugar. Lo importante es darle a la sociedad afectada una oportunidad de entretenimiento, remplazar el sonido de las balas por el de los gritos de gol.

...